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Discursos dados por Sai Baba

11. 06/05/05 Ganar el amor de su madre, ganar el amor de Dios

GANA EL AMOR DE TU MADRE PARA GANARTE EL AMOR DE DIOS

GANA EL AMOR DE TU MADRE PARA GANARTE EL AMOR DE DIOS

6 de Mayo de 2005

Kodaikanal

Día de Eswaramma

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“Cuando el hombre nace de la matriz de su madre
no lleva guirnaldas de ningún tipo alrededor de su cuello.
Ni perlas, ni oro, ni una sarta de gemas o un collar de topacios
o rubíes u otras preciosas gemas pueden verse, ni como ejemplo.
Sin embargo, sí lleva una guirnalda alrededor del cuello,
la ininterrumpida cadena de los efectos de las buenas y las malas obras
de sus vidas pasadas, ensartadas por el Señor Brahma.
(Poema Telegu)

¡Encarnaciones del Amor!

El amor de la madre es más noble y supremo que el amor de todos los amigos y parientes en el mundo. El poder de la madre no tiene comparación. Es por ello que llamamos Madre Patria a nuestro país natal. El país de Bharat es como nuestra madre. En esta sagrada tierra nuestra se han estado desarrollando varios tipos de energía desde tiempos remotos. Hombres grandes y santos como Ramakrishna Paramahamsa y Vivekananda, lograron adquirir gran poder espiritual sólo debido a la fuerza de las bendiciones de sus madres. La sacralidad del corazón de una madre y la fuerza de sus bendiciones no tienen par. Lamentablemente, empero, la gente es incapaz de entender correctamente el amor de una madre, no sólo en nuestro país sino que en todos los países.

Es un gran pecado el abandonar a una madre con un tal poder divino. Sólo para recordarle a la gente la nobleza y sacralidad de la madre es que se le ha acordado a ella el primer lugar en el campo espiritual, exhortando a la gente a adorarla primero como Dios. Se dice “Mathrudevo Bhava” (adora a la madre como Dios); “Pithrudevo Bhava” (adora al padre como Dios); “Acharyadevo Bhava” (adora al maestro como Dios); “Athithidevo Bhava” (adora al huésped como Dios). Y a la madre se le ha dado el primer lugar en ese orden. Sólo cuando defendamos el honor y la dignidad de la madre tendremos derecho a ser llamados verdaderos hijos. La vida de una persona que no ha logrado ganarse el amor de su madre es sólo un desperdicio. Por ende, deberemos ante todo adquirir el merecimiento de ganar el amor de la madre. Nadie puede describir con palabras el amor de una madre. Es únicamente por la fuerza de la voluntad de una madre que un hijo surgirá en la vida. Por lo tanto uno habrá de respetar y amar a su madre. A ella habrá que darle el lugar de honor. Y sólo gente así podrá realmente conducir al país. Podemos o no adorar a otras deidades, mas deberemos ciertamente adorar a nuestra madre como Dios. Jamás debiéramos olvidar el amor de nuestra madre. El amor de una madre es supremo. Es solamente por el amor de la madre que se desarrollan sentimientos divinos en los niños. En donde haya una madre con nobles cualidades, ciertamente habrá todo tipo de paz y de prosperidad. Es necio anhelar el amor de la gente, ignorando el amor de la propia madre. Por lo tanto uno debiera venerar y respetar a la madre. Uno debiera intentar experimentar el amor de la madre.

