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Discursos dados por Sai Baba

15. 31/07/86 El Universo se basa en la Mente

El Universo se basa en la Mente

El Universo se basa en la Mente

31 de Julio de 1986

La mente es extremadamente sutil. Deriva su energía del alimento.

En el diálogo entre Uddalaka y Shvetaketu, en el que tiene una mente pura está lleno de pensamientos puros, y bulle con la energía del amor puro. La sabiduría es el florecimiento de la pureza en la mente. Sólo tal clase de persona puede lograr el control de los sentidos.

Una persona autocontrolada, al descubrir su naturaleza Divina, puede iluminar el mundo a su alrededor. Al igual que un palillo de incienso que derrama su fragancia en todas direcciones, el nombre y fama del individuo autorrealizado y de corazón puro alcanza a todos. Los pensamientos puros son la clave para la pureza de mente. Los pensamientos tienen una realidad objetiva propia.

Tratan con las seis características asociadas con los objetos físicos:

peso, forma, calidad, tamaño, fuerza y color. Si un hombre tiene una flor de champaka (Michelia Champaka) en su mano, la fragancia de esa flor es llevada por él adonde vaya. De la misma forma, él también llevará un mal olor a donde vaya. Igual sucede con los pensamientos buenos o malos. Ellos irradian sus buenas o malas vibraciones en su entorno. Los pensamientos tienen tanto poder que, cuando van dirigidos hacia mayores objetivos, pueden ser usados para influir en el mundo. Cuando la mente está colmada de buenos pensamientos, tales como los de verdad, amor, tolerancia y compasión, la vida de uno está llena de paz y serenidad. Si, por el contrario, uno permite que crezcan pensamientos de odio, envidia, ira y orgullo, la vida se convierte en una infelicidad perpetua.

Los pensamientos y la vida El rostro es el reflejo de la mente. Cuando sienten mala voluntad hacia alguien, su enemistad altera su cara y sus gestos. Cuando abrigan pensamientos buenos y amorosos, su corazón se llena de alegría y experimentan una oleada de felicidad. Si colman su corazón de amor, la vida entera se vuelve una saga de amor. Si la llenan de odio, envidia y orgullo, la vida se convierte en un terrible desierto.

Un árbol que tiene raíces profundas en el suelo no puede ser destruido cuando sus ramas u hojas son cortadas. De la misma manera, cuando las malas cualidades tales como el odio y la envidia han echado raíces profundas en el árbol de la vida, no se las puede eliminar golpeando algunas de las ramas. Suprimir los malos pensamientos, de manera intermitente, no erradicará los males. La mente debe vaciarse por completo de todos los malos pensamientos, para lograr una paz verdadera. Cada mal pensamiento debe ser arrancado en el instante en que surge en la mente. La guerra contra los malos pensamientos es como una guerra contra hordas enemigas que tratan de entrar en una fortaleza, por detrás, por medio de un túnel. A medida que cada enemigo emerge del túnel, debe ser eliminado. Cada uno de los órganos de los sentidos —el ojo, la lengua o el oído—, cuando está influido por un mal pensamiento, se va extraviando y se comporta de manera impropia. Si son influidos por buenos pensamientos e impulsos, actúan de una manera que produce alegría y contento. En cuanto el ojo ve a alguien que es considerado un enemigo, la mala voluntad surge en la mente. Por otra parte, cuando uno ve a un amigo querido, la reacción es de amor y afecto.

Las palabras sagradas generan un poder elevador Del mismo modo que con las cosas que se ven, lo que oímos puede también tener malos o buenos efectos. El poder de las palabras para influenciar la mente es aun mayor. Los grandes pronunciamientos védicos como “Yo soy Brahman” (Aham Brahmasmi), Tú Eres Aquello (Tat Tvam Asi) y Yo Soy el Atma (Ayam Atma Brahma) proveen inspiración para apuntar a la más alta meta. No deben ser interpretados o usados de una manera que alimente el ego.

Cada expresión está cargada de poder propio. Si las palabras usadas son sagradas, generan un poder santificador y elevador. Si las palabras son abusivas y vulgares, despiertan excitación, ira o depresión.

La alegría o la aflicción experimentada por la mente es el resultado de las impresiones transmitidas por los sentidos. Todas las experiencias son producto de la mente. El mundo mismo es una proyección de la mente. La mente puede acercar cosas remotas o enviar cosas a lo lejos. Es la fuente del placer o del dolor. Los sabios declararon: “Este universo se basa en la mente” (Mano mulam idam jagat).

