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Discursos dados por Sai Baba

47. 21/11/62 Por la victoria

27 de Noviembre de 1962

Prashanti Nilayam

Hoy han escuchado discursos sobre la excelencia del nombre de Dios, sobre lo imprescindible de la devoción o sobre la omnipotencia de la gracia divina. Con respecto a estos temas, no importa lo que una persona pueda decir o exponer; la propia experiencia es lo que importa, no la erudición ni la destreza. Cuando el nombre divino es pronunciado por un alma dedicada como la de Prahlada, atrae al Señor dondequiera que se encuentre.

¡El nombre divino salva y libera! Es como una armadura contra los ataques del orgullo y de la conmiseración. Cuando inicien la repetición del Nombre de manera sistemática, fijando su ojo interno en la Forma, que ilustra el Nombre, se encontrarán con muchos obstáculos, turbadores pensamientos y tentaciones que deben ser ignorados, dejados a un lado, tratados con ligereza. Fortalezcan en cambio sus hábitos, mantengan su disciplina, mejoren su administración interna; mézclense más con los buenos y busquen la compañía de los santos. El toro salvaje debe ser atrapado y domado, su nariz perforada y provista de un anillo, ser uncido y adiestrado para que jale pesadas cargas y se vuelva dócil sirviente de su amo.

Hay quienes condenan las seis pasiones como terribles enemigos y les aconsejan eliminarlas de una sola vez. Pero Yo les aconsejaría guardarlas consigo como dóciles sirvientes, útiles para sus propósitos. Odien a aquellos que menosprecian el nombre del Señor y les dicen que es un sonido hueco y sin significado. ¡Ódienlos tanto que los eviten para siempre! El apego puede ser usado para fijar sus corazones en el Señor; déjense fascinar por la sobrecogedora belleza de Su forma reflejada en el encanto de la naturaleza.

El deseo no es un vicio, pues se le da la categoría de una de las metas del Purusha (Purushartha). Desarrollen el deseo, pero no por lo material, o por lo momentáneo. Deseen lo inmortal, lo indestructible. Deseen el firme desarrollo de la fe en los Sastras como un medio para alcanzar aquello.

Los Sastras son obligatorios para todos los hombres, dijo Ganapathy Sastri. Voy a dar un paso más allá y decir que los Sastras son obligatorios para cada ser humano que tiene conocimiento o discernimiento. De otro modo ¿cómo podríamos explicar la muerte de Vali por Rama si no es sobre esta base? Vali arguye acerca de lo bueno y lo malo de la acción de Rama; suplica la protección por los principios del dharma; acusa a Rama de una serie de acciones no dhármicas, pero él mismo, cuando es acusado, reclama ser eximido de la observancia de los Sastras en razón de que es un mono mientras los Sastras obligan a seguir sus preceptos sólo a los hombres. No se puede tener las dos cosas. Si hacen una discriminación entre lo bueno y lo malo y pomposamente se apoyan en los principios del dharma, quedan obligados por los Sastras que establecen una disciplina.

¡Si se adhieren estrictamente al sendero del dharma y se apegan al anhelo por Dios, pueden volverse Paramahamsas aunque ahora sean novicios o aun ateos!

A veces, con sólo aprovechar una oportunidad, pueden elevarse notablemente. Alguien viene a Mí para que le cure su dolor de estómago, luego gusta de este lugar y de su atmósfera y del omkar y de los bhajans y su paz; Me ve y observa Mis movimientos palabras y acciones. Se lleva a su casa un retrato o un libro de bhajans, y pronto olvida el dolor que lo trajo aquí y siente un nuevo dolor, un dolor por la carencia de la paz suprema; de la visión, del toque y la palabra (darsan, sparsan y sambhashana), de la repetición, la meditación y la realización de la forma (japam, dhyanam, sakshathkaram).

Por supuesto que Yo no me desvío nunca de la verdad. Puesto que Yo me apoyo en la verdad, Me llaman Sathya Sai: Sayi (como en Seshasayi) significa recostarse. El nombre es muy apropiado, se los aseguro. Sólo aquéllos que no siguen Mis instrucciones y extravían el camino que he establecido no obtienen lo que les ofrezco. Observen Mis normas y vuélvanse saldados de Mi ejército; Yo los conduciré a la victoria. Cuando alguien les pregunte con mucha seriedad dónde se puede encontrar al Señor, no lo eludan. Denle la respuesta que llegará a su lengua desde el fondo de su corazón. ¡Envíenlos a Puttaparthi y compartan su felicidad! Díganles que Él está aquí en Prashanthi Nilayam.