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Discursos dados por Sai Baba

08. 21/04/02 Impriman el nombre de Rama en su corazón

21 de Abril de 2002

Brindavan, Bangalore

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“Más dulce que el azúcar, más sabroso que la cuajada, más dulce en verdad que la miel es el nombre de Rama. La constante repetición de este nectarino Nombre

le da a uno el gusto del divino néctar mismo. Por lo tanto, debemos

contemplar incesantemente este dulce Nombre.”

(Verso en telugú)

¡Encarnaciones del Amor!

Ayodhya era la capital del reino de Kosala. El nombre Ayodhya significa un lugar donde no puede entrar ningún enemigo. Fue construida por el emperador Manu. El río Sarayú, que se originaba en el lado Manasasarovar, fluía cerca. El lago Manasasarovar es la manifestación de la voluntad de Brahma. Ese lugar tan sagrado estaba gobernado por el emperador Dasharatha. A pesar de tener toda la riqueza y comodidades, su vida carecía de felicidad porque él no tenía hijos. Dasharatha tenía un ministro llamado Sumantra que era de corazón noble y altamente virtuoso. Un día, se acercó a Dasharatha y le dijo, “¡Oh Rey! Tengo un plan para resolver tus problemas y te dará felicidad a ti y al pueblo en general. El país logrará abundancia y prosperidad si realizas el Yaga o Sacrificio Ashvamedha. Hay otro ritual sagrado llamado el Yaga Putrakamesti, que asegura la procreación de hijos.” Le dijo que el Ashvamedha Yaga puede realizarse después del Putrakamesti Yaga. Dasharatha se alegró con el consejo y le ordenó que hiciera los arreglos necesarios. Sumantra le pidió a Dasharatha que invitara al Sabio Rishyashrunga como el principal sacerdote para presidir el Putrakamesti Yaga. Él pensaba que Rishyashrunga estaba bien versado en ese tipo de rituales.

En ese momento, Padmapada gobernaba el reino de Anga que estaba afligido por una hambruna. El Rey Padmapada también estaba contemplando buscar la ayuda de Rishyashrunga para superar esta crisis. Un día, el Rey Dasharatha, Sumantra y Padmapada juntos fueron a la ermita de Rishyashrunga. A la petición de Dasharatha, Rishyashrunga fue a Ayodhya y realizó el Ashvamedha Yaga y el Putrakamesti Yaga. Durante la realización del sagrado ritual, emergió de las llamas un ser refulgente que sostenía un recipiente que contenía un budín dulce (payasam). Él entregó el recipiente al Sabio Vasishta, quien a su vez se lo dio a Dasharatha y le dijo que lo distribuyera en partes iguales entre sus tres esposas. Como ha habido muchos autores del Ramayana, tales como Kamba, Valmiki, Tulsidas, etcétera, cada uno dio diferentes versiones de la proporción en la cual el payasam fue distribuido entre ellas. Pero ninguno de ellos dio la versión correcta. Dasharatha le dio partes iguales a cada una de las tres reinas en tres copas diferentes. Tanto entonces como ahora, el principio de la igualdad es muy esencial para el hombre. Dasharatha les dijo a sus esposas que tomaran un baño sagrado y buscaran las bendiciones del Sabio Rishyashrunga antes de comer el payasam. Kaushalya estaba muy feliz y así lo estaba también Kaikeyi, pero Sumitra no. A su vez ella no quería desobedecer la orden de su esposo Dasharatha y del Sabio Rishyashrunga. Después de tomar su baño sagrado, ella fue a la terraza y empezó a secarse el pelo al sol. Ella había dejado la copa con el payasam a su lado. Secándose el pelo ella empezó a pensar así, “Como Kaushalya es la reina mayor, el hijo que nacerá de ella será el heredero legal al trono, o según la promesa hecha por Dasharatha al rey de Kekaya, el hijo de Kaikeyi será coronado rey. Mi hijo no tendrá derecho al trono. Siendo esto así, ¿de qué me sirve concebir un hijo? Ella estaba desanimada, deprimida y perdida en tales pensamientos mientras se peinaba el pelo. Mientras tanto, una sirvienta vino corriendo y le informó que el Rey Dasharatha había pedido que ella viniera en seguida. Ella trenzó su pelo y estaba a punto de coger la copa. Justo entonces, un águila vino rasando y agarró y se alejó rápidamente con la copa. Ya se sentía triste y este incidente aumentó su agonía mil veces. Ella temía que su esposo y el Sabio Vasishta ciertamente se molestaran con ella. Ella temblaba ante el pensamiento de ser maldecida por el Sabio Rishyashrunga. Ella corrió con Kaushalya y Kaikeyi y les explicó su predicamento. “Hermanas, un águila se llevó la copa debido a mi negligencia. Sin duda, fue un error, pero no fue hecho intencionalmente”. En aquellos días, hasta las hermanastras solían vivir amigablemente como hijas de la misma madre. Kaushalya la consoló. Inmediatamente, ella trajo una copa similar de adentro y vertió la mitad de su parte del payasam en ella. Kaikeyi hizo lo mismo. Sumitra estaba feliz de que sus hermanastras fueran tan amables y consideradas para con ella. Todo esto sucedió de manera natural. Pero algunos autores han dado una versión diferente de esto. Describieron la distribución del payasam en base a sus propios cálculos matemáticos. Las tres reinas fueron al salón de oración y comieron su parte del payasam. Pasaron nueve meses. En un día auspicioso, Kaushalya dio a luz a un hijo. En ese momento los cinco elementos estaban en armonía los unos con los otros. La alegría de Kaushalya no tenía límite. Antes de que esta buena nueva pudiera ser transmitida a Sumitra y Kaikeyi, ellas también desarrollaron dolores de parto. Sumitra dio a luz a Lakshmana primero y después de algunos momentos, a Shatrughna. Entonces Kaikeyi dio a luz a Bharata. Los cuatro Vedas asumieron las formas de los cuatro hijos de Dasharatha.