La mente busca adquirir algo con mucho esfuerzo, en la esperanza de que su posesión le dará placer. Pero el placer derivado de ello dura poco tiempo. Y la aflicción causada por su pérdida es considerable. Hay problemas durante el proceso de adquisición. La posesión confiere placer sólo temporalmente. La pérdida del objeto deja una secuela de aflicción. Muy a menudo, el dolor de la pérdida excede el placer de la ganancia. Es un desperdicio fútil de la propia vida ir tras dichos placeres transitorios. Al darse cuenta de la inutilidad de tales objetos, los sabios practicaron el autocontrol como el medio de obtener felicidad duradera. Desarrollaron la técnica de dirigir los sentidos y la mente hacia adentro para buscar la fuente de la bienaventuranza duradera.

El Sadhana para el autocontrol Esta técnica se describe como tantra. Consiste en una variedad de prácticas llamadas mudras: Kechari mudra; bhuchari mudra; madhyama mudra; shanmukha mudra y shambhavi mudra. Con la práctica de estos mudras, los sabios trataban de llevar los sentidos y la mente hacia adentro.

Khechari Mudra: Consiste en concentrar los dos ojos en el punto medio entre las cejas, durante la meditación. Este ejercicio permite la integración de la visión mediante la cual se experimenta la propia realidad. Esto puede también ser practicado cerrando los ojos, pero concentrando la mirada internamente en el punto medio entre las cejas. Hacer el mudra con los ojos abiertos es una experiencia penosa.

De allí que se prefiera la concentración con los ojos cerrados.

Bhûchari Mudra: En éste, la meditación se hace con los ojos y la mente concentrados en la punta de la nariz. Cuando se medita sobre lo Divino, se experimenta una alegría única.

Madhyama Mudra: En éste, los ojos están concentrados en la mitad de la nariz entre la punta y el punto medio entre las cejas. Al contrario del bhûchari mudra, en el cual los ojos pueden estar totalmente abiertos, en éste los ojos se entreabren. Este mudra se vuelve más fácil después de practicar el bhûchari mudra.

Un ejercicio para el control de los sentidos Shanmukha mudra: Es un ejercicio muy sagrado y también, uno muy difícil de practicar. Consiste en cerrar con los dedos de ambas manos los ojos, los oídos y las dos fosas nasales. Con la práctica gradual, se debe tratar de practicar este mudra durante por lo menos siete minutos seguidos. Se debe respirar aire una vez cada siete minutos. Por medio de la práctica regular, esta forma de control de los sentidos puede volverse un hábito. No se sentirá ninguna incomodidad a causa del control de la respiración. Con esta práctica, todos los órganos de los sentidos y la mente están absortos en la exploración de lo interno. El objeto de esta disciplina es alejar los órganos de los sentidos, de la influencia de los sucesos y objetos del mundo externo.

Por ejemplo, cuando los oídos oyen sonidos de afuera, la mente se excita o se complace. Similarmente, cuando los ojos ven ciertos objetos o personas, la mente es influida de un lado o de otro. Pero, al cerrar los ojos y los oídos, la mente es inducida a pensar menos acerca del mundo externo y así se logra que adquiera algo de serenidad.

Al cerrar las fosas nasales, la mente es alejada de la influencia de los olores. De esta forma, cuando los órganos de la vista, de la audición y del olfato son controlados, la mente se vuelve hacia adentro.

Hoy en día, todos nuestros órganos sensorios están totalmente absortos en experimentar el mundo externo. Al escuchar algún chisme o algo sobre algún extraño, la gente desarrolla una curiosidad malsana acerca de los hombres y las cosas.

Mirando hacia adentro Todos nuestros pensamientos son influidos por lo que vemos, oímos u olemos. Debemos tratar de controlar los órganos de los sentidos, especialmente los oídos y los ojos. Si cierran los ojos aun por un breve momento, serán capaces de oír el sonido “Om” que viene desde dentro de ustedes. Este sonido pranava puede ser oído cuando cierran todas las puertas y ventanas y dejan que sople el viento a través de un pequeño resquicio.

El cuerpo es como una casa que contiene los diez indriyas, de los cuales cuatro son importantes: los ojos, los oídos, la nariz y la boca. Si cierran estas cuatro aberturas, se puede oír el sonido “Om” que surge de adentro. Esto representa el sonido primordial:

Nada bindu. La luz del Atma brilla más allá de este sonido primordial.

De allí que lo Divino sea llamado Nada Bindu Kalatita: “lo que trasciende el rango del omnipenetrante nada o sonido, el Pranava”. El objeto del shanmukha mudra es revelarnos las vibraciones del “Om”. Cuando nos concentramos en este “Om”, los sentidos y la mente se alejan del mundo externo hacia el mundo interno del espíritu.

El control de la mente es el medio para alcanzar la liberación (moksha). La pureza de la mente es el requisito primordial. Cuando la mente está libre de malos pensamientos y llena de buenos pensamientos, es llamada chitta o conciencia.

El santo tamil Tiruthondar declaró en uno de sus himnos: “¡Oh Rama! ¡Te adoro con una mente pura!”.

Sambhavi Mudra: Este mudra tiene el objeto de controlar los cinco sentidos de la acción (karmendriyas), los cinco sentidos de la percepción (jñanendriyas) y los cuatro órganos psíquicos: manas (la facultad mental), buddhi (el intelecto), chittam (la conciencia) y ahamkara (el ego o egotismo). Estos catorce elementos deben ser dirigidos hacia la búsqueda espiritual. El aham o “yo” está sostenido por el ahamkara, el egotismo, chitta, la conciencia, buddhi, el intelecto y manas, la facultad mental. Cuando se destruye el egotismo (ahamkara), el corazón (chitta) se purifica. Un corazón puro imparte iluminación al intelecto o poder discriminatorio (buddhi).

Cuando el intelecto es iluminado, la mente se vuelve pura. Y sólo una mente pura puede controlar los órganos de los sentidos y dirigirlos por el camino correcto.

Característica de una persona verdaderamente cultivada El ego puede henchirse por cualquier número de cosas. Puede ser la riqueza, el conocimiento, el poder, la posición, la belleza o la inteligencia. Este engreimiento está invariablemente asociado con malos rasgos. Indica el dominio de los órganos de los sentidos sobre nuestra mente. Muchos son propensos a sentirse orgullosos de su conocimiento o capacidad intelectual. Pero el conocimiento y la inteligencia sin carácter y buena conducta no tienen ningún valor. El aprender sin discernimiento lo que está en los libros, sin comprender plenamente su significado o llevar el conocimiento a la práctica, es un ejercicio verbal fútil. La información de los libros y la capacidad intelectual no constituyen cultura. Una persona verdaderamente cultivada es la que comprende lo que estudia y hace uso apropiado de ese conocimiento.

En cuanto al conocimiento de los mudras mencionados antes, algunos pueden tratar de practicarlos. No hay nada malo en hacerlo.

Los tres mudras —khechari mudra, shanmukha mudra y sambhavi mudra— son de inmenso valor para desarrollar el control de la mente.

La práctica de estos mudras está estrechamente relacionada con el despertar de los seis centros o chakras en la columna vertebral.

Desarrollen autoconfianza para encarar los problemas de la vida La quintaesencia de los Upanishads, el Bhagavad Gita y el Vedanta es el control de la mente. El primer paso en el proceso es desarrollar fe en Dios. Sin una genuina y profunda fe en Dios, es totalmente inútil dominar todos los 700 shlokas del Gita. Es simplemente una carga para la memoria.

Recitar los Vedas o hacer lectura ritualista de los Puranas docenas de veces puede ser gimnasia mental, pero es de poco valor espiritual. El leer o escuchar historias acerca de rishis y sabios, con interés superficial, carece de valor. Sólo cuando son estudiados con fe y seriedad pueden tener un efecto sobre nuestros pensamientos y acciones. Entonces cesarán de ser simples historias y se volverán fuentes de inspiración y solaz para transformar nuestras vidas.

¡Estudiantes! Deben desarrollar confianza en sí mismos para enfrentar los problemas de la vida con habilidad y fortaleza, desempeñar sus deberes con devoción y sacar las lecciones correctas de las historias de las epopeyas y de los Puranas.

De la misma forma en que al comer rechazan cualquier alimento malo, deben rechazar los malos pensamientos y aceptar en la mente sólo pensamientos buenos y sanos. No sientan mala voluntad por las personas que les puedan haber hecho algo malo. Si devuelven mal con mal, ¿cómo van a ser mejores que la otra persona?

Sólo cuando hagan el bien hasta a la persona que les causa daño podrán mostrar su mejor naturaleza.

¡Sean buenos, hagan el bien, vean lo bueno, éste es el camino hacia Sai! Discurso en el Auditorio del Instituto, el 31-7-1