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Discursos dados por Sai Baba

33. 26/10/63 No va a durar

No durará

No durará

26 de Octubre de 1963

Sai Kulwant Hall – Prasanthi Nilayam

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El prodigio más grande de todos es que nadie se conoce. Nadie lucha por conocer acerca de sí, aun entre aquellos que se pasan la vida entera sabiéndolo todo acerca de los demás. El Yo de ustedes es algo más sutil que el agua o el aire o, aun, el éter. Debe ir al ojo para puedan que ver, debe ir a la mano para que ésta pueda asir, debe ir a los pies para que puedan caminar. Los sentidos son materia inerte, es el Yo el que debe operar para que funcione.

¡Ese Yo es Brahman, al cual equivocadamente consideran separado! En la era del Treta (Treta Yuga), los vanaras o monos fueron puestos a hablar como naras u hombres, en la era de Dvapara, nara o el hombre fue transformado en narayana por la gracia del mismo Narayana; ahora, en la edad de Kali, se hace la declaración de que nara, el hombre, es Narayana o Dios mismo. El éter del esfuerzo y el éter del pensamiento son identificados con el Éter Supremo; sólo que son los vehículos, es decir, el pensamiento, los que mantienen la ilusión de segregación. Los sentidos son los malvados que crean el engaño de que ustedes son los vehículos. Dómenlos como se doma al buey con el anillo nasal, al caballo con las riendas, al elefante con el aguijón. Cuando los pandavas atravesaron los Himalayas hacia el final de sus carreras, Dharmaraja estaba todavía afectado por las ansiedades mentales y, así le pidió a Krishna que estuviera algún tiempo con ellos. Al salir Krishna de su morada, le dio a Dharmaraja una nota que él debía leer para sí cuando estuviera afectado por la alegría o por el dolor. La nota decía: “No durará”. Ése es el método mediante el cual pueden aquietarse las agitaciones mentales.

Tomen la vida en el mundo como un deber obligatorio que les ha sido impuesto. Ahora están en una cárcel, bajo una sentencia por crímenes cometidos en un nacimiento anterior. El carcelero les asigna varios deberes: cocinar, sacar agua, cortar leña, etcétera. Tienen que hacer el trabajo que se les asigne al máximo de su habilidad, sin esperar la recompensa. Si se comportan bien, no causan problemas y ejecutan los deberes que les son asignados sin tardanza, tal vez se les reduzca la sentencia y se les indulte con un certificado de buena conducta. Esta actitud les dará práctica en la acción sin deseo por el fruto, lo cual es muy valioso para domar los sentidos.

Cuando hablan de Dios a algunas personas, ellas objetan: “Creeremos sólo si podemos verlo”. Cuando los pandits de la Gran Asamblea de Sabios de Prashanti Nilayam vayan a los pueblos en su misión de propagar las verdades de los Vedas, esa objeción les será presentada. Entonces ellos replicarán: “No creeré que tienes dolor a menos que yo pueda ver al dolor con mis propios ojos”. Dios es felicidad, pero ¿cómo puede mostrarse y verse la felicidad? Lo crean o no, dos más dos son cuatro. Pueden estar de acuerdo o rehusar creerlo, pero ése es un hecho probado por la experiencia de todos aquellos que están de acuerdo. Así también es el hecho de Dios.

Deben vivir en el constante pensamiento de Dios así como de la muerte. El cuerpo es el vehículo en el cual ustedes van cabalgando hacia la muerte. Pueden encontrarla en cualquier momento mientras están de viaje: algún árbol o camión, o río o pantano pueden traerla. Recuerden a la muerte. Recuerden que el tiempo se está agotando a cada momento; entonces no estarán tentados a malgastarlo en charlas ociosas y actividades vanas, malicia perversa o vulgares entretenimientos. Viajen en su vehículo con cuidado, lentamente, con el debido respeto por las necesidades de los demás en la carretera; no traten codiciosamente de pasar a los demás, o de competir en velocidad; conozcan las limitaciones del vehículo y de la carretera y no tendrán ningún accidente. Su viaje será una feliz experiencia para ustedes y para el resto del mundo.

En su discurso, Jonnalagadda, Sathyanarayanamurthi los exhortaba a enseñar, a reformar, a reconstruir y a hacer muchas otras cosas. Pero no todos pueden dedicarse a tales tareas.

Primero ocúpense de ustedes mismos, luego ayuden. Mejórense a ustedes mismos, enséñense, reconstrúyanse y luego procedan a resolver los problemas de los demás. Esta reconstrucción es muy fácil siempre que indaguen con calma en su propia personalidad: “¿Soy el cuerpo, o los sentidos, o la mente o el intelecto?”, etcétera. Ustedes oyeron en los relatos sobre Shivaji cómo Bhavani le dio la espalda. Este Shiva Shakti (Sai Baba) les dará la espada con la que ustedes podrán destruir las fuerzas de la ignorancia; la espada de la Sabiduría, la espada de la inteligencia correcta, el subodhakadgu. Recíbanla y con ella vuélvanse felices y sabios.