El décimo día, se realizó la ceremonia de imposición del nombre. El hijo de Kaushalya fue nombrado Rama ya que atraía y deleitaba a todos. De la misma forma como uno ve el propio reflejo en el espejo, Rama visualizaba la refulgencia del Atma en cada cual. Él veía la refulgencia en la forma de una luna en el corazón de cada cual. Por esto, se le llamaba Ramachandra. Los dos hijos de Sumitra estaban inquietos y lloraban sin parar desde su nacimiento. No querían tomar su leche ni querían dormir. Viendo la patética condición de sus hijos, Sumitra estaba muy afligida. “Yo estoy llorando pensando en mi mala suerte. Ahora, los niños que di a luz están llorando. ¡Qué desgraciada soy!” pensando así, ella se sentía miserable. Un día que no había nadie alrededor, ella se acercó al Sabio Vasishta y le explicó el triste estado de sus hijos. Ella dijo, “Guruji, no espero nada para mis hijos. Es suficiente para mí si llevan una vida feliz y sana. No parecen tener ningún mal físico. No puedo comprender porqué están tan inquietos y lloran sin cesar desde que nacieron.” Vasishta cerró los ojos y entró en meditación para encontrar la razón del extraño comportamiento de los niños. Después de un tiempo, él abrió los ojos y dijo, “Madre Sumitra, tú eres muy afortunada. Estás provista de la noble virtud de la igualdad (samadrishti). Como lo sugiere tu nombre, tú eres una buena amiga para todos. No necesitas preocuparte en absoluto. Con el permiso de Kaushalya, pon a Lakshmana en la misma cuna de Rama. De la misma forma, busca el permiso de Kaikeyi y coloca a Shatrughna al lado de Bharata en la misma cuna. Entonces ellos dejarán de llorar y se comportarán normalmente”.

Kaushalya y Kaikeyi consintieron de buena gana en la petición de Sumitra. Dijeron, “Hermana, trae a Lakshmana y Shatrughna en seguida. Son también como nuestros hijos. ¿No es una alegría para nosotras observar a los cuatro hermanos desarrollar unidad y crecer juntos?” Sumitra siguió el consejo del Sabio Vasishta. Tan pronto como Lakshmana fue colocado al lado de Rama en la cuna dejó de llorar. Lo mismo pasó con Shatrughna también. Él dejó de llorar tan pronto como fue puesto al lado de Bharata. Lakshmana y Shatrughna estaban muy felices en la compañía de Rama y de Bharata, respectivamente. Eran todo sonrisas y empezaron a mover sus manos y piernas de felicidad. Viendo a sus hijos disfrutar así, Sumitra se sintió muy aliviada.

Pasaron unos pocos días. Un día, Sumitra, encontrando al sabio Vasishta solo, le pidió que le explicara el extraño comportamiento de sus hijos. Ella quería saber el porqué Lakshmana y Shatrughna estaban llorando incesantemente hasta que fueran colocados al lado de Rama y Bharata, respectivamente. El Sabio Vasishta empezó a explicarlo de esta manera. ¡”Oh Sumitra! Tú eres una noble alma. Tu corazón es puro y sin mácula. Tú te encuentras totalmente sin egoísmo. Así que no es difícil que comprendas la razón detrás de esto. Recuerdas cuando tu porción de payasam te fue quitada por un águila, Kaushalya y Kaikeyi te salvaron compartiendo su payasam contigo. Como resultado de esto tu diste a luz dos hijos. Lakshmana nació de la porción de Kaushalya y Shatrughna nació de la de Kaikeyi. Esto significa que Lakshmana es un aspecto o porción (amsa) de Rama y Shatrughna es un amsa de Bharata. Por esto es natural que Lakshmana esté feliz en la compañía de Rama y que Shatrughna lo sea en la compañía de Bharata”. El Bhagavad Gita dice: “El eterno Atma en todos los seres es una parte de Mi Ser” (Mamaivansho Jîva-loke Jîva-bhûtah Sanâtanah). Lakshmana, siendo una chispa de Rama, estaba siempre en Su compañía. De igual forma, Shatrughna y Bharata estaban siempre juntos.

