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Discursos dados por Sai Baba

22. 27/09/87 La búsqueda perenne

La búsqueda perenne

La búsqueda perenne

27 de Setiembre de 1987

Aquello que la vista no puede percibir, pero que permite que los ojos vean, “eso” es Dios. Lo Divino no puede ser captado por la mente o descripto por la palabra. Lo Divino trasciende toda comprobación.

Él es Uno. “Yo soy Uno, que sea Muchos”. Los millares de formas en el cosmos emergieron de este pensamiento interno, de esa expresión de voluntad (sankalpa) del Uno. Para descubrir al uno en los muchos, los sabios prescribieron para la humanidad los senderos de la acción, la devoción (bhakti) y la adoración (upasana) e señalaron mediante frases como “Tat-Tvam-Asi” (“Tú Eres Aquello”) que se trata de un proceso de autorrealización.

Declararon que el individuo debe tomar conciencia de que el mundo fenoménico es de hecho una imagen reflejada de sí mismo.

Pero el hombre, olvidando su verdadero Ser, se identifica con los órganos de los sentidos y se complace en realizar acciones erróneas para obtener los placeres y dolores experimentados por los sentidos.

Cada hombre busca alcanzar la bienaventuranza (ananda) por algún medio y se esfuerza para lograr este fin. Pero la felicidad pura lo elude, porque él no conoce su verdadera naturaleza ni sabe dónde encontrarla. La bienaventuranza no puede encontrarse en el mundo fenoménico o en los objetos materiales, como casas, dinero y automóviles, ni puede obtenerse de los parientes. Si la bienaventuranza que el hombre está buscando es su propia y auténtica naturaleza, ¿de qué sirve buscarla en otra parte? La verdadera felicidad consiste en reconocer la propia Realidad.

Los deseos sólo llevan a la miseria y a la frustración Hoy el hombre está ansioso por conocer acerca de todo excepto de él mismo. Es capaz de ver todo lo demás, pero no su verdadero ser. Está atrapado en el engaño de que el mundo es diferente del Uno que lo sostiene. Aunque lo que está viendo es la manifestación de Dios, dice que no puede ver a Dios. Este es el resultado de la ignorancia. Todo lo que se ve, el acto de ver y el veedor constituyen lo Divino. Si se comprende la unidad de este aspecto trino de la Divinidad, se puede experimentar la verdadera bienaventuranza.

En la actualidad el hombre es presa de ilimitados deseos. No dan felicidad, porque los deseos se multiplican en el momento en que se satisfacen. Lejos de traer satisfacción, los deseos solo llevan a la miseria y la frustración, pues nacen del engaño. Solo cuando se destruya el engaño puede realizarse el Ser.

Hasta un sabio como Narada, que había dominado todos los Shastras, estaba sometido al engaño, y fue a ver a Sanatkumara (uno de los hijos mentales de Brahma) para averiguar cómo podría experimentar la suprema bienaventuranza (Brahmananda). Le dijo a Sanatkumara:

—¡Maestro! Deseo saber todo acerca de Brahmán y de cómo puedo obtener la visión de Brahmán. Confiéreme esta bendición.

Cuando Sanatkumara le preguntó a Narada cuáles eran sus méritos para recibir este mensaje, el sabio detalló su dominio de los Vedas y las escrituras, y proclamó su capacidad de exponerlos. Sanatkumara sonrió y le preguntó si sabía algo más. Narada respondió:

—Si he dominado todas las escrituras y reconocido que lo Divino es la base de todas ellas, ¿qué otra cosa hay que conocer?

¿Cuál es el misterio oculto acerca de Brahmán?

—¡Amado hijo! Si con todo este conocimiento, tú no has sido capaz de experimentar lo Divino, debes indagar en la razón de tu fracaso —dijo Sanatkumara—. Dios no puede ser reconocido por las indagaciones intelectuales ni por el estudio de las escrituras. El único medio es la devoción (bhakti). Órale a Dios con profunda devoción.

Entonces tendrás la visión de lo Divino.

