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Discursos dados por Sai Baba

11. 23/04/63 El quinto Vedha

23 de Abril de 1963

Prasanthi Nilayam

Gullapalli Buchiramayya Shastri habló muy bien y con erudición del Mahabharatha, pues se ha especializado en su exposición durante años. Muchos no consideran al Mahabharatha tan conducente a la devoción como el Bhagavatha, por ejemplo, o como el Ramayana; pero si alguna vez prueban su sabor ya no lo dejarán ni lo considerarán de menos valor. Al Mahabharatha se le llama "El Quinto Veda.", y no sin razón. Los Vedas revelan cosas que están más allá del alcance del intelecto. Las verdades declaradas por los Vedas son transformadas en enunciados prácticos y sencillos, interesantes e instructivos, en las historias y homilías del Mahabharatha.

El sistema de indagación o interpretación de la primera porción de los Vedas o Purvamimamsa se ocupa de la vida activa, o sea, el sendero de la acción o pravritimarga, El otro sistema o Uttaramimamsa se ocupa principalmente de la indagación en la segunda parte de los Vedas o la del conocimiento, el sendero de la no-acción o nivritimarga. El Purvamimamsa trata de la acción y el Uttara del efecto, de lo que debe hacerse: alcanzar el conocimiento. En el Mahabharatha ambos caminos están bien explicados. Por eso se le llama "El Quinto Veda" y es de la misma esencia que los Vedas.

En télugu hay un proverbio que dice: "Si se trata de escuchar, escuchen al Bharatham; si se trata de comer, coman gaaralú ( Un dulce frito en mantequilla clarificada. )". Esto es porque el Bharatham proporciona, en un estilo sencillo y dulce, toda la inspiración que un hombre necesita para este mundo y para el próximo.

La práctica de los Vedas tiene cuatro pilares sobre los cuales descansa: la verdad (sathya), el deber o rectitud (dharma), la paz (shanthi) y el amor (prema). Deben ser practicados, experimentados y disfrutado el fruto de su combinación, que es la bienaventuranza o ananda (1).

Krishna dijo a los pandavas que él no sabía nada acerca del fatal juego de dados que desencadenó la sucesión de calamidades. "Yo estaba en Dvaraka en ese entonces", dijo. Dvaraka significa la Ciudadela de las Nueve Puertas o dvaras, que es el cuerpo mismo. Por eso Krishna es el testigo de todo; lo que se haga sin su aprobación o sin que le sea dedicado, fracasará.

Los cinco hermanos pandavas son las cinco energias vitales (pranas), simbolizados en la historia y que, con la ayuda del Señor, ganaron la batalla contra las fuerzas del mal. Donde haya rectitud (dharma), la victoria está asegurada. El Mahabharatha enseña esa verdad. Los pandavas tuvieron muchísimas tentaciones para caer en el adharma pero se mantuvieron firmes en el difícil camino del dharma y triunfaron. La condición de ser humano ha sido ganada después de edades de ardua lucha y malgastada en vanas actividades, olvidando la divinidad que debe manifestarse. Es en verdad lastimoso.

Draupadi, rogando angustiosamente en el salón de los kauravas, es un caso ejemplar. El Mahabharatha prueba una y otra vez que el Señor responde a las oraciones que surgen de la fe y de la agonía en el anhelo.

Hubo una vez un pastor llamado Maladasa que había tomado la determinación de ver al Señor tal como estaba descrito en los textos sagrados que había oído exponer a un pandit en el templo del pueblo. El pastor oraba y oraba al "Negro Señor que cabalga en el pájaro blanco", mientras sus vacas pastaban en los campos. Pasaron once días pero no había señal de aquel "Negro Señor". El hombre había olvidado tomar alimento y bebida durante todos esos días y se debilitó de tal manera que ya no podía caminar ni hablar. Finalmente, el Señor se ablandó ante sus plegarias y se presentó ante él como un viejo brahmín, pero el brahmín no cabalgaba en un pájaro blanco ni era negro, bellamente negro como lo había descrito el pandit. Por eso el pastor le pidió al brahmín que fuera al día siguiente, a las siete de la mañana, para que pudiera traer al pandit y verificar si él (el brahmín) era el Señor mismo. El pandit rio con ganas de todo el asunto y rehusó tomar parte en él, pero Maladasa insistió tanto que el pandit acepto.