Pasaron los años y los cuatro hermanos habían madurado en jóvenes. Dasharatha había decidido realizar sus matrimonios. Un día, mientras estaba pensando en esto, entró un mensajero y le informó de la llegada del sabio Vishvamitra. Todo sucede de acuerdo al momento, la situación y las circunstancias. Dios crea las circunstancias necesarias para realizar su Divino plan. Dasharatha fue personalmente a la entrada y recibió al sabio diciendo, “Swami, es nuestra buena fortuna que tú hayas venido hoy. Estaba reflexionando en realizar los matrimonios de mis hijos. Así que estoy extremadamente feliz y, en verdad, bendito al tenerte aquí entre nosotros hoy. Por favor , dime, qué puedo hacer por ti. Ciertamente cumpliré tu deseo”. Vishvamitra dijo que él había venido para llevarse a Rama con él para proteger su Yajna o sacrificio de los demonios. Dasharatha sintió como si le explotara una bomba en el corazón. “Yo procreé estos hijos como resultado de realizar varios rituales y sacrificios durante varios años. Además, Rama nunca ha entrado a una selva ni visto a un demonio. Él no tiene odio hacia nadie, está lleno de amor y tolerancia. ¿Cómo puedo enviar a un Rama de tan tierno corazón a la selva para luchar con los demonios que son muy crueles?” Tales eran sus sentimientos. Él le dijo a Vishvamitra, “Oh Venerable sabio, mis hijos son muy jóvenes. ¿Cómo puedo enviarlos a la selva?” Vishvamitra dijo, “¡Oh rey! Tu prometiste que cumplirías mi deseo. Ahora, te estás retractando. Los reyes que pertenecen a la dinastía de Ikshvaku nunca dejaron de cumplir sus promesas hasta ahora. Si reniegas de tu palabra, habrás traído mala reputación a tu dinastía. Así que, decide si vas a avergonzar a tu clan o a enviar a tus hijos conmigo”. Dasharatha pensó por un momento, pero fue incapaz de decidir. Él llamó al Sabio Vasishta y buscó su consejo. Vasishta dijo, “Dasharatha, tus hijos no son mortales ordinarios. Ellos te nacieron debido a la Voluntad Divina. Nacieron del fuego, lo cual significa que son personificaciones de poder y sabiduría, de modo que no puede nunca acaecerles ningún peligro. Así que cumple tu promesa dada al Sabio Vishvamitra.”

Aquí hay que destacar un punto importante. Vishvamitra había venido para llevarse sólo a Rama con él. Rama estaba dispuesto a ir con él. Él le pidió a Lakshmana que lo acompañara. Ni Vishvamitra ni Dasharatha le habían pedido que siguiera a Rama. Lakshmana siguió a Rama por su propia voluntad porque él era un amsa, una parte, de Rama. De la misma forma como la sombra sigue al objeto, Lakshmana acompañó a Rama. Viendo esto, Vishvamitra pensó para sí, “Todo sucede de acuerdo con la Voluntad Divina”. Antes de su salida, él le dijo a Dasharatha, “¡Oh rey! No hay poder en este mundo que yo no tenga. Estoy provisto de todos los poderes y de todos los tipos de conocimiento. Pero una vez que emprendo el voto en un yajna y empiezo el ritual, no debo involucrarme en ningún acto de violencia. Esta es la disciplina prescrita para el que realiza un Yajna. Por esto, no puedo matar a los demonios yo mismo. Por esto me estoy llevando a Rama”.

Cuando llegaron a las riberas del río Sarayú, Vishvamitra dijo, “Rama, ven aquí”. Él llamó sólo a Rama y no a Lakshmana. Aunque no había sido llamado, Lakshmana también fue y se sentó al lado de Rama. Vishvamitra dijo, “Amados míos, yo les estoy llevando a mi ashram, el Siddhashrama, donde se va a realizar el Yajna. Ustedes han venido para proteger el Yajna de los demonios. No sé cuántos días tendrán que quedarse en la selva. Ustedes están acostumbrados a las comodidades reales y a deliciosos manjares. Pero no hay nadie para prepararles comida a ustedes en el Ashram. Pueden tener que quedarse despiertos día y noche sin comida ni agua a fin de proteger el Yajna. Así que yo les enseñaré dos mantras: Bala y Atibala. Con el poder de estos mantras, pueden permanecer sin comida, sin agua y sin sueño por cualquier número de días”.