Desarrollen el sentimiento de entrega total El hombre ha logrado destacarse en la esfera intelectual y en los conocimientos científicos y técnicos, pero no puede realizar a Dios por medio de estos logros. Solo alcanzan lo Divino aquellos que sienten una devoción pura y desinteresada. El Señor responde sólo a ese amor puro y centrado, y a esa devoción total. Los buscadores deben encontrar esa clase de devoción. Hoy en día las personas tienden a recordar a Dios cuando están en problemas y lo olvidan cuando están felices y cómodos. Con esta devoción de medio tiempo, los hombres aspiran a los frutos de la devoción de tiempo completo. ¿Cómo pueden obtener estos frutos? Deben desarrollar el sentimiento de entrega total a lo Divino y dedicar todos sus actos a lo Divino.

¿Qué significan las ofrendas (yagas) y los sacrificios (yajñas) que se están llevando a cabo? El propósito de estas ceremonias es realizar al omnipresente Divino con diversas actividades y rituales.

La parte devocional de bhakti (devoción a Dios) tiene nueve formas de adoración del Señor. Escuchar (shravanam) las historias de Dios; cantar su gloria (kirtanam); recordar Sus nombres (vishnusmaranam); el servicio a los pies del Señor (padasevanam); la postración ante el Señor (vandanam); ofrecer adoración al Señor (archanam); el servicio al Señor (dasyam); cultivar la amistad con el Señor (sneham); y la entrega (Atmanivedanam). Si alguna de estas formas de adoración se practica con fe plena, se puede experimentar lo Divino. El requisito primordial para realizar a Dios es un amor puro e intenso.

El ego es la barrera para experimentar lo Divino El egoísmo (ahamkara) y el apego (abhimana) han aumentado excesivamente entre las personas. Mientras haya egoísmo, es imposible experimentar lo Divino. El egoísmo y la envidia deben arrancarse por completo. Aquellos que no pueden soportar ver a los otros felices no tienen nada bueno. Solo obteniendo alegría de la felicidad de los demás se puede manifestar la devoción pura. Debemos preservar y fomentar los beneficios de nuestra antiquísima cultura, adaptando las antiguas tradiciones a la situación actual. Esta es una de las obligaciones principales de las Instituciones Sai.

En el decimoctavo canto del Bhagavad Gita, el Señor declaró:

“Ishvara mora en la región del corazón de todas las cosas vivientes”.

Esto significa que uno debe ver lo Divino en cada ser. Cuando hablan acerca de alguien o aman a alguien, piensen que están hablando de Dios y amando a Dios. Desarrollen esta sagrada actitud.

Si, por el contrario, consideran a la Divinidad diferente de sí mismos y llevan una existencia basada en las diferencias, estarán desperdiciando su vida. Los pujas (cultos), japas (repetición del nombre sagrado) y la meditación (dhyana) tienen su lugar en la adoración. Pero no deben limitarse a ellos. Deben ir más allá, hasta la etapa de la realización en Dios. Deben avanzar pasando de los rituales a la meditación (upasana), de la meditación al autoconocimiento (jñana). Es decir que deben pasar del dualismo (dvaita) al dualismo calificado (visishtadvaita), y de allí, al no dualismo (advaita).

Si no logran la experiencia de la no dualidad, no podrán entender la verdadera naturaleza del Atma.

Intenten comprender la vida espiritual Durante años han estado escuchando discursos acerca del Atma y de Brahmán. Pero no han hecho ningún intento de comprender lo que es la vida espiritual. ¿De qué les sirve sumergirse en objetos materiales y placeres sensoriales que son triviales y transitorios? Deben esforzarse por ir dominando gradualmente sus sentidos; si no lo logran, no obtendrán paz verdadera ni bienaventuranza duradera. El amor a Dios es el medio seguro para alcanzar esta bienaventuranza divina y perenne. La esencia del estudio de los Shastras, Puranas y Vedas es cómo desarrollar amor a Dios. Si este amor no existe, todos estos estudios no valen nada. Los ejercicios espirituales que carecen de amor a Dios son como frutos sin jugo.

Lo Divino está totalmente libre de preferencias y aversiones. Todo lo que el Avatar o encarnación divina piensa, dice y hace es enteramente para el bienestar del mundo y para darle felicidad a la humanidad.

La forma en que actúa lo Divino debe comprenderse correctamente.

