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Discursos dados por Sai Baba

26. 24/11/61 El destino no es una jaula de hierro

El destino no es una jaula de hierro

El destino no es una jaula de hierro

24 de Noviembre de 1961

Prasanthi Nilayam

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Velury Shivarama Sastri es no solamente erudito, también es sadhaka. En su discurso sobre el secreto del avatar (avatar-rhasya) les dio sustancia de su erudición y experiencia. No obstante esto, quiero decirles que el misterio de los avatares está más allá de la comprensión de ustedes, más allá de la comprensión de todos. ¿Cómo pueden aquellos que están en maya (ilusión) captar algo que se encuentra fuera de ella? El cuerpo, el intelecto (buddhi), la conciencia (chith), la mente (manas), el corazón (hrudaya) se encuentran en la maya y actúan sólo a través de ella. Pero la desaparición de la maya es un hecho, no un engaño. En álgebra el símbolo x es usado para la cantidad desconocida, la incógnita. Cuando se descubre su identidad, como eventualmente ocurre, la x desaparece de la ecuación. Del mismo modo, Dios es la x, la cantidad que tienen que descubrir.

El decir que Dios constituye la causa primaria de todo es cierto hasta un grado determinado, porque Él no los recluye en una jaula de hierro del destino de la cual no hay escape. Él los ha provisto de discernimiento y de desprendimiento y de un sentido de temor reverente y admiración, cualidades que deben usar para alcanzarLo. Aunque se encuentren atados, no están totalmente incapacitados. Amarrada a un poste por medio de una cuerda una vaca puede caminar alrededor del poste y pastar en toda el área circundante; cuando haya comido todo lo que hay en tal espacio quizá el amo afloje la cuerda y la ate a otro poste más retirado. Pasten, pues, libremente hasta donde se los permite la cuerda, pero no se alejan del poste ni jalen la soga porque se dañarán el cuello.

En la tierra de su pertenencia pueden cultivar el alimento que necesitan o pueden sentarse sin hacer nada y dejarla sin uso. Ustedes son la causa de su propia ruina o de su progreso. Las herramientas están en sus manos; tienen la oportunidad de aprender a usarlas y de romper las cadenas para escapar; pero si se arrastran en la esclavitud y la servidumbre, ¿quién puede salvarlos? No culpen al destino o a las escrituras de su condición. Las escrituras las han hecho ustedes mismos. Son reprobados o aprobados, retenidos o promovidos, con base en su rendimiento en el grado anterior, ¿verdad? Pues de igual modo el estado en la vida presente es decidido con base en las actividades realizadas en vidas anteriores. Cuando el director de la escuela les da una carta de recomendación con apoyo en la cual ustedes solicitan un empleo, él redacta las frases con referencia al comportamiento que han observado durante los años que pasaron en el plantel. De ustedes depende la clase de carta que reciban; si su conducta ha sido correcta les darán una recomendación de encomio y conseguirán un buen empleo, pero si su actuación ha sido inconveniente les darán una carta recriminatoria y en consecuencia un mal puesto. Ustedes son los que escriben, los que borran eso que se llama destino.

Hace unos 500 años hubo un gran santo en Kerala; su nombre era Bilvamangala. Él llamaba a Krishna y Éste aparecía. Tales eran su devoción y su sadhana. Un hombre que sufría dolores crónicos estomacales se enteró de ello e importunó a Bilvamangala para que averiguara de Krishna si su tormento iba a terminar o a proseguir. Bilvamangala estuvo de acuerdo y cuando Krishna apareció otra vez le preguntó. Krishna contestó: “Cuando se detenga el rodar, cesará”. El desafortunado hombre interpretó esto como “cuando dejara de revolcarme por el dolor” y se desesperó, pues lo intenso de éste lo hacía revolcarse. De manera que se fue de Kerala en busca de un santuario para conseguir una persona más santa que pudiera obtener una respuesta más satisfactoria. Bilvamangala le dijo que tenía que sufrir esto debido a su residuo de karma (parabdhakarma); o sea, el resultado de sus actividades en vidas anteriores. Él tomó el rodar por “el ir de nacimiento en nacimiento”.

En el camino de Kasi, el hombre llegó a un lugar donde daban comida gratis, sitio que esta a cargo de una devota dama, llamada Kururamma, quien al ver la agonía del enfermo, le habló bondadosamente. Él le contó que había decidido ahogarse en el Ganges pues le habían dicho que era imposible escapar de las consecuencias de los pecados pasados. Kururamma lo llamó tonto. Le dio el sagrado mantra “Gopijana vallabhaya-namah” y le pidió que lo repitiera. Ella dijo que el Nombre lo curaría por completo. El pobre hombre lo pronunció cuando le sobrevino otro ataque y se sorprendió de ver que el dolor había desaparecido; sí, desaparecido; aun cuando se golpeaba el estómago no volvió. Terminó su peregrinaje a Kasi, regresó a Kerala y cayó a los pies de Bilvamangala, quien inquirió acerca de su dolor, con el cual había de vivir, pues había sido adquirido en vidas precedentes. Cuando el hombre le expresó que ya no lo tenía, Bilvamangala llamó a Krishna y le preguntó qué era lo que había querido decir con “rodar”. Bilvamangala pensó que significaba el ir de un nacimiento a otro y adquirir el bien y el mal; el enfermo creyó que denotaba el “revolcarse” cuando sobrevenía el dolor. Pero Krishna había querido decir: ese rodar en el mundo objetivo, esta prakrithi y estos fenómenos cambiantes. Cuando el hombre vive en el nombre de Dios y no tiene ningún otro pensamiento, ¡el rodar cesa!; el Nombre y la cadena del destino no pueden existir juntos. El prarabdha o karma residual se derrite al sol antes que termine siquiera la recordación del Nombre (namasmarana). Esto fue una revelación aun para Bilvamangala.