Sabiendo muy bien que Rama era una encarnación divina y tenía el poder de proteger el Yajna, ¿por qué le enseñó Vishvamitra estos mantras? Éstas son actividades externas que sirven sólo para el mundo. Rama y Lakshmana cantaron estos mantras y en consecuencia no sintieron hambre ni sed ni sueño durante su estancia en el Siddhashrama. Durante el proceso del Yajna, el demonio Maricha trató de desordenar el ritual. Rama lo mató con una sola flecha y su cuerpo fue lanzado a una gran distancia por el impacto. Luego se sintió un ruido atronador. Rama le preguntó a Vishvamitra, “Swami, ¿qué es este ruido? Suena como si las montañas se estuvieran partiendo”. Vishvamitra dijo, “No tiene nada que ver con las montañas. Es la voz de la demonia Tataki. Ella hace temblar a todo el mundo con su voz. Prepárate para enfrentarla. Ella está llegando.” Rama tuvo duda de si era apropiado que un kshatriya matara a una mujer. Vishvamitra dijo, “Rama, cuando se trata de proteger un sacrificio o Yajna, tú no necesitas preocuparte de si es hombre o mujer el que lo está perturbando. Tu principal deber es alejar a todos los demonios.” Como era mandato de su Guru, Rama implícitamente le obedeció y mató a la ogresa. Pero ella no era tan fácil de matar. Siguió una tremenda batalla. Pero no necesitamos entrar en sus detalles. Una vez muerta Tataki, los alrededores del Sidhashrama se volvieron apacibles y todo el mundo se alegró. Los semidioses derramaron pétalos de flores. El Yajna se culminó exitosamente.

Mientras tanto, un mensajero de la ciudad de Mithila llegó y entregó una carta a Vishvamitra del Rey Janaka. Era una invitación a Vishvamitra para tomar parte en un Yajna que Janaka iba a realizar. Vishvamitra en seguida emprendió el viaje hacia Mithila. Siendo un sannyasin, un renunciante, él no tenía ningún equipaje que llevar. Le pidió a Rama y a Lakshmana que le siguieran. Pero Rama se mostró renuente a hacerlo. Él dijo, “Guruji, mi padre me ha enviado a proteger tu Yajna. No estoy interesado en el Yajna que el Rey Janaka va a realizar” A fin de despertar interés y entusiasmo en ellos, Vishvamitra dijo, “El Yajna no es un Yajna ordinario. En el palacio del rey Janaka, está el Arco de Shiva (el Shiva Dhanus), que los mortales ordinarios no pueden levantar. Es muy difícil moverlo una pulgada. Un día, sucedió que Sita, la hija de Janaka, levantó el arco. Ese día Janaka decidió que él daría su hija Sita en matrimonio al que pudiera levantar el arco. Este Yajna ha sido arreglado con este fin.”

Vishvamitra persuadió a Rama y a Lakshmana que lo acompañaran a Mithila. Toda la ciudad de Mithila estaba reunida. Reyes de varios países habían llegado. Ravana era uno entre ellos. Ravana era muy poderoso y tenía una personalidad terrible. Fue el primero en tratar de levantar el arco. Viéndolo ir hacia el arco, los reyes se sorprendían ante su prestancia y personalidad. Pensaron, “Si él es capaz de levantar el arco, el Rey Janaka tendrá que darle su hija en matrimonio. La vista misma de él es atemorizante. ¿Cómo podría Janaka darle su hija? De todos modos, vamos a ver que va a suceder.” Ravana, primero trató de levantar el arco con su mano izquierda. Pero no se movió. Usó toda su fuerza y trató con sus dos manos. Pero no se movió. En el proceso, perdió el equilibro y cayó. No podía soportar el insulto. El que tiene ego está destinado a sufrir humillaciones. Él no puede recibir el respeto y el honor en la sociedad, el ego lo lleva a la ruina. Viendo al poderoso Ravana cayéndose de tal manera, todos los reyes se sorprendieron. Se dijeron para sus adentros, “Si Ravana no lo puede levantar, nadie más podrá hacerlo”. Temían hasta acercarse para tratar de levantar el arco. En ese momento, Vishvamitra le dio una mirada significativa a Rama. Rama comprendió las implicaciones y se levantó. Tenía sólo quince años en ese momento. Viéndolo caminar majestuosamente hacía el arco, la gente se sintió atraída por Su divino esplendor. Se veía como si todos los poderes le estuvieran siguiendo como una sombra. La gente estaba fascinada por Su divina forma y pendientes de lo que iba a suceder. Sonriendo, Rama se acercó al arco, ajustó su vestido superior y puso su mano izquierda en el arco. ¡Y he aquí! Lo levantó. Había que doblarlo para amarrar la cuerda. Como lo estaba doblando, el arco se reventó con un ruido ensordecedor. Los espectadores se quedaron atónitos ante el tremendo poder de Rama. Inmediatamente, Sita fue traída por sus doncellas con una guirnalda en su mano. Vishvamitra inquirió, “Rama, ¿estás preparado para el matrimonio?” Rama dijo, “Swami, mi padre me envió al Siddhashrama para cuidar de tu Yajna. No tengo su permiso para venir aquí. No aceptaré esta proposición sin su consentimiento”. Vishvamitra susurró en el oído de Janaka. Él también apoyaba la posición de Rama ya que estaba bien versado en el código de conducta prescrito para un rey (Rajanîti). Inmediatamente envió sus mensajeros al Rey Dasharatha para traerlo a él y a su familia con honores reales. Pasaron tres días hasta que el Rey Dasharatha y su familia llegaran a Mithila durante los cuales Rama y Lakshmana no salieron de su habitación.

