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Discursos dados por Sai Baba

12. 26/03/93 El martirio de Mansur

El martirio de Mansur

El martirio de Mansur

26 de Marzo de 1993

Trayee Brindavan

( Bhagavan relata la historia del santo Mansur, quien murió como un mártir 400 años atrás, con el mantra “Aham Brahmasmi” en sus labios )

Hace unos 400 años, vivía en la ciudad de Benares un hombre llamado Mansur. Gracias a sus buenos samskaras (tendencias heredadas) y a las enseñanzas de su preceptor, él había desarrollado una fe firme en el aforismo Védico “Aham Brahmasmi” (Yo soy Dios). Cuando la gente lo oía repetir siempre este aforismo, le preguntaba si él realmente era Dios. Mansur solía decirles enfáticamente tres veces: “Sí. Yo soy Dios”. Con el correr del tiempo, se volvió blanco de la envidia y el odio de los hombres prominentes de Benares, incluyendo a los eruditos Védicos y las cabezas de instituciones religiosas. Ellos fueron en masa a ver al rey de Benares y se quejaron contra Mansur, diciendo que no tenía conocimientos del sánscrito ni de las escrituras, pero que iba de aquí para allá exclamando “Yo soy Dios”, insultando de este modo a los eruditos y pandits eminentes. El rey llamó a Mansur a su corte y le preguntó: “¿Quién eres?” La respuesta llegó prontamente: “Yo soy Dios”. El rey lo hizo examinar por expertos médicos y descubrió que no estaba loco. Entonces le aconsejó a Mansur que dejara de decir “Yo soy Dios” en vista de las quejas de los eruditos y Matadhipatis, que lo acusaban de blasfemia. Mansur se rehusó firmemente a obedecer la orden del rey y declaró que daría su vida antes que abjurar de su fe inconmovible y su firme convicción de ser uno con Dios. Él cuestionó audazmente al rey: “¿Por qué quieres que renuncie a la verdad? La verdad es: Yo soy Dios; tú eres Dios; todos son Dios”.

Quien tiene pureza de corazón encontrará a Dios en todos

Como no cambió su actitud a pesar de todo tipo de persuasiones y amenazas, el rey ordenó que le cortaran las manos por la ofensa de desobedecer al rey. Mientras los esbirros del rey sujetaban firmemente a Mansur y levantaban sus espadas relucientes, él siguió exclamando a viva voz con valentía “Aham Brahmasmi”, sonriendo sin cesar. Después de cortarle ambas manos, los verdugos fueron a informarle al rey que Mansur seguía repitiendo en forma impertérrita y con una sonrisa su declaración, incluso después de que le cortaran las manos y sangrara profusamente.

El rey se dirigió al sitio del padecimiento de Mansur y descubrió que el lugar reverberaba con el sagrado sonido de “Aham Brahmasmi”, que provenía incesantemente de la lengua del sonriente Mansur así como también de la sangre que manaba profusamente de sus manos hacia el suelo. En poco tiempo, Mansur cayó muerto con una sonrisa, un rostro calmo y “Aham Brahmasmi” en los labios.

El rey, profundamente conmovido, se postró a los pies de Mansur. Hizo llamar a los eruditos, sacerdotes, pandits y cabezas de instituciones religiosas que habían levantado quejas contra el santo Mansur. Cuando éstos se presentaron, los reprendió severamente diciendo: “¿De qué les ha servido su conocimiento libresco? Ustedes no pudieron reconocer o comprender la grandeza de Mansur. Él fue un hombre que estableció la unidad en pensamiento, palabra y acción. Ustedes no practican lo que leen y enseñan. Son una banda de engreídos gusanos roedores de libros, envidiosos de las personas verdaderamente grandes. Engañado por sus quejas, yo he cometido el pecado de asesinar virtualmente a una persona tan santa. No obstante, él se ha convertido en un mártir al sostener la verdad más elevada de “Aham Brahmasmi”. Para enseñarles una lección y proporcionarles una fuente de inspiración a ustedes y a su progenie, construiré un monumento en memoria de Mansur en el mismo Agraharam de ustedes”.

El criterio para la verdadera devoción no es ser un experto en las escrituras o en la ejecución rutinaria de las así llamadas prácticas espirituales, sino el tomar conciencia de la divinidad en uno mismo así como también en todos los demás, lo cual puede alcanzarse sólo a través de la firme adhesión a la verdad, la pureza de corazón y el amor universal. Donde hay Chitta Shuddhi (pureza de mente y corazón), habrá Jñana Siddhi (sabiduría). Quien posee Chitta Shuddhi no necesita ir a un bosque o a centros de peregrinaje en busca de Dios. Hallará a Dios en sí mismo y también en los demás.


Traduccion Mercedes Wesley