El pueblo entero se reunió en la ribera del río al día siguiente, mucho antes de las siete. El brahmín estaba allí, exactamente como había prometido y Maladasa lo mostró a todos. Pero como no lo veían, empezaron a reírse de las bufonadas del pastor y lo amenazaron con una severa golpiza por haberlos llevado allí y hacerlos objeto de su burla. Maladasa podía ver al brahmín claramente pero nadie más. Finalmente, se enfureció tanto que se acercó al viejo brahmín y le dio una fuerte bofetada en la mejilla diciendo: "¿Por qué no te muestras a todos?"

Ese golpe cambió toda la escena. Krishna apareció en ropas resplandecientes , cara risueña, linda forma y sobre el pájaro blanco. Mientras los asombrados pueblerinos se recuperaban de la sorpresa, un carro celestial, el Vimana, llegó volando del cielo y Krishna le pidió a Maladasa que subiera a él. Entonces, con el Señor a su lado, Maladasa se elevó y pronto desapareció de la vista de sus vecinos.

El Señor siempre sopesa únicamente el sentimiento detrás de la oración; por eso, para satisfacer a los devotos y complacerlos mediante la forma, con atributos visibles al ojo y reconocibles por los sentidos, debe ofrecerse algo no alcanzable por los sentidos (indriya). De esta manera, el karma mismo se vuelve adoración con la adición, hasta el punto de saturación, de la dedicación. El apego es la semilla, el sentimiento o dedicación es el retoño, el amor es el árbol, y la existencia-conciencia-bienaventuranza (sat-chit-ananda) es la fruta. Los Vedas tienen secciones sobre karma, secciones sobre prácticas (upasana) y secciones sobre conocimiento (jñana). El Mahabharatha enseña todas estas secciones y así puede decirse que, para el árbol de los Vedas, el Bharatham es la fruta.

Han oído que el Señor viene al mundo cuando el dharma declina. La declinación de los Vedas es equivalente a la declinación del dharma, pues los Vedas son la raíz misma del dharma. Hay cinco tesoros que los buenos siempre tratan de salvaguardar y que ustedes deben intentar promover: las vacas, el brahmín, los Vedas, los Shastras y la castidad. Si éstos se pierden, entonces la vida está perdida, todo lo que añade valor a la vida está perdido.

Donde haya dharma, allí está Krishna también; por eso, piense cada uno de ustedes: "¿Cómo o hasta dónde he merecido la gracia del Señor?". Ustedes son los que la atraen sobre sí; ustedes son los que la mantienen alejada. Ustedes se enredan, se atan y se dejan atrapar en la trampa. Nadie es su enemigo sino ustedes mismos. Nadie es su amigo, sino ustedes son su propio amigo. El gurú les muestra el camino, pero ustedes lo tienen que recorrer solos sin temor ni vacilación.

El Mahabharatha explica claramente las represas que el eterno dharma ha construido para dirigir las turbulentas aguas de los sentidos y de las emociones hacia el mar sin dañar las riberas. El estado de brahmacharya (celibato o castidad), el de grihastha (hombre de familia), el vanaprastha (retiro) y el de sannyasa (renuncia) son etapas de la vida con las restricciones y regulaciones prescritas para cada una, son represas para proteger al individuo y a la sociedad del surgimiento del animal en el hombre. Aún hoy, el Mahabharatha puede ser de gran ayuda: es una inspiración para todos los tiempos, para toda la humanidad.

La batalla entre el campo del dharma (dharmakshethra) y el campo de la maldad (kurukshethra) siempre se está librando y no importa lo fuerte que el lado de los kurus pueda parecer y aun cuando tengan a los yadavas de su lado, si el Señor es el cochero, la victoria está asegurada para los campeones del dharma.

Incluso ahora que los chinos se están agolpando en la frontera, la mejor armadura para el país es el dharma, que ganará la gracia de Dios. ¿Qué hay de imposible para un pueblo que ha obtenido y sigue practicando el dharma?

(1) Ananda : Felicidad plena, total, suprema, absoluta.