Dasharatha con los miembros de su familia, amigos y parientes llegó a Mithila acompañado por miles de soldados y ciudadanos de Ayodhya. Los cuatro hermanos estaban muy felices de verse. El sagrado matrimonio tuvo lugar en el cuarto día, el cual Yo he descrito muchas veces antes. Sita había nacido de la Madre Tierra y Urmila era la propia hija de Janaka. Sita iba a casarse con Rama y Urmila con Lakshmana. El hermano de Janaka tenía dos hijas, Mandavi y Shrutakirti, y su matrimonio fue fijado con Bharata y Shatrughna, respectivamente. Se veían como si cada uno estuviera hecho para el otro.

Durante el matrimonio, Sita tenía que ponerle la guirnalda a Rama. Sita, siendo de baja estatura, no lo podía hacer ya que Rama era alto (ajanubhu). Se esperaba que Rama doblara Su cabeza ante Sita para que ella pudiera ponerle la guirnalda. Sin embargo, Él no quería hacerlo, no fuera que la gente dijera que Rama, un hombre de valor, inclinaba la cabeza delante de una mujer. Las mujeres, en esos días, no miraban a los hombres a la cara. Por esto, Sita estaba mirando hacia abajo sosteniendo la guirnalda en su mano.

Lakshmana era la encarnación de Adishesha, la Serpiente de la Eternidad, quien lleva a la Madre Tierra en su capucha. Rama miró a Lakshmana como diciendo, “Mira, ¿por qué no levantas esa parte de la tierra donde está parada Sita para permitirle que Me ponga la guirnalda”. Entonces Lakshmana le indicó a Rama que no era posible levantar ningun área en particular. Si él trataba de levantar aquella parte de la tierra donde estaba parada Sita, simultáneamente Rama sería levantado y así los demás.

Los espectadores estaban ansiosos y se preguntaban por qué Rama no estaba inclinando la cabeza para permitirle a Sita que le pusiera la guirnalda. Lakshmana, inteligente, pensó en un plan para resolver el problema. De repente, cayó a los pies de Rama y se quedó allí sin levantarse. Rama se inclinó para levantar a Lakshmana y aprovechando la oportunidad, Sita le puso la guirnalda a Rama.

Una vez, el Santo Thyagaraja cantó una canción que exaltaba el tremendo poder de Rama: “Si no fuera por el poder de Rama, ¿podría un mero mono cruzar el poderoso océano? ¿Se volvería Lakshmi Devi, la diosa de la riqueza, su consorte? ¿Lo adoraría Lakshmana? ¿Le ofrecería el inteligente Bharata sus salutaciones? Si no fuera por el poder de Rama, ¿sucedería todo esto? En verdad, el poder de Rama está más allá de toda descripción”.

El matrimonio tuvo lugar de manera gloriosa y todos ellos regresaron a Ayodhya. Como va el dicho, “El placer es un intervalo entre dos dolores”. En el camino hacia Ayodhya, hubo un conflicto menor con Parashurama. Rama lo conquistó y llegó a Ayodhya.