La madre de Sri Ramakrishna Paramahamsa era una noble dama. Incluso en terribles circunstancias cuando carecía de alimento y agua, mantenía una decidida fe y devoción por Dios y pasaba su tiempo dedicada a cultivar nobles pensamientos y a llevar a cabo nobles obras, ganando con ello la gracia de Dios. Es sólo cuando uno respeta a su madre y se gana su amor es que puede ser tildado de ser humano en un sentido real. No existe un Dios mayor en este mundo que la propia madre. Lamentablemente, hoy en día la gente olvida esta verdad y va a diferentes lugares en busca de Dios. En lugar de ansiar fervientemente al Dios invisible, uno debiera adorar y servir a la divinidad viviente que está justo al frente suyo. Muchas personas emprenden diferentes acciones como penitencias, peregrinaciones a lugares santos, adoración y otros rituales con el objeto de obtener el Darshan de Dios, pero nada de eso servirá. Uno no puede ganarse la gracia de Dios sin haberse ganado primero el amor de su madre. El amor de la madre fluye como una corriente oculta en cada ser humano. Si revisaran la historia de cualquier personaje, será obvio que pudieron alcanzar tales alturas en la vida sólo con la ayuda del amor de sus madres. Cuando uno lleva su vida de acuerdo a los nobles pensamientos de su madre, será relevado de todo tipo de sufrimientos. Uno podría o no respetar a cualquier otra persona, pero definitivamente habrá de respetar a su madre. Uno debiera dedicar toda su vida a ganarse el amor de su madre. El amor de la madre es siempre desinteresado. Debemos aprender a cultivar un amor así. Dondequiera que vayan, a quienquiera que vean, descubrirán que esas personas se han hecho prósperas únicamente con las bendiciones del amor de sus madres. Si uno no llegara a ganarse el amor de su madre, ¿cómo podría esperar ganarse la gracia de Dios? Por ende, primero y ante todo deben empeñarse en ganar el amor de su madre. No debieran emprender ningún trabajo que pueda herir los sentimientos de su madre. El corazón de una madre es muy tierno. Por eso uno no debiera herir los sentimientos de la madre.

Sri Ramakrishna Paramahamsa nació en una familia muy pobre. Su madre lo crió pidiendo limosna. Todo el poco alimento que podía reunir mendigando en las calles, lo usaba para alimentar a su hijo y ella se quedaba sin comer. Después de un tiempo, se debilitó mucho y su salud se deterioró. Un día Ramakrishna le preguntó, “Madre, ¿por qué está debilitándose así tu salud?” Una vecina respondió a la pregunta diciéndole, “¡Querido Hijo! Tu madre te está sustentando, mendigando en las calles. Te da a ti todo el alimento que reúne y por eso se queda ella sin comer. Por favor, no hagas sufrir a una madre así que es una encarnación del amor.” De ahí en adelante, Ramakrishna se preocupó de mantener a su madre sana y animosa. Solía alimentar primero a su madre con el alimento que reunía desde varias casas en la aldea y compartía únicamente lo que sobrara. Actuando así pudo ganarse la gracia de la Madre Kali y tener Su Divina Visión.

La cultura de Bharat ha puesto gran énfasis en la enseñanza de “Mathrudevo Bhava” (venera a la Madre como Dios) y “Pithrudevo Bhava” (venera al Padre como Dios), más que en cualquier otro aspecto. Una persona que haya podido ganar el amor de su madre puede ganar todo lo demás. Sri Ramakrishna Paramahamsa pudo alcanzar renombre para sí mismo sólo porque pudo ganar el amor de su madre. ¿Cuántas grandes personas hay en el Estado de Bengala Occidental? ¿Cuántas gentes de nobles cualidades, ricas y educadas hay allí? Mas no pudieron tener éxito en la vida debido a la falta de fe en Dios. Ha sido sólo Ramakrishna Paramahamsa quien pudo llevar una vida ideal al amar a su madre y acatar sus mandatos, debido a su fe y devoción implícitas en su madre. Solía enseñarle a las gentes que no hay nada más grande y noble en este mundo que el amor de la madre. La madre, en verdad, es Dios. Por eso no es ni bueno ni correcto herir los sentimientos de la madre que es la encarnación del amor. Sólo cuando desarrollamos amor hacia nuestra madre, nuestra vida se volverá feliz y próspera. Por ende, primero y ante todo, debemos empeñarnos en ganar el amor de nuestra madre. Todo lo que haga la madre, será para nuestro propio bien. Debemos desarrollar una firme fe en eso. Si tomaran la historia de cualquier gran persona en este mundo, le deberá su grandeza a su madre.

