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Discursos dados por Sai Baba

05. 06/04/61 Experiencia

Experiencia

Experiencia

6 de Abril de 1961

Tirupati

En asuntos espirituales, solo la experiencia es el factor determinante. La razón se queda muda ante el testimonio de la experiencia real. Todos los argumentos de la lógica, todos los trucos de la dialéctica son impotentes para nulificar el efecto directo de esa evidencia interna. Por ejemplo, tomen la cuestión de la adoración de imágenes. Muchas personas se ríen de los que la practican y la condenan como superstición. Pero, aquellos que adoran estatuas tienen la fe de que el Omnipresente Todopoderoso está presente en el símbolo que tienen delante. Para ellos, no es un mero adminículo o aparato u objeto. Es una parte del mecanismo interno de la devoción y fe. Desde luego, toda la adoración llevada a cabo con la idea de que la estatua es Madera o piedra o bronce inerte será una pérdida de tiempo. Pero, si se hace con la plena confianza de que la imagen o estatua está viva, saturada de conciencia y poder entonces la adoración de una imagen puede otorga la realización de la Divinidad misma.

Hubo una vez un buscador espiritual que se acercó a un gurú para guía. El gurú le dio una estatua de Vishnu y también las instrucciones necesarias para su adoración diaria. Pero el aspirante encontró que, aun después de algunos meses de meticuloso culto, él no obtenía ninguna recompensa o exaltación. Así que él reportó su insatisfacción y el gurú le dio otra estatua, esta vez de Shiva y le pidió que hiciera otro intento. El discípulo regresó después de otros seis meses exigiendo otra estatua, porque hasta Shiva le había fallado.

Esta vez, recibió una estatua de Durga que él instaló apropiadamente en su altar doméstico. Las dos estatuas anteriores estaban paradas, llenas de polvo y descuidadas, en el alféizar de la ventana. Un día, mientras él hacía su ritual a Durga, el discípulo encontró que el humo perfumado del palito de incienso estaba siendo soplado por la brisa hacia la estatua de Shiva en el reborde de la ventana. Se enojó mucho de que el ingrato Dios con corazón de piedra que había sido sordo a sus poderosos ruegos había de recibir el perfume destinado a su último ídolo! Así que él tomó un trozo de tela y lo amarró alrededor de la cara de Shiva, cerrándole las narices que estaban inhalando el perfume.

Justo en este momento, para inmensa sorpresa suya, Shiva apareció en Su esplendor y gloria delante del aspirante. El hombre quedó pasmado. Él no sabía cómo el maltrato había inducido a Shiva a darle su darshan. Pero ¿qué había sucedido realmente? El aspirante por primera vez creyó que la estatua de Shiva estaba viva, consciente, llena de vida y fue esa creencia que lo impulsó a amarrar la tela en la nariz. En el momento en que realizó que la estatua estaba llena de conciencia (chit), él obtuvo la realización por la que estaba luchando.

Por lo tanto, el aspirante debe ver no la piedra que es la materia de la cual está hecha la estatua, sino el poder que está inherente en ella, que es simbolizado por ella, el mismo poder que está inherente en su propio corazón y que permea y trasciende toda la creación.


Traduccion Arlette M. Meyer