A veces a alguien le puede parecer que Swami está enojado o es brusco. Esto es totalmente erróneo. Swami parece mantenerse alejado de algunas personas cuando siente que siguen caminos equivocados que pueden afectar negativamente su futuro. La única intención es corregir a los devotos descarriados. Por no darse cuenta de ello, la gente se deja llevar por preocupaciones y dudas diversas.

Actúen siempre con una mente pura Solo un espejo limpio puede reflejar una buena imagen. Si el espejo no está limpio, tampoco lo estará el reflejo. Del mismo modo, para experimentar lo Divino, es necesario tener un corazón puro.

La pureza de corazón es el resultado de la pureza de pensamiento, palabra y acción. Sea lo que fuera que hagan –un bhajan o cualquier otra acción–, deben actuar con una mente pura y con absoluta concentración.

Hoy en día se habla en todos lados de los términos “caridad” (dana), “rectitud” (dharma) y “sacrificio” (tyaga). Pero hay una grave equivocación acerca de lo que significa la caridad o el sacrificio.

Cuando uno prescinde de una suma de dinero para dárselo a alguien que se ha acercado a pedir ayuda, el dinero entregado no debe considerarse un acto de caridad o un sacrificio, sino el cumplimiento de una obligación preexistente. Nadie pide ayuda a menos que tenga un derecho que proviene del pasado. Y la persona que ofrece “ayuda” en realidad está pagando una vieja deuda. Si se negara a ayudar, estaría rehusándose a cumplir con una obligación que todavía existe. De la misma forma, la riqueza del conocimiento (jñana) que hemos recibido es un don de lo Divino. Debe ofrecerse a Él en la forma de servicio.

Un gran devoto una vez rogó: “¡Oh, Señor!, te estoy ofreciendo el corazón que me has dado. No puedo correr a tu santuario para ofrecerte adoración. Por favor, acepta mis ofrendas llenas de devoción desde el lugar donde me encuentro. Todo lo que tengo ha venido de ti. No hay nada que pueda considerar mío propio”.

Esfuércense siempre por disminuir sus deseos ¡Estudiantes! Los jóvenes de hoy están tomando el camino equivocado y corrompen la sagrada y preciosa vida que se les ha concedido. De los miles de especies de seres vivos, ninguna padece la enfermedad de los deseos insaciables tanto como el hombre.

Hay un límite a los deseos en los pájaros y los animales. Pero el hombre, que es considerado el ser más elevado de la creación, se comporta peor que los demonios. Debería disfrutar de la mayor bienaventuranza y paz, pero es víctima de la pena y la preocupación debido a sus deseos sin límite. Cada uno debe esforzarse en todo momento por disminuir sus deseos.

El renunciamiento (vairagya) no significa simplemente dejar el apego a la casa y a otras formas de riqueza. El verdadero renunciamiento consiste en abandonar todos los malos pensamientos. Es igual al yoga. Para librarse de los malos pensamientos no hay necesidad de dejar el hogar y las riquezas, e internarse en la selva. El autoexamen y el autocastigo son tan importantes como la autorrealización.

Si tienen malos pensamientos, deben decirse: “¡Ay, estos pensamientos han venido a causa de mi mala alimentación. Voy a ayunar para librarme de estos malos pensamientos”. Esta es la mejor manera de castigar a la mente. Es el proceso de autocorrección que se debe adoptar para controlar los pensamientos.

Dharmaja es castigado por violar el dharma He aquí una historia para ilustrar cómo nadie puede evitar el castigo por violar el dharma, cualesquiera sean sus razones. Dharmaja, el mayor de los Pandava, era la personificación misma del dharma. Pero, por sugerencia de Krishna, al hacer la afirmación “Ashvattama hathah kunjarah” (“Ashvattama ha sido muerto... el elefante), bajó la voz mientras pronunciaba la palabra kunjarah. Se trataba de un truco. (La intención era hacer que Drona, el padre de Ashvattama, abandonara la lucha al escuchar las palabras “Ashvattama hathah” de boca de Dharmaja, mientras que la palabra kunjarah se agregó con la intención de hacer que la declaración de Dharmaja pareciera veraz, es decir, que se había matado a un elefante llamado Ashvattama en la batalla. La palabra pronunciada después de anunciar la muerte de Ashvattama no sería audible para Drona, ya que fue dicha en voz baja). Por esta ofensa, Dharmaja tuvo que pasar un breve tiempo en el infierno Naraka. Esto demuestra que el adharma no debe mezclarse en lo más mínimo con el dharma. De lo contrario, no podrá evitarse el castigo consiguiente.