Los estudiantes de la época actual son incapaces de ganarse el amor de sus madres. La madre sufre grandes pruebas, está preparada hasta para emprender pesados trabajos para ganarse una pocas rupias, para de alguna manera criar y educar a sus hijos. ¡Qué inmenso sacrilegio es el olvidarse del amor de una tan noble madre! Sólo la persona que puede ganarse el amor de su madre, puede ganarse también el amor de Dios. No hemos nacido de la tierra o el cielo; hemos nacido de la matriz de nuestra madre. Es posible que, a veces, surjan diferencias entre una madre y un hijo. Mas la madre no llega a odiar a su hijo por ese motivo ni lo abandona. Puede haber hijos que odien a sus madres, mas no existen madres que odien a sus hijos. La madre aspirará siempre al bienestar de su hijo. Incluso si llegaran a un tribunal con alguna disputa, la madre dirá, “Él es mi hijo y yo soy su madre”. No se podrán referir el uno al otro de manera distinta. La madre luchará siempre por la seguridad, la salud y el bienestar de sus hijos. El hombre está pasando por muchas dificultades hoy en día, por ignorar el amor de una madre tan noble. Si se empeñan en ganarse el amor de su madre, pueden ganarse el amor de todas las demás personas. El amor de sus madres estará siempre con ustedes, guardándoles y guiándoles constantemente en todos sus esfuerzos. Lamentablemente la gente no es capaz de darse cuenta de esta Verdad. Piensa “Basta con proveerle algunos bocados de alimento a la vieja”. Tienen una mentalidad tan estrecha y son tan egoístas. Es un grave error el pensar que su responsabilidad termina al proporcionarle algo de alimento a sus madres. La madre habrá de mantenerse siempre en alta estima y ser servida. Debe hacerse que se sienta feliz y contenta.
Pundarika era un gran devoto del Señor Panduranga. Siempre mantuvo el punto de vista que el servicio a los padres era de suma importancia. Un día, estaba sirviendo a sus padres masajeándoles los pies. Para poner a prueba su amor por sus padres, el Señor Panduranga apareció frente a él. Mas Pundarika no quiso ser distraído y continuó atendiendo a sus padres. Entonces el Señor Panduranga le preguntó, “¡Mi querido hijo! He aparecido ante ti para darte Mi Darshan; pero tu no Me miras. ¿A quién estas sirviendo con tan concentrada devoción?” Pundarika respondió que estaba sirviendo a sus padres. Entonces, el Señor Panduranga inquirió, “¿No es Dios superior a los padres? ¿No quieres tener Mi Darshan al menos por un segundo?” Mas Pundarika no se distrajo. Replicó, “Mis padres son divinidades vivientes para mí. No puedo tener Tu Darshan, a menos que haga dormir a mis padres. Si quieres darme Tu Darshan, te puedes quedar de pie sobre el ladrillo hasta entonces.” Y, así diciendo, empujó un ladrillo hacia el Señor Panduranga. El Señor alabó su amor y devoción por sus padres y declaró, “El mundo estaría siempre a salvo y sería próspero si todas las gentes cultivaran tal amor y devoción hacia sus padres. Que hijos nobles como tu proliferen en este mundo.” De ahí en adelante, continuaron desarrollándose en Pundarika grandes ideas de sacrificio y desapego. Pasó su tiempo felizmente sirviendo a sus padres y ganándose su amor.

Putlibai era la madre de Mahatma Gandhi. Observó un voto desde sus primeros días: nunca tomaba su alimento en la tarde sin escuchar el canto del cuclillo. Gandhi era un niño entonces. Un día, ya eran las 3 de la tarde y su madre no tocaba su alimento, porque el cuclillo no había cantado. Gandhi no podía soportar ver a su madre con hambre, de modo que ideó un plan. Se fue detrás de la casa e imitó el canto de un cuclillo. Luego entró a la casa y le suplicó a su madre, “Madre, ha cantado el cuclillo. Puedes comer ahora.” La madre, no obstante, pudo darse cuenta que su hijo mentía. Se enojó mucho, lo atrapó y le pegó dos veces en las mejillas; no pudo contener su enojo y su angustia. Lo regañó, diciendo, “Es mi infortunio el haber parido a un mentiroso como tú”. Gandhi se arrepintió entonces de su travesura y le rogó a su madre que le perdonara. También hizo la promesa de que, en adelante, jamás diría una mentira en su vida. Así era que las madres, antes, solían enseñarle a sus hijos la buena conducta y ponerlos en el camino correcto. Madres ideales así son muy escasas actualmente en el mundo. Las madres actuales siempre pensarán, “Mi hijo debiera obtener buenas notas y distinciones en los exámenes. Debiera adquirir altos diplomas y ganar miles de rupias. Debiera alcanzar una alta posición en su carrera.” Hay cientos de madres así hoy en día. Mas no hay ni una sola que le enseñe a su hijo, “¡Querido hijo! Rézale a diario a Dios. Nunca te olvides de Dios”. Esa es la razón por la cual el país de Bharat está enfrentando innumerables dificultades. Los Bharatiyas de antaño, solían orar a diario, “¡O Rama, Krishna, Govinda!” Solían cantar incesantemente el nombre divino. Mas las cosas han cambiado. Ahora no existe tal contemplación del divino nombre. Por otro lado, los deseos mundanos han proliferado. La cultura de Bharat siempre ha exhortado a las gentes, “Sathyam Vada” (habla la Verdad) y “Dharmam Chara” (sigue la Rectitud). Desgraciadamente, las gentes de hoy actúan al contrario de tales nobles ideales. Los distorsionan como “Sathyam Vadha” (mata la Verdad) y “Dharmam Chera” (encarcela la Rectitud).