Habían pasado unos pocos días. Una noche, a las tres de la madrugada, Dasharatha tuvo un sueño. Él creía que lo que se soñaba en las tempranas horas de la mañana se volvía verdad. Tuvo un sueño de que se había vuelto muy viejo y que sus manos y piernas estaban temblando. Se despertó en un estado de perturbación habiendo soñado muchas cosas malas, sintió que no viviría mucho. Por esto, decidió coronar a Rama de inmediato. Cuando el rey decide hacer algo ¿quién puede detenerlo? Él pensó que no había tiempo para hacer arreglos elaborados para la coronación. Envió aviso al Sabio Vasishta y obtuvo su consentimiento. Llamó a Rama y le informó de su decisión. Rama trataba a todos con la misma ecuanimidad. Ese era el dharma social que Él practicaba. Era de opinión de que todos son iguales y que no debe haber diferencias de ninguna clase. Todos son uno. Dios es Uno. La meta de Rama era lograr que se concientizara esa unidad en la diversidad.

Cuando Dasharatha le informó a Rama que lo iba a nombrar príncipe heredero al día siguiente, Rama permaneció en silencio por un tiempo. Siendo un hijo obediente, no quería decir nada en contra del deseo de Su padre. Pensó por un momento y dijo “Padre, Bharata y Shatrughna no están aquí. ¿No deberíamos esperar su llegada?” Pero Dasharatha estaba firme en su resolución. Él dijo, “No necesitas preocuparte de esto. Tienes que obedecer mi orden”. Rama dijo que Él estaba dispuesto a seguir su voluntad, que sólo buscaba una clarificación al respecto. Dijo, “Cuatro de nosotros nacimos el mismo día, bajo la misma estrella. Nacimos del mismo payasam del Yajna. Nuestra ceremonia de imposición del nombre (namakaranam), nuestra iniciación al conocimiento (aksharabhyasam), nuestra ceremonia del cordón sagrado (Upanayanam) y nuestros matrimonios se realizaron simultáneamente. Entonces, ¿por qué sólo yo he sido escogido para ser el príncipe heredero? ¡Que todos los cuatro seamos coronados simultáneamente! Dasharatha se sorprendió de verdad ante las observaciones de Rama. Él rápidamente añadió que no podía haber cuatro reyes gobernando sobre un solo reino. Entonces Rama dijo, “Divide el reino en cuatro partes y cada uno de nosotros gobernará cada parte. Haz que nuestras coronaciones tengan lugar al mismo tiempo. No dejes que haya diferencias.”. Dasharatha estaba atónito ante el argumento de Rama. No tenía respuesta que dar. Él lo despidió y consultó con el Sabio Vasishta quien luego trató de convencer a Rama y dijo, “Durante las pasadas varias generaciones, nuestro reino permaneció indiviso. Si ha de ser dividido ahora, puede llevar a problemas en el futuro”. Pero Rama no estaba convencido. Él dijo, “Yo no te estoy pidiendo que divida el reino, sino que cada uno de nosotros gobierne una parte del reino”. Al mismo tiempo, Rama sentía que Dasharatha se estaba poniendo viejo. A medida que la edad avanza, las facultades mentales ya no son sanas. Como Dasharatha no estaba en posición de comprender la realidad, Rama dijo, “Deja que Bharata y Shatrughna vengan también”. Tomaría por lo menos quince días para que ellos llegaran a Ayodhya. Mientras tanto, se podía pensar con tiempo y llegar a una conclusión apropiada. Este era el plan de Rama. El gran poder de Rama y Su plan maestro eran altamente misteriosos y maravillosos. Debe haber igualdad en la sociedad. Esta es la principal enseñanza de la cultura bharatiya. “¡Qué toda la gente en el mundo sea feliz!” (Loka Samastha Sukhino Bhavantu). Rama sostenía los principios de nuestra antigua cultura. La coronación no tuvo lugar en ese momento.

La gente lee el Ramayana. Tienen libros sobre el Ramayana grandes como almohadones. Aprenden los versos de memoria, pero ¿de qué sirve? No comprenden la esencia.

La Madre Kaushalya era altamente virtuosa. En su calidad de reina mayor, todos la respetaban y obedecían. Kaikeyi era la reina más joven. Nadie podía ir en contra de su deseo. Dasharatha era una marioneta en sus manos y él bailaba según la melodía que ella le tocaba. Pero Sumitra no recibía mucha importancia. Las nobles cualidades de Sumitra y de Shatrughna no pueden ser descritas en palabras.

