.



 

Discursos dados por Sai Baba

12. 19/06/89 Experimentando la omnipresencia

Experimentando la omnipresencia

Experimentando la omnipresencia

19 de Junio de 1989

La primavera que se ha ido, volverá. La luna menguante volverá a crecer, pero la juventud y el agua que corre por el río, no volverán. Es esencial para los estudiantes, en el precioso período de su juventud, cultivar pensamientos puros y buenos hábitos. Entre los regalos de Dios, el tiempo es el más importante. Sólo cuando se utiliza el tiempo apropiadamente en actos sagrados, es que el cuerpo y las acciones son santificados.

En el presente, la mitad de la vida de un hombre se gasta en dormir y comer. Mucho de lo que resta se desperdicia en inútiles parloteos y juegos simiescos o en chismes difamatorios o calumnias solapadas. Muy poco tiempo se dedica en pensar en cómo puede uno mejorarse o servir a otros. Ningún intento se hace por comprender el propósito de la vida, a pesar de lo precioso y sagrado del nacimiento humano. El hombre tiene que descubrir, como se prescribe en el Bhagavatam, cómo puede retornar a la fuente de donde vino. Este es el destino natural de todos los seres. El secreto de la existencia humana es conocer cómo sacar el mejor uso del tiempo para realizar nuestro divino destino.

El hombre moderno no tiene idea del control de los sentidos.

No tiene concepto de la autorrestricción. Lleva la vida de un libertino.

Este modo de vivir licencioso sólo puede resultar en degradación y ruina.

La meta del control de los sentidos es lograr una concentración centrada en un solo punto. Ayuda también a centrar la mente. Sin firmeza mental el hombre se deshumaniza.

Tres cosas son esenciales para cada uno: reconocer la meta, comprender la verdad (acerca de la vida humana) y realizar lo Eterno. Hoy, los estudiantes deben tomar conciencia de la importancia de la meta a que tienen que aspirar. Al ignorar la meta, los estudiantes viven sin aspiraciones, sin alcanzar la paz o la alegría. A pesar de estar cerca de la Divinidad, ellos se olvidan de lo divino y toman los caminos equivocados. No obstante los muchos años que han estudiado aquí, no hay cambio en sus pensamientos ni en su conducta.

El Señor y la Maya son gemelos Esto se debe a que no han entendido verdaderamente la espiritualidad, aunque profesan conocer todo acerca de ella. Es porque están completamente envueltos en la conciencia corporal, que no pueden captar la naturaleza de la Divinidad. La conciencia del cuerpo es el producto de la ilusión (maya) o de la ignorancia.

No es fácil librarse de esta ilusión.

Hay una historia que ilustra el dominio de la maya. Una vez, Bhagavân llamó a Maya y dijo: “¡Maya! Estoy adquiriendo mucha mala fama por culpa tuya. Los hombres culpan a Dios por llevar el disfraz de Maya (Mayopadhi). Me desprestigian porque tú me estás siguiendo siempre. De ahora en adelante, no te quedes más conmigo. Aléjate de mí”. Con toda humildad, Maya se inclinó ante el Señor y dijo: “¡Oh Señor! Ciertamente obedeceré tu mandato, pero, por favor, dime en qué lugar es que Tú no estás presente y yo me iré allí”. El Señor se rió fuertemente y dijo: “No hay lugar en que Yo no esté presente. Tú y Yo somos gemelos. Te puse este problema sólo para obtener tu respuesta”.

Hoy en día cada individuo declara que Dios es omnipresente, pero ninguno se conduce como si hubiera tomado realmente conciencia de la verdad de esta omnipresencia. No está claro si usan esta palabra con alguna comprensión de su significado o de la experiencia de su verdad o por ignorancia.

Todo estudiante, similarmente, habla superficialmente de Swami y de su omnipresencia y omnisciencia. Puede que se basen en el conocimiento libresco.

La omnipresencia y el autocontrol La omnipresencia de Dios es cierta, pero se tiene el derecho de hablar sobre ella solamente cuando se la ha experimentado, al menos, en una pequeña escala. Aun si se prueban sólo unas pocas gotas de néctar, algo de pureza puede obtenerse. ¿De qué sirven potes llenos de néctar si permanecen intocados? Por esto deben esforzarse, aunque sea en pequeña medida, por experimentar la omnipresencia de Dios. El hablar sólo acerca de ella es igual a hacer un fraude acerca de Dios. Es un pecado muy grave.

Algunos seres de alma elevada se han esforzado por experimentar la omnipresencia de lo Divino, pero el sistema educativo prevaleciente no capacita al estudiante para obtener esta experiencia. Esto se debe a que han perdido la capacidad de controlar los sentidos, que es el prerrequisito para experimentar lo Divino. El primer paso es el control de los deseos. Debe haber unidad entre palabra y acción. Tienen también que investigar por qué medios ustedes pueden experimentar la omnipresencia de lo Divino.