Una vez, Easwaramma vino a Mí y pidió, “¡Swami! Varias madres pobres han venido acá con sus hijos. No tienen nada que comer. Por favor, bendícelas.” Entonces les presté la ayuda adecuada y así cumplí el deseo de Easwaramma. Otro día, vino a Mí y expresó así su angustia, “¡Swami! Pequeños de cinco años están caminando a diario de ida y regreso hasta Bukkapatnam para asistir a la escuela. ¿Cómo pueden estudiar después de recorrer una distancia tan larga cada día?” Entonces, convoqué a sus padres y les aconsejé, “Estos pequeñuelos pueden aprender más de sus madres que de sus maestros en la escuela. En lugar de enviar a niños tan chicos a tanta distancia para educarlos, enséñenles primero lo poco que ustedes sepan. Enséñenles las primeras letras que sepan.” Más tarde, establecí una escuela en Puttaparthi y satisfice el deseo de Easwaramma.

Las madres de aquellos días, aunque eran inocentes y analfabetas, nunca dejaron de orar a Dios. Amen a Dios. De nada sirve desperdiciar su tiempo en asuntos mundanos. Nunca debiéramos tratar de imitar a otros. Debemos tratar de desarrollar fe en la Verdad que se manifiesta desde nuestro propio corazón. No es bueno desarrollar odio hacia otras castas y religiones. Uno debiera desarrollar la fe en la propia religión y seguirla diligentemente.

Una vez, cuando este cuerpo era un estudiante, se Me acercaron algunos líderes políticos y pidieron, “¡Raju! Entendemos que escribes bien poesía. Hemos arreglado una reunión donde se espera que participen varios de los nuestros. Te pedimos que por favor escribas una buena canción que pueda inspirar a nuestra gente.”Era los días de la Segunda Guerra Mundial. Adolf Hitler avanzaba hacia la conquista de varios países en Europa. Intentaba marchar hacia Rusia. India estaba entonces bajo el control de los británicos. Con toda esta situación escribí una corta comedia. En esa comedia puse a una muñeca de goma en una cuna y canté lo siguiente mientras la mecía suavemente :

“No llores mi niño, no llores.
Si lloras, no serás llamado el valeroso hijo de Bharat.
¿Llorabas, porque el asesino Hitler
invadió la Rusia inmortal?
El Ejército Rojo y el bravo Stalin
Están allí para aplastar a Hitler; no llores.
¿Por qué lloras mi niño, por qué lloras?
Lloras porque nuestro pueblo carece de unidad.
Todo el pueblo se unirá y luchará
por nuestra libertad; no llores
India ciertamente logrará la libertad.
No llores, mi niño, no llores.”

Las madres de esos días solían cantar inspiradoras canciones patrióticas así y enseñarle buenas cosas a sus hijos. Solían moldearles el carácter para hacerlos como los héroes del país. Solía no haber en absoluto lugar para falsedades en su lenguaje. Mediante sus veraces palabras, solían formar a sus hijos en la senda de la verdad.

En una ocasión la aldea de Puttaparthi se vio afectada por enfermedades infecciosas como el cólera y otra epidemia. Varias personas murieron como consecuencia de ellas. Entonces, les advertí a los niños de la aldea que estas enfermedades se difundían por tomar agua contaminada e ingerir alimentos impuros, por lo cual habían de poner especial cuidado al respecto.

Les exhorté, “Purifiquen el agua y luego beban. Coman sólo alimento limpio y saludable, en pequeñas cantidades. No sólo eso, mantengan sus bocas siempre frescas y limpias; varias enfermedades les afectarán debido a una boca no aseada. No es bueno que coman todo lo que encuentren, cuando tengan hambre. Ya sea para mantener una buena salud o felicidad, es importante la gracia de Dios. Por lo tanto, récenle siempre a Dios.” La felicidad se puede lograr únicamente a través de una constante contemplación de Dios; nada más. No es algo que pueda lograrse con objetos externos. Sólo puede brotar del propio corazón de uno. Para que podamos tener buena salud y felicidad, ciertamente que deberemos contemplar a Dios y, con ello, santificar nuestro tiempo.