Luego sucedió que la coronación de Rama no tuvo lugar y que Rama tuvo que pasar catorce años en el exilio. Antes de irse a la selva, Rama fue con su Madre Kaushalya para que lo bendijera. Ella lloraba desconsolada. No sólo ella, todos en la cámara interna estaban en lágrimas. Cuando Lakshmana fue con su madre Sumitra y le pidió su bendición, ella dijo, “¡Amado hijo mío! No pienses que te vas a la selva. De hecho, este Ayodhya es como una selva para nosotros sin Sita y Rama. La selva donde Sita y Rama viven es verdaderamente un Ayodhya para ti. Rama es tu padre y Sita, tu madre. No dejes que nada se interponga en tu servicio a ellos.” ¿Hablaría cualquier madre de tal manera? Dirían, “De acuerdo con el don otorgado a Kaikeyi, se supone que solamente Rama debe ir a la selva. No necesitas ir con Él.” Cualquier madre habría argüido de esa manera y lo hubiera disuadido de ir. Pero Sumitra, siendo una madre noble, no pensaba así. Ella tenía todas las virtudes que se esperan de una madre ideal. Entonces, Lakshmana fue con su esposa Urmila para informarla de su decisión de ir con Rama. Urmila era la hija del Rey Janaka. Ella era altamente virtuosa. Su espíritu de sacrificio y generosidad no tienen parangón. Consciente de los sucesos, ella estaba pintando un cuadro de la coronación de Rama, el cual quería enviar a su padre Janaka. Estaba profundamente absorta en su trabajo y cuando de repente Lakshmana entró y la llamó en voz alta, ella se asustó y en seguida se levantó. Como ella se levantó de repente, derramó accidentalmente la pintura sobre el cuadro que estaba pintando. Se sintió triste por haber dañado el cuadro. Entonces Lakshmana dijo, “La coronación de Rama ha sido aplazada debido a Kaikeyi y el cuadro de la coronación que estás pintando se ha dañado debido a tu esposo Lakshmana. Así que no te preocupes por ello”. La informó de que estaba acompañando a Rama y a Sita a la selva para servirles. Ella estuvo feliz con su decisión, no le pidió que le permitiera acompañarlo. Ella dijo, “Amado esposo, mi suegra Sumitra te dio nacimiento a ti y a tu hermano Shatrughna para que vayan por el camino del servicio. Tú estás destinado a servir a Rama y Shatrughna a servir a Bharata. Así que cumple con tus deberes. Pero en ningún momento debes pensar en mi durante estos catorce años que pases en la selva. Si piensas en mí aun por un momento, no podrás servir a Sita y a Rama con toda tu atención. Piensa siempre en su bienestar y sírvelos diligentemente. Olvídame totalmente durante los próximos catorce años.” ¿Hablaría alguna esposa de una manera tan firme y desinteresada? No. Su amplitud de mente y total carencia de egoísmo conmovieron a Lakshmana hasta las lágrimas. Él la alabó diciendo, “Urmila, no sabía que tú eras tan amplia de mente. Siempre atesoraré tus nobles intenciones en mi corazón”. Urmila dijo, “No pienses en mis nobles intenciones. Piensa en la nobleza de Sita y Rama y obedece sus órdenes. Vela por que no sufran ninguna inconveniencia”. Pueden buscar en todos los mundos, pero no pueden encontrar una madre tan noble como Sumitra y una esposa tan virtuosa como Urmila.

Durante la guerra entre Rama y Ravana, Lakshmana cayó inconsciente un día. Viendo a su amado hermano en tal condición, Rama quedó altamente deprimido. Derramó lágrimas, diciendo, “Si Yo buscara en este mundo podría encontrar a una esposa como Sita pero no a un hermano como Lakshmana. ¿Cómo puedo vivir sin él?” Los doctores presentes allí dijeron, “Lakshmana puede ser revivido con la ayuda de una hierba llamada Sanjivini que se consigue en una montaña particular”. Hanuman en seguida voló a la montaña. Como él no podía identificar la hierba, levantó toda la montaña e inició su viaje de regreso. Como estaba volando encima de Nandigrama con la montaña, Bharata lo confundió con un demonio y le disparó una flecha. Hanuman cayó junto con la montaña. La gente de Nandigrama y de Ayodhya vino corriendo y lo rodeó. Hanuman ofreció su obediencia a todos. Se volteó hacia Bharata y dijo, “Tu hermano Lakshmana ha caído inconsciente en el campo de batalla. Los doctores allí querían que le trajera la hierba sanjivini a fin de revivir a Lakshmana. Como no pude ubicar la hierba exacta, me estoy llevando toda la montaña”. Al saber que Lakshmana había perdido el conocimiento y que Rama estaba acongojado, todos los reunidos allí empezaron a derramar lágrimas; las mujeres, en particular, estaban inconsolables. Cuando Hanuman miró a su alrededor, vio a todos en lágrimas excepto a una de las damas. Esa no era otra que Sumitra, la madre de Lakshmana. “Rama nunca puede ser lastimado. Mi hijo, Lakshmana, canta constantemente Su Nombre. Cada célula de su cuerpo está llena del Divino nombre de Rama. Así que tampoco puede nada malo sucederle.” Con tal convicción, ella estaba impertérrita.