Reflexionen un minuto sobre esto: ¿cómo olvidó el hombre su divinidad? ¿Cómo cayó en este engaño de pequeñez? Sabrán entonces que es el resultado de correr de la mente detrás de los placeres momentáneos. En tal caso, ¿cuál es el remedio? La respuesta es una sola palabra: “Adoración”. Hagan todo como una adoración. “Yad bhavam thab Bhavathi”… Se vuelven lo que sienten. Podrán sentir a la divinidad sólo si prueban el sabor de su amor. Por esto el avatar viene a darles a probar ese amor a fin de que el anhelo por el Señor se implante en sus corazones. El hombre ha logrado ahora dominar montañas de información, pero la sabiduría se ha quedado atrás. Por lo tanto, debe desarrollarse la capacidad del hombre para sondear y progresar en el reino de lo universal y lo absoluto.

Una vez durante sus andanzas Vivekananda llegó a una ciudad. Muchos personajes importantes, pintores, eruditos, filósofos, poetas y artistas se reunieron a su alrededor y lo acosaron a preguntas. Vivekananda estuvo todo el día ocupado en contestarles. Un harijan (intocable) que se encontraba parado en una esquina tuvo finalmente la oportunidad de postrarse a los pies del monje y éste le preguntó por qué había ido. El harijan inquirió a su vez: “Swami, usted debe tener mucha hambre; ¿puedo traerle leche? O, si consigo harina, usted mismo puede preparar unos chappatis si no quiere comer los que yo hice; parece que nadie ha pensado en su comida”. Ese hombre tenía amor, que es un don divino. Es más fructífero que todos los conocimientos envueltos en una biblioteca de viejos textos.

Hay tres tipos de hombres: los nastikas o ateos, que consideran las cosas reales en sí mismas; los astikas o creyentes, que piensan que existe una voluntad detrás de todo lo que ven y experimentan y se inclinan ante ella y tratan de explorarla de manera que puedan adherirse a ella y no ir en su contra; y los yastikas, que se han dado cuenta de que el mundo objetivo sólo tiene un valor relativo, no uno absoluto. Los dos últimos no culparán a nadie, ni siquiera al Señor, de sus males. Mientras el hijo sea menor no tendrá derecho a su porción de la propiedad paterna; similarmente, en tanto sean menores en el sadhana, crecidos en forma incompleta e incapaces de velar por su propio destino, habrán de sufrir y luchar. Si dicen: “Yo, yo, yo”, quedarán solos, tropezarán y caerán. Pero si afirman: “Yo no, tú”, se les dará por añadidura todas las cosas.

¿Qué pueden haber ganado las personas que han luchado durante cien años? Han tenido hambre y han comido, han dormido y han despertado, han reído y han llorado; más ¿cual es el resultado de todo esto en la personalidad o en el mundo? Cero. Cuando la humanidad anda por las arenas sin rumbo ni propósito el avatar viene para advertirle y mostrarle el camino. Esta tarea tiene que cumplirse de varias maneras; esa es la misión del avatar. El principio del avatar (avatartava), tal como se menciona en los Sastras, ha sido explicado ahora por Velury Shivarama Sastri. Debo decirles que sólo aquellos que conocen los Sastras pueden comprenderMe. Estoy decidido a corregirlos después de informarles acerca de Mis credenciales. Por eso de vez en cuando anuncio Mi naturaleza con milagros, con actos que están más allá de la capacidad y de la comprensión humanas. No estoy ansioso por mostrar Mis poderes. El objeto es tenerlos más cerca de Mí a fin de cimentar sus corazones en Mí.

El conocerMe es también parte de su destino. El otro día en Vaikunta Ekadasi, cuando distribuí ambrosía, algunas personas que habían llegado semanas antes y presenciaron la creación de la misma en la orilla del río y tomaron asiento en la larga fila de devotos, tuvieron que levantarse e irse precisamente cuando Me acercaba adonde se hallaban y perdieron así la oportunidad ganada. En realidad cada uno de ustedes tiene que ser salvado: deben escapar de esta red cuando se presente la oportunidad. No los dejaré aun si Me abandonan, pues no está en Mí el desamparar a aquellos que Me niegan. He venido para todos. Quienes se extravían volverán a Mí, no lo duden. Yo los llamaré de nuevo. Los bendigo para que obtengan la visión de la divinidad en esta misma vida, con este mismo cuerpo.