Tomen el ejemplo de un árbol. Una fruta no puede nutrir a otra. Todas las frutas son nutridas por el árbol; el árbol está sostenido por sus raíces. Es sólo cuando cuidan las raíces que pueden tener el árbol y las frutas. Cuando nutren las raíces suministrándoles abono y agua, el árbol se desarrolla bien. De la misma manera, sólo cuando se den cuentan de que todo el Cosmos está sostenido por lo Divino, podrán experimentar su omnipresencia.

Los tres gigantes espirituales En la región de Andhra existieron tres “Rajus”: Potharaju, Thyagaraju y Goparaju. Todos estos tres fueran gigantes espirituales. Potharaju es Pothana, el gran autor del Bhagavatam en telugu. Viendo la extrema pobreza de Pothana, su cuñado, Srinadha, le suplicó que dedicara su Bhagavatam a algún gobernante que le retribuyera con riquezas materiales. Srinadha dijo que al dedicarle su trabajo a Sri Rama, Pothana no estaba obteniendo beneficios tangibles y que estaba en la mayor pobreza.

Pothana sentía que en vez de buscar recompensas materiales de insignificantes gobernantes terrenales, era mucho mejor dedicar su trabajo a Dios, aun si eso significaba vivir una vida de penuria. Él declaró que no elegiría vivir de la largueza de un orgulloso e inicuo gobernante. Prefería llevar una vida piadosa como granjero, viviendo de los frutos de su trabajo. Debido a que Pothana eligió dedicar su trabajo al Señor su Bhagavatam ha ganado fama imperecedera. Desde el momento en que empezó a componer el Bhagavatam, Pothana reconoció que era enteramente el trabajo de Sri Rama y debía dedicarse a Él como una ofrenda piadosa. Él consideraba a Rama como el inspirador, el escritor y el disfrutador del poema. Pothana le dijo a Srinadha que Dios era al Señor de todo en la creación: el creador, el protector y el destructor. “En vez de ofrecer el trabajo al Supremo Ser, no es digno dedicarlo a un hombre mundano revestido de pompa y orgullo”, dijo él.

Llegando a Thyagaraja. Viendo las dificultades del santo compositor, el Rajá de Tanjore le envió regalos valiosos en un palanquín. Viendo estos presentes, Thyagaraja sonrió y le rogó a su mente que le dijera si verdaderamente estos tesoros le iban a traer felicidad real o la constante visión de Sri Rama. Sintió que la proximidad de Rama era su mayor riqueza y le devolvió los regalos al Rajá. Thyagaraja vivió de acuerdo a su nombre (Tyaga = renuncia, Rajá = rey) renunciando a todas las cosas del mundo. Declaró que Dios era todo lo que necesitaba y que no buscaba nada de nadie.

Dios es el supremo protector de todos El tercer devoto fue Goparaju, quien adoraba a Sri Rama instalado en el templo de Bhadrachalam. Le ofreció todas sus ganancias y posesiones a Sri Rama. Dedicó hasta los impuestos recolectados por él en su calidad de recaudador de impuestos a la construcción del templo a Rama y a la hechura de ornamentos para las deidades en el templo. Cuando el Thanisha lo acosó, él declaró que le había ofrecido todo a Rama y no albergaba deseos propios. “Me he rendido a Rama totalmente”, declaró.

Estos tres santos habían reconocido la omnipresencia de Dios. Ellos creían firmemente que Dios era el supremo protector de todo. Ellos son verdaderamente Bhagavatas, devotos de Dios. Muchos de los que proclaman ser devotos hoy en día, no lo son para nada. Los llamados devotos están buscando seguridad externa solamente –seguridad de las autoridades, de los merodeadores y similares peligros externos–. Estos son devotos mercenarios y no genuinos devotos.

Los Bhagavatas de antaño vivían una vida libre de preocupaciones, poniendo su total confianza en Dios como el supremo protector. Debido a esta fe, eran absolutamente competentes para declarar que Dios es omnipresente. Aquellos que usan este epíteto ahora están, simplemente, profiriendo lo que parece oportuno para la ocasión. Ustedes pueden encontrar a Dios en todas partes hoy, pero pueden encontrar pocos verdaderos devotos de Dios. Los devotos de ahora no son devotos que se hayan rendido totalmente a Dios.

El cadáver de un pecador Una vez un viajero, yendo de camino, se acercó a un ashram cerca del cual había un cementerio. Buscó en el ashram protección del calor del día. El Gurú del ashram le estaba dando una charla a sus discípulos. El viajero acogió la oportunidad de escuchar un sagrado discurso. A la caída del sol, el Gurú y los discípulos salieron fuera del ashram y vieron un extraño espectáculo y los discípulos le preguntaron al Gurú qué sucedía.

El Gurú sonriendo dijo que lo que estaban viendo era un cadáver que los chacales y los perros estaban tratando de acarrear.

Habían desenterrado el cuerpo que había sido sepultado en la mañana y trataban de hacer una comida de él.