El solo hecho de alabar a Rama como la encarnación del dharma no lo vuelve a uno recto. La rectitud debe demostrarse en la acción.

Deben alegrarse por seguir el dharma; no lo sientan como un peso. Hoy en día muchos que se llaman devotos no manifiestan ninguna de las marcas de la verdadera devoción. Se precian de estar ofreciendo todo a Swami. Si así fuera, ¿por qué habría mala voluntad entre los devotos? Se quedan con todos sus sentimientos malos y me ofrecen sus dulces palabras. Ofrézcanme sus malos pensamientos y tomen de mí mis buenos pensamientos. Si me entregan estos malos pensamientos, no los van a llevar a acciones incorrectas.

Si los retienen, les molestarán. En un circo, el león no hace ningún daño cuando está con el domador. Pero será peligroso para otros cuando estén cerca de él.

Cada uno debe comprender cómo se debe portar en la vida diaria –lo que debe hacer y lo que debe evitar– y tratar de vivir en consecuencia.

No hay que causar disgustos a otros ni herir sus sentimientos.

En la medida de lo posible, deben practicar el autocontrol y sentirse satisfechos con lo que tienen. Traten de satisfacer a los demás y hacer que se sientan felices. Está mal dedicarse al chismorreo y hacer comentarios acerca de los asuntos o acciones de otra persona.

Traten de conocer la verdad acerca de sí mismos Una vez un devoto se me acercó con una pregunta acerca de la siguiente declaración de Adi Shankara: “Brahma Satyam Jagan mitya” (“Solo Brahmán es verdadero; el mundo es una ilusión”). El devoto quería saber por qué este mundo, que era tan real para él y en el cual tenía todas sus experiencias, podía ser llamado mitya (“ilusión”). Me preguntó:

—Swami, he aquí la declaración de Shankaracharya. ¿Qué es real y qué es irreal?

—Deja a Brahmán con Brahmán, y al mundo del engaño consigo mismo —le respondí—. Primero trata de encontrar la verdad acerca de ti mismo. ¿Por qué molestarte acerca de Brahmán y del mundo cuando ni siquiera sabes lo que eres? Averigua si tú eres real o no. Tú eres real hasta el momento de la muerte. No necesitas ir más lejos que eso. Solo piensa en lo que sucede cuando estás profundamente dormido. En ese estado, ¿eres real o irreal? En el sueño, no estás consciente de tu existencia. No tienes conciencia de si estás vivo o muerto. No es ni real ni irreal. Mitya se aplica a este estado de realidad-irrealidad (sat-asat). Cuando te conozcas a ti mismo y reconozcas lo mitya que tú eres, mirarás al mundo como mitya (un mito).

Otro devoto que vino con él, me dijo:

—Antes de llevar la clase de vida que tengo ahora, prefiero acabar con mi existencia.

Y agregó que estaba acosado por muchas dudas. Yo le dije:

—¿Qué es lo que sufre por esas dudas? La mente. Deseas poner fin a tu vida debido a las fallas de tu mente. Esto significa que estás castigando al cuerpo por las ofensas de la mente. Cometerás un grave error si castigas el cuerpo inocente por los crímenes de una mente errante.

El devoto se apenó y me rogó que lo perdonara.

Esta es la clase de actitud equivocada que prevalece hoy. El verdadero espíritu de indagación está ausente. Se desarrolla el intelecto, pero no las buenas cualidades. Tomando conciencia de su propia divinidad inherente, uno debe esforzarse por nutrir las virtudes divinas. Para esto, debe comenzar por desechar las malas cualidades. Entonces, habrá lugar en el corazón para los buenos pensamientos. Dios no residirá en un corazón lleno de falsedad.

Hay que expulsar el engaño del corazón. Purificar el corazón es la más elevada forma de adoración. Solo entonces puede experimentarse lo Divino y compartirse con otros la bienaventuranza de esa experiencia.

Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra, el 27 de julio de 1987.