Fueron únicamente los padres que llevaron vidas ideales los que alimentaron y formaron a nuestro país de Bharat desde los tiempos antiguos. Lamentablemente, hoy no encontrarán hijos que obedezcan a sus padres. La juventud de hoy desecha las palabras de sus padres como si fueran cosas de locos y las ignora. Eso no es correcto. No son dichos de locos; son, en verdad, palabras veraces pronunciadas desde lo profundo de sus corazones. Dios escuchará ciertamente las plegarias dichas con pureza de conciencia y derramará Su gracia sobre tales personas. Por ende, uno debiera rezarle siempre a Dios en la forma que uno prefiera, y santificar su vida por la gracia de Dios. Desde tiempos antiguos, las mujeres de Bharat le ofrecían plegarias como estas a Dios, con toda sinceridad y devoción. Esa fue la razón por la que la tierra de Bharat pudo alcanzar grandes alturas.

¡Encarnaciones del Amor!

Deseo que tanto ustedes como los hijos que les nazcan sean sagrados, contemplen constantemente a Dios. Sólo cuando los padres llevan buenas y nobles vidas, serán buenos y nobles los hijos. Por ende, los padres habrán de ser buenos, en primera instancia. Desgraciadamente, los padres de hoy son incapaces de sentar un ejemplo para sus hijos, con el resultado que los hijos están tomando por malos caminos. Las sagradas enseñanzas se han extinguido hoy en el país de Bharat. Las madres, en la India antigua, solían enseñarle buenas cosas y buenos hábitos a sus hijos, como :

Levántense temprano por la mañana, con el canto del gallo.
Tomen un baño después de las abluciones de la mañana.
Lleven vestimenta decorosa.
Coman apropiada y moderadamente.
Vayan a la escuela y estudien diligentemente.
Gánense un buen nombre.
No salgan cuando esté lloviendo
y nunca se acerquen a los canales de riego.
Participen en los juegos,
corran y jueguen.
Si se guiaran por estas reglas
tendrán tanto salud como riqueza.
(Poema Telegu)

Hoy en día, tanto los mayores como los niños no se están cepillando adecuadamente los dientes. Es por eso que todo tipo de enfermedades proliferan por nuestra culpa solamente. Para ambos, tanto lo bueno como lo malo, sólo nosotros somos responsables. Ellos no aparecen por sí mismos. Cuando cultivamos en nosotros sentimientos sagrados, seremos recompensados con buenos resultados. Para que se arraiguen en nosotros los sentimientos sagrados, debemos cultivar buenos hábitos.

“En verdad, es mejor el conocimiento que la práctica mecánica. Mejor aún es la meditación. Mejor que la meditación es la renuncia al fruto de nuestras acciones. Porque una tal renuncia al fruto de todas las acciones resulta, en verdad, en liberación.” [Gita, Cap. 12, Sloka 12]

Si estuviéramos dedicados a buenas actividades desde temprano en la mañana hasta que nos vayamos a la cama, eso mismo se convertiría automáticamente en una práctica. De hecho, el país necesita una juventud así. ¿Quiénes son jóvenes? La gente piensa, generalmente, que los muchachos y niñas entre los 18 y los 20 años de edad constituyen la juventud. Esto no es correcto. Sólo la gente con pensamientos nobles es la que puede considerarse como joven. De ahí que uno deba cultivar pensamientos nobles. Tan pronto como se levanten, su primera acción debiera ser la de entonar el divino nombre, “¡Rama! ¡Krishna! ¡Govinda!” Otra vez, antes de irse a la cama, deberán cantar el divino nombre. Cuando entonen así el divino nombre, siempre tendrán buenos pensamientos. Hoy, lamentablemente, la gente se olvida por completo de cantar el divino nombre. La gente piensa que es grandemente educada y que posee importantes diplomas, pero eso no le ayudará a transitar por la senda correcta. La educación que no desarrolle la indagación dentro del sí mismo de cada uno, ¡no es en absoluto educación! ¡Sólo conducirá a la agitación! La mera lectura de libros no constituye educación. La lectura de libros contribuirá tan sólo a la adquisición de un conocimiento libresco. Eso es conocimiento artificial. El conocimiento real sale del corazón. Cuando los jóvenes hombres y mujeres se den cuenta de esta Verdad y la propaguen, el país progresará en todas direcciones.

¡Encarnaciones del Amor!