Bharata llevó a Hanuman con Urmila y lo presentó. Ella no salía nunca de su habitación, se quedó en la misma habitación donde se encontraba cuando la salida de Lakshmana a la selva, durante los catorce largos años hasta su regreso. Tal era su determinación. Ella le preguntó a Hanuman de dónde venía él. Hanuman le narró en detalle todo lo que había sucedido desde el momento en que Lakshmana había perdido el conocimiento en el campo de batalla. Al escuchar la narración de Hanuman, Urmila se rió y dijo, “Hanuman, ¿no sabes ni siquiera esto? El aliento mismo de Lakshmana está lleno del Divino nombre de Rama. ¿Cómo puede algún peligro acaecerle a una persona tal?”

El sentido de devoción y entrega de Urmila y Sumitra no es mencionado de manera prominente en ninguna parte en el Ramayana. De hecho, ellas eran personificaciones de rectitud y amor. Sus ideales brillan como faros en este mundo. Cada uno debería volverse una Su-mitra (una buen amiga) y un Su-putra (un hijo ideal). El país necesita hoy hombre y mujeres ideales. Aunque han pasado miles de años, la gloria del Ramayana no ha disminuido ni un ápice. Ha permanecido siempre nueva y siempre fresca en los corazones de la gente. El que canta el nombre de Rama y tiene la visión de Su Divina Forma no volverá a nacer. Es por esto que el sabio Valmiki ha ensalzado la grandeza del poder de Rama y de Su nombre.

(Bhagavan cantó el Bhajan “Rama Kodanda Rama”, luego continuó su Discurso.

¡Encarnaciones del Amor!

No hay mayor ambrosía divina que el nombre de Rama. Hoy la gente ha olvidado la contemplación del Divino nombre. Repiten los nombres de las estrellas de cine, pero no el Nombre de Dios. Por esto está el país enfrentando dificultades. Los educados, los intelectuales y los científicos no piensan en Dios en absoluto. Algunas personas lo consideran por debajo de su dignidad el aplicar vibhuti en sus frentes. Lo tienen en sus frentes cuando están en la casa y se lo quitan en cuanto salen fuera. ¡Esto se ha vuelto una moda! ¿Por qué habría alguien de temer cantar el nombre de Dios? Dejen que la gente hable lo que quiera. No necesitan sentir miedo. Difundan la Gloria del nombre de Rama en cada rincón del mundo. Pueden cantar cualquier nombre de su escogencia – Rama, Krishna, Govinda, Shiva, etcétera. Es debido a que la gente ha olvidado el Divino nombre que cada hogar está en confusión. Hay conflictos hasta entre hermanos. Como no hay pureza dentro, se han introducido sentimientos no sagrados. La gente está corriendo detrás del dinero y del poder. ¿Pueden el dinero y el poder darles protección? Encontrarán a tantísimos en este mundo que tienen dinero a plenitud y están ocupando posiciones de autoridad. ¿Son capaces de disfrutar de la paz y la felicidad? ¡No, no! Sólo el Divino nombre puede otorgarles paz y felicidad. El que descuida el nombre de Dios está destinado a arruinarse.

La letra ‘Ma’ es la fuerza vital del mantra de cinco sílabas a Shiva “Om Namah Shivâya”. Si se quita la letra ‘Ma’, se lee como ‘Na Shivâya’, que significa inauspicioso. De la misma forma, la letra ‘Ra’ es la fuerza vital del mantra de ocho sílabas ‘Om Namo Nârâyanâya’. La fuerza vital ‘Ma’ del mantra de cuatro sílabas y ‘Ra’ del de ocho sílabas juntas han formado el Divino Nombre de RAMA.

¡Estudiantes! ¡Devotos!

Sólo el cantar el divino nombre puede protegerlos. El dinero y el poder son como nubes pasajeras. No deben clamar por ellos. Uno puede unirse a la política y alcanzar alguna posición de autoridad pero ¿cuánto tiempo puede uno permanecer en el poder? En cualquier momento uno puede ser desalojado del poder. Uno no debe dejarse llevar por la política, en su lugar uno debe refugiarse en el Divino Nombre. Sólo es verdaderamente bendecido y meritorio aquel cuyo corazón está lleno del Divino Nombre. La gente que no ama el Divino Nombre puede burlarse de ustedes. Alguno puede hasta decirles que Dios no existe. ¿Cuál debe ser su respuesta? “Quizá no exista para ti pero Él existe para mí. ¿Quién eres tú para negar la existencia de mi Dios?” Nadie tiene derecho alguno de negar a Dios. Nunca olviden el Divino Nombre dondequiera que se encuentren y bajo cualesquiera circunstancias. “En todas partes, en todo momento, bajo toda circunstancia, contemplen a Dios”.

(Bhagavan concluyó Su discurso con el Bhajan, Rama Rama Rama Sita Ram ...)


Traduccion Arlette Meyer

Revision Roberto Pinzón