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Discursos dados por Sai Baba

27. 21/11/87 Amen a Dios, teman el pecado, sirvan a la sociedad

Amen a Dios, teman el pecado, sirvan a la sociedad

Amen a Dios, teman el pecado, sirvan a la sociedad

21 de Noviembre de 1987

El cuerpo es la vestidura que la mente ha adoptado para funcionar y crecer. Los pensamientos y las experiencias de varias vidas anteriores están impresos en la mente. Cuando esta se llena de buenos pensamientos, no hay nada que no pueda alcanzar. Los pensamientos dan lugar a acciones. Las acciones producen hábitos. Los hábitos moldean el propio carácter. Y el carácter decide el destino de uno, para bien o para mal. Por eso los pensamientos constituyen la base de la desgracia o la buena fortuna de cada uno. No hay mayor bendición que tener buenos pensamientos. Relacionarse con personas honradas contribuye a tener buenos pensamientos.

Los pensamientos ayudan a fortalecer el poder de la voluntad, que es la base para adquirir otras cualidades, como el discernimiento, la inteligencia, la determinación, la elocuencia y la indagación.

Sin embargo, este poder de la voluntad, que está en todos, se debilita por el aumento ilimitado de los deseos. De la experiencia personal de cada persona surge que los individuos adictos al cigarrillo o a la bebida desarrollan el poder de la voluntad cuando reducen el consumo de tabaco y alcohol.

Tres máximas para los trabajadores activos Es una verdadera lástima que la gente sacrifique las cosas más preciosas de la vida por los placeres pasajeros y superficiales. Al perseguir lo trivial, los hombres participan en actividades pecaminosas y olvidan lo Divino. Es imposible escapar a las consecuencias de las malas acciones. Por eso, todos deberían temer el pecado. De igual forma, deben amar a Dios. Si cumple con estas dos premisas, el individuo se convertirá en una persona de bien. En consecuencia, todos los trabajadores activos deben tener presente estas tres cosas:

El amor a Dios (daiva priti); el temor al pecado (papa priti) y la moral de la sociedad (sangha niti). Si se observan las tres, el servidor estará practicando todos los demás valores humanos. El temor al pecado dará como resultado no violencia y paz. El amor a Dios fomentará la adhesión a la verdad y la expresión de amor hacia todos los seres. La moral social será la rectitud (dharma) misma.

No tiene sentido repetir como un loro las palabras Sathya, Dharma, Shanti, Prema y Ahimsa. Deben esforzarse por experimentar la divinidad. El caos y los conflictos que prevalecen hoy en el mundo se deben a la falta de temor al pecado y de amor a Dios. Los valores humanos están desapareciendo de la sociedad. Los malos pensamientos y las intenciones malvadas están arruinando la vida de la gente, y deben eliminarse totalmente. Los trabajadores Sai no deben dedicarse al chisme escandaloso ni a hablar mal de otros.

Deben ver lo Divino en cada persona y sentir que, cuando hablan mal de otros, se están rebajando a sí mismos.

Los valores más elevados que todos deben atesorar Los trabajadores activos dedicados al servicio deben tener conciencia de que no hay nada más importante que servir y buscar promover el amor a Dios, el temor al pecado y la rectitud en la sociedad como los valores más elevados que todos deben atesorar. En verdad, si alguien ama a Dios, automáticamente temerá al pecado, y, cuando se dan estas dos cosas, la moral surge como una consecuencia natural.

La moral social es como un faro para la humanidad. Todos deben cultivar el amor a Dios y prestar servicio. El amor y el servicio (prema y seva) son como los dos ojos para un ser humano o las dos alas para un pájaro. Aquel que no siente amor por sus semejantes es como un hombre ciego. No debe haber falsedad al manifestar amor.

Este debe basarse en que lo Divino está presente en todos. Cuando el amor es sincero, se podrá experimentar verdadera paz y felicidad.

Tómenme como una ejemplo de esta verdad. Tengo amor para todos, hasta para aquellos que se portan mal. Tengo más amor para aquellos que se burlan de mí y hago que se acerquen. Esto me causa mucha alegría. Por ende, Mi vida es Mi mensaje. Conmigo, todo es sacrificio y dar, no disfrutar. El sacrificio mismo me parece placentero. Todos los trabajadores activos deben destacarse en el sacrificio y la dedicación.

Aquellos que desean servir a la sociedad con el espíritu apropiado y experimentar la alegría que ello conlleva, deben dedicarse a los demás. Deben emprender las actividades de servicio de acuerdo con su capacidad y habilidades, y no esforzarse por demás.

No deben participar en la recaudación de fondos. El dinero es la causa de muchos enfrentamientos y conflictos. Concéntrense en el servicio. Para una buena causa nunca faltarán los fondos. Hay suficientes personas con recursos en la organización Sai. No hay nadie más pobre que aquel que no quiere usar su dinero para buenos fines. Esos hombres son realmente dignos de lástima.

Todos son servidores en la organización Sai La organización Sai crece día a día. En ella no debe haber lugar para los grupos o las diferencias si todos los miembros cultivan la devoción, la dedicación, la tolerancia y el espíritu de sacrificio, y se consideran solo servidores. No hay lugar para para el autoritarismo.

Tengan o no un cargo, todos están dedicados al servicio. Esta organización funciona para aquellos que se han comprometido a servir con dedicación y desinterés. Aquellos que no prestan un servicio activo deben mantenerse fuera de la organización. Es mejor tener diez servidores activos verdaderos que una gran cantidad de dirigentes que se arrogan el crédito de lo que otros han hecho.

No debemos preocuparnos por la riqueza, la posición o el renombre de nadie. El servicio sincero es el único criterio. Aquellos que no participan activamente o que solo se dedican a habladurías frívolas o a criticar a otros no deberían tener un lugar en la organización.

Y los vanidosos tampoco deben quedarse. Solo aquellos que tienen la humildad de considerarse “servidores de servidores” pueden ser verdaderos servidores de Dios.

Trabajen sin hacer ostentación Hay personas que están vinculadas a varias organizaciones, ya sea con algún cargo o simplemente como miembros. Pero en realidad no pueden servir plenamente a ninguna de ellas. Aquellos que están conectados con otras organizaciones manténganse fuera de la Organización Sai. No es buen negocio estar asociado a cualquier organización sólo por el nombre o el prestigio.

Es mejor pertenecer a una sola y prestar un servicio efectivo por medio de ella.

Todo lo que la Organización ha logrado hasta ahora se debe a la labor sin ostentación de los “trabajadores activos”. Sé de su dedicación y sacrificio al prestar servicio, y estoy muy satisfecho con estos trabajadores.

No debe haber diferencias entre los trabajadores Sai por sus creencias, casta, comunidad o nación. Todas las religiones son iguales para ellos. Lo Divino es omnipresente. No puede limitarse a una imagen o una estatua en un pequeño santuario. Deben dedicarse al servicio con amor, viendo lo Divino como la encarnación del amor.

Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra, el 21 de noviembre de 1987.