Justamente entonces, un enorme chacal llegó y les envió algún mensaje a los otros chacales. Inmediatamente todos los chacales abandonaron el cuerpo y se retiraron a la selva. Los discípulos le preguntaron al Gurú por qué los chacales habían abandonado el cuerpo que había aparecido en su camino. El Gurú meditó por un tiempo y luego les explicó a los discípulos la razón del extraño fenómeno. El Gurú dijo: “La historia de la vida de este cuerpo es muy notable. Este hombre, durante su vida entera, no había escuchado las palabras de los mayores ni el nombre de Dios. Aun si él oía algo, nunca le preocupó seguir los consejos. Nunca hizo una buena acción en su vida. Sus ojos nunca se volvieron hacia algo santo ni sus manos nunca se emplearon en algo sagrado. Era codicioso de la riqueza de otros, pero nunca alimentó a un hombre hambriento en su vida. Sus pies nunca se acercaron a ningún templo o santuario. El chacal mayor que vino al cementerio les dijo a los otros animales que el cadáver de tal persona no era apto para ser consumido ni siquiera por animales. Los pecados del hombre muerto los iban a infectar también a ellos si tocaban el cuerpo de tal pecador. Los chacales abandonaron el cuerpo al oír esta advertencia”.

La moraleja de esta historia es que no debemos pensar que no importa lo que pase con el cuerpo después de la muerte. Aun el cuerpo debe ser santificado y, para este fin, deben hacerse buenas acciones durante la vida. Cada miembro del cuerpo debe ser dedicado a sagrados propósitos. Un cuerpo que no ha sida santificado de esta manera, será despreciado hasta por los chacales. Recuerden lo precioso del cuerpo humano que les ha sido otorgado. Úsenlo para hacer servicio a otros. Vean que cada órgano en el cuerpo sea utilizado para hacer actos sagrados.

El deber de los estudiantes del último año Hay un tiempo apropiado para hacer cualquier cosa. Krishna eligió el campo de batalla de Kurukshetra para impartir el mensaje del Gita a Arjuna, aunque ellos habían estado muy cercanos por décadas. Recuerden que Swami sabe todo lo que está pasando aunque Él pueda parecer que no supiera nada. Reconozcan la diferencia entre lo Divino y lo humano. La Divinidad, aunque es omnisciente y omnipotente, actúa como si no supiera nada. El ser humano, aunque es totalmente ignorante e incompetente, pretende saberlo todo y tener todo el poder.

Los estudiantes deben darse cuenta de que Swami lo sabe todo acerca de sus malos comportamientos. Debido a que las advertencias individuales en el pasado no han tenido efecto, Swami ha elegido reprobarlos en público. La mayoría de los estudiantes se comportan bien. Son los pocos indisciplinados y mal criados que dan mal ejemplo al resto. Si no se reforman, no tienen cabida en este Instituto. No nos preocupan los números.

Estamos contentos aun si tenemos sólo unos pocos buenos estudiantes.

La meta del Instituto Sai Este Instituto ha sido establecido para rejuvenecer a la nación y promover el modo de vida dharmico en el país, a través de una generación de estudiantes educados en la rectitud. No tiene fines comerciales. Deben velar por que el buen nombre del Instituto sea preservado. Cada uno debe examinarse a sí mismo. Los de último año deben ser ejemplares en su conducta.

Si todos ustedes se comportaran bien ¡qué cambio habría en el mundo! Le dedico el setenta y cinco por ciento de Mi tiempo a los estudiantes y les doy sólo veinticinco por ciento a los devotos de todas partes del mundo. Dense cuenta de cuánto amor les prodigo a ustedes. Si ustedes desperdician esta sagrada oportunidad, no la volverán a tener. Condúzcanse como los hijos de una sola madre. Los estudiantes mayores deben ser una inspiración para los más jóvenes. Preocúpense más por adquirir un buen carácter que por obtener grados. Si los padres y los maestros son indiferentes a sus responsabilidades, Swami no puede evadir Su obligación de señalar sus lapsos y corregirlos. Los buenos estudiantes recibirán ayuda de todas las formas posibles, pero a los malos, no se les dará cuartel. Tengan siempre en mente que el Instituto Sathya Sai es una institución sagrada. Ha sido establecido para promover el bienestar del mundo. Sólo los buenos estudiantes pueden servir para mejorar la nación. Estaremos contentos si solamente tenemos un puñado de ellos.

Discurso pronunciado en el Mandir de Prashanti el 19 de junio de 1989, en el transcurso de una serie de discursos dados a los estudiantes del Instituto Sathya Sai de Estudios Superiores.

Nadie que esté lleno de orgullo y presunción es apto para manejar el poder. Solamente la persona que está imbuida de humildad y parezca no muy sapiente, está capacitada para ejercer la autoridad. Hanuman es un ejemplo de tal persona. Aunque estaba dotado de enorme valentía, aparecía como una persona común. Esta humildad le capacitó para dar el salto a través del océano. Sócrates, quien fue alabado como el hombre más sabio entre los griegos, siempre profesaba que él no sabía nada.

Baba