No pierdan su tiempo leyendo voluminosos libros, pensando que ellos les ayudarán a adquirir gran saber. Uno debiera leer aquellos libros que ayuden en la contemplación del nombre divino. No se queden satisfechos con haber logrado un mero conocimiento libresco. Este conocimiento no es sino superficial. Lo que realmente necesitan es el conocimiento del Sí Mismo, esfuércense por adquirirlo. Se manifestará desde adentro. No puede ser adquirido desde fuentes externas. ¿No es un hecho que, mientras más caven en el lecho del río, más agua saldrá de la arena? De manera similar, mientras más eliminen los malos pensamientos en ustedes, más conocimiento sagrado y pensamientos sagrados se manifestarán en ustedes. Pureza, Estabilidad, Sabiduría y otras nobles cualidades como estas se manifiestan únicamente desde el propio corazón de uno. Primero y ante todo deberán cultivar pensamientos sagrados y nobles. Mas no necesitan darle crédito a todo lo que se diga. Siempre habrán de pisar la senda sagrada.

Las madres en los tiempos antiguos solían enseñarle tales cosas sagradas a sus hijos. Es por ello que los niños de aquellos días solían dedicarse a la constante contemplación de Dios, con el resultado que el país era constantemente protegido por Dios. No es el cuerpo el que es importante para nosotros, son los pensamientos y los sentimientos. Muchas gentes preguntan, “¿Dónde está Dios?” A ellas les digo, “¡Amados! Yo soy Dios; ustedes también son Dios”. Esta es la Verdad. ¿Por qué habríamos de sentir temor por expresar esta Verdad? Dios es omnipresente. ¡Todos son encarnaciones de Dios! Hay divinidad en cada ser humano. Si no, no podríamos vivir en este mundo. Se debe sólo a nuestra fe en Dios que hemos podido sobrevivir hasta hoy en este mundo. Una pequeña historia para ilustrar este punto: Había una vez un marido y mujer en una aldea. La mujer pasaba constantemente entonando el nombre divino “¡Rama! ¡Krishna! ¡Govinda!” y adorando a Dios diariamente. El marido, sin embargo, no llevaba a cabo adoración ni contemplación alguna a Dios, sino que atendía a sus labores diarias. La mujer solía sentir, “¡Qué lástima! Mi marido no entona el divino nombre ni al menos una vez al día”. Una noche, el marido no podía conciliar el sueño y se daba vueltas, inquieto, en la cama. En esos momentos, dijo casualmente “¡Rama!” Su mujer se sintió dichosa al oír el divino nombre saliendo de labios de su marido, aunque no intencionalmente. Al día siguiente, tan pronto se levantó, juntó todo el arroz que había en la casa, lo cocinó y, jubilosa, fue a alimentar a los pobres. El marido que la observaba, le preguntó, “¡Qué es lo que pasa! Estas cocinando y alimentando a los pobres hoy, ¿cuál es la ocasión especial?” La mujer replicó, “Anoche, escuché el divino nombre de ‘¡Rama!’ saliendo de tu boca. Mi corazón rebosó de alegría al escuchar el divino nombre de tus labios, de ahí la celebración.” Al escuchar la respuesta de su mujer, el marido se sintió apenado y pensó para sí mismo, “¡Ay de mí! He instalado a Rama en mi corazón y le he adorado allí todo el tiempo. ¿Es que Rama habrá salido hoy de mi corazón?” Muchas gentes no expresan su amor y devoción por Dios, sino que los guardan para sí mismos. Sin embargo, cualquier día eso se manifiesta afuera.

¡Encarnaciones del Amor!

Contemplen el divino nombre, sin consideración de religión, casta, credo o sexo. Siempre podrán entonar el divino nombre de su agrado. La madre de Ramakrishna Paramahamsa le enseñó buenas cosas a su hijo y lo formó como un gran yogi. Todas las madres debieran tomarla como ejemplo y esforzarse por poner a sus hijos sobre el camino correcto. Si contemplaran y entonaran constantemente el divino nombre, eso mismo purificaría sus pensamientos y sentimientos. Nunca olviden el nombre divino. Si lo contemplaran constantemente, con seguridad santificarían sus vidas. ¡Encarnaciones del Amor! Por eso, contemplen constantemente el divino nombre.

[Bhagavan concluyó Su discurso con el bhajan “Rama Rama Rama Sita Ram”]


Traduccion Herta Pfeifer

Revision Verónica y Carlos Fazzari