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Discursos dados por Sai Baba

06. 23/03/89 Vivan de acuerdo a su rol

Vivan de acuerdo a su rol

Vivan de acuerdo a su rol

23 de Marzo de 1989

La Divinidad está presente en cada uno en una forma no manifestada. Todos los seres humanos son chispas de la Divinidad, como las olas lo son del océano. Cada hombre es la encarnación de la Divina Ser-Conciencia-Bienaventuranza o Sat- Chit-Ananda. Esto ha sido descrito categóricamente en el Bhagavad Gita.

Como Dios es la encarnación del Amor, el hombre es también una encarnación del Amor. Pero el hombre de hoy en día no lo ha manifestado completa y apropiadamente debido a su egoísmo y a su egocentrismo.

Aunque la humanidad ha avanzado considerablemente en las esferas material y científica, ha descendido lastimosamente en lo moral y en lo espiritual. El egoísmo predomina en cada acción.

Detrás de cada pensamiento, de cada palabra, predomina el interés propio. Es sólo cuando se erradique este egoísmo que la Divinidad podrá revelarse.

Al rendir servicio (seva) debe haber un reconocimiento de la omnipresencia de la Divinidad en todos los seres humanos. Los hombres no han desarrollado el espíritu de sacrificio (tyaga) o de aversión a los placeres sensuales (bhoga). El verdadero servicio requiere de espíritu de servicio. Se ha declarado que el sacrificio es el único medio para adquirir inmortalidad.

El hombre se ha vuelto presa del descontento Los hombres parecen estar en busca de Dios. No se dan cuenta de que todo lo que ven está permeado por Dios. Todas las formas son Divinas, pero debido a que la visión del hombre se ha dirigido afuera es incapaz de obtener la visión interna de la Divinidad.

El hombre ansía la paz. Aunque la fuente de paz y bienaventuranza estén dentro de él mismo, él las busca en lo externo a semejanza del que persigue un espejismo. Debido a la actividad inquieta, a la preocupación sin fin y a los deseos ilimitados, el hombre ha perdido la paz mental y se ha vuelto presa del descontento y de la miseria. Desde el principio la paz debe ser cultivada dentro de uno mismo, y luego esa paz debe extenderse a la familia. Desde el hogar debe esparcirse a nuestra aldea. Así, la paz debe empezar con el individuo y extenderse a la sociedad entera.

En la organización Sai se hacen esfuerzos por propagar los valores de la Verdad, la Rectitud, el Amor, la Paz y la No-Violencia.

Esto es sólo propagación pero no práctica (o demostración).

La mera prédica es inútil. La Verdad debe practicarse. La Verdad y la Rectitud son los más elevados valores sostenidos por la cultura bharatiya. Si la gente no vive de acuerdo a la Verdad y la Rectitud, su humanidad no vale nada.

De todas las virtudes, el Amor es lo máximo. Si el Amor es alimentado, todas las otras cualidades fluyen de él. En cada forma de práctica (sadhana) el Amor tiene el primer puesto.

El Amor es la marca suprema de humanidad. El Amor es Dios, vivan en el Amor. Empiecen el día con Amor, llenen el día con Amor, finalicen el día con Amor. Deben dedicarse al servicio evitando toda traza de engreimiento (ahamkara).

Nuestra degradación es el resultado de olvidar a Dios. Cuando recordamos a Dios, nuestra vida se llena de paz y de felicidad.

El hombre posee tres clases de habilidad de deseos (ichchashakti).

Una es: el deseo libre (svechcha). La segunda: el cumplir con los deseos de otros (parechcha). La tercera: el no tener deseos (anichcha). Svechcha no significa libertad de actuar como uno quiere, usar la fuerza y las posesiones como le place sin importar los derechos de los demás.

El verdadero significado de las tres habilidades de desear La verdadera libertad para actuar como uno desea (svechcha) consiste en tomar una decisión con la propia mente, llevarla a la acción y aceptar las consecuencias para bien o para mal, de todo corazón. Este es verdadero libre albedrío. La libertad que desean para hacer lo que les plazca debe implicar que, de igual manera, libremente aceptan las consecuencias que se desprendan de su realización. Parechcha se refiere a lo que uno hace debido a la instigación o mandato de otros, lamentando después las consecuencias resultantes de tales acciones y echando la culpa a otros por lo que uno sufre. Anichcha se refiere a los sucesos fortuitos que ocurren sin la voluntad de uno o como acciones instigadas por otros, y se aceptan como providenciales.

Habiendo obtenido la preciosa forma humana, los hombres deben buscar vivir de acuerdo a los verdaderos requerimientos de esa forma. Deben darse cuenta de que el hombre no ha nacido para revolcarse en la ignorancia, la pobreza o el pecado.

Él ha nacido para un destino más elevado. Él debe vivir de acuerdo al papel que le ha sido conferido.

El Rey, el Sannyasin y el Bailarín Una vez un renunciante (sannyasin) llegó donde un maharajá y le expuso las sagradas verdades del Vedanta. El rey estuvo complacido con su exposición y le ofreció un platón lleno de monedas de oro. El asceta declinó aceptarlas diciendo que no era propio del sayal que llevaba el aceptar ningún regalo material.

“¿Qué necesidad tengo yo de estas cosas, cuando he renunciado a toda cosa mundana?”, dijo. El rey estuvo muy contento con la actitud del sannyasin.

Al día siguiente la misma persona volvió a la corte en la forma de una bailarina. Bailó soberbiamente delante del rey.

Éste, muy complacido, le ofreció a la bailarina un platón de monedas de oro. Ella declaró que no estaba ansiosa de aceptar tan magro galardón y que quería más. El rey se percató en aquel momento de que la persona vestida de danzarina era la misma persona que había aparecido como sannyasin el día anterior. El rey le dijo: “Ayer tú declinaste aceptar el regalo de mis manos y ahora pides más de lo que te estoy ofreciendo.

¿Cuál es el significado interno de esta diferencia de actitud?”.

Ella señaló que cada uno tiene que actuar de acuerdo al papel que asume. Usando el vestido de sannyasin era lo más apropiado para el asceta el rechazar cualquier don material, pero en el papel de bailarina ella tenía derecho a pedir tanto como le pareciera conveniente. Ese día ella estaba desempeñando el papel de bailarina.

Cuando el rey oyó su respuesta sintió que había aprendido una buena lección de ella. “Aquí estoy yo, un rey. Debo comportarme como rey y no conducirme de ninguna manera inadecuada para una persona que usa ropas reales”. Él apreció la lección que la mujer le había enseñado.

Hoy en día alguien puede usar la túnica ocre, pero su corazón está lleno de vileza, tiene deseos de los cuales aun un amo de casa está libre. La cultura bharatiya ha sido minada por tal doble vida. Cuando ustedes consideran a los pandits, muchos de ellos están muy versados en las escrituras y pueden recitarlas de memoria. Pueden ostentar sus rosarios usados en la repetición del nombre de Dios (rudrakshamalas).

Pueden usar preciosos chales, pero sus acciones no están en concordancia con sus vestidos y adornos. El Gita declara que el “verdadero escolástico ve a todo con un ojo igual” (Panditaha samadarshinaha). ¿Cómo pueden esos que no tienen esta visión equilibrada ser descritos como pandits? Si uno proclama ser un sannyasin que ha renunciado a todas las cosas mundanas, pero continúa teniendo deseos, ¿cómo puede ser mirado como sannyasin? Hoy en día muchos que exhiben ostentosamente su conocimiento de las escrituras son personas que disfrutan de los lujos (bhogarajus) o están llenos de enfermedades (rogarajus), pero no se vuelven maestros de renunciamiento (tyagarajus).

El rol de los servidores Sai Ustedes son los miembros del Sathya Sai Seva Dal (Organización de Servicio de Sathya Sai). Como tales deben esforzarse por rendir servicio de acuerdo a su papel. Ustedes son servidores (sevaks). Tengan el sentimiento de que a quienquiera que ustedes sirvan están sirviendo a Dios. Recuerden en qué espíritu Hanuman, el mono, le sirvió a Sri Rama. No deben imaginarse que porque él era un mono carecía de inteligencia o de otras cualidades. Él ha sido descrito como “tranquilo, virtuoso y fuerte”. Cuando él estaba en un árbol en el bosque de ashokas, en Lanka, las demonias (rakshasas) le preguntaron quién era y de dónde había venido. Hanuman contestó: “Soy el sirviente de Sri Rama, el Señor de Koshala” (Dasoham Kaushalendrasya).

Él no hizo alarde de su valor o conocimiento. Estaba contento con describirse a sí mismo como el humilde y devoto servidor de Rama.

Tengan en mente la máxima: “Si primero no se vuelven un servidor (kimkara) del Señor, listos para llevar a cabo Sus mandatos, ustedes no pueden volverse Divinos (Shankara)”.

Ustedes tienen que transformar sus vidas a través del servicio.

No deben dar cabida, ni en la mínima extensión, a la arrogancia o al interés egoísta en sus actividades de servicio. Instalen en su corazón el sentimiento de que el servicio que rinden a alguien es servicio a Dios. Sólo entonces el servicio del hombre se vuelve servicio a Dios (Madhava).

Dediquen todas sus acciones a Dios Nacidos en la sociedad, criados en la sociedad, educados por la sociedad y derivando incontables beneficios de la sociedad, ¿qué están haciendo ustedes por la sociedad? El servicio social debe ser visto como una expresión de gratitud a la sociedad, por lo que ha hecho por nosotros. Sin la sociedad no podemos sobrevivir. El cuerpo que Dios nos dio debe emplearse para practicar el Dharma. Como dijo Prahlada: “¿De qué sirve el nacimiento humano si los varios órganos como las manos, piernas, boca y oídos no están dedicados a la adoración del Señor?”. Tal hombre es una carga para el vientre que lo cargó.

Shankaracharya, el exponente del sendero del conocimiento (jñana marga) al final alabó el sendero de la devoción (bhakti) en su “Bhaja Govindam”.

Las mujeres son dadas a la charla excesiva. Deberían tratar, aun sus tareas cotidianas, como una forma de trabajo concentrado.

Si están imposibilitadas de asistir a un satsang debido a sus tareas de amas de casa no deben sentirse miserables por eso. El cumplir con las tareas en casa es tan sagrado como el asistir a un satsang. Sólo si hacen las tareas domésticas en forma apropiada estarán capacitadas para rendir servicio apropiado afuera. Cualquier trabajo que ejecuten en casa, ya sea limpiando el piso o haciendo pan, conviértanlo en una forma de ejercicio espiritual. Impregnen cada acción de amor por lo Divino y dedíquenlo a Dios.

Discurso pronunciado a una gran concentración de trabajadores activos y otros devotos en Abbotsbury, Madrás, el 23 de marzo de 1989.

Vivan en la constante contemplación de su parentesco con los otros y con el Universo. Hagan el bien a otros, traten a toda la naturaleza con bondad, hablen suave y dulcemente, vuélvanse niños desprovistos de envidia, odio y codicia. Cuando su ego traspase el umbral de su familia o grupo y abarque afablemente a los de afuera, habrán dado el primer paso para cruzar el umbral de la ilusión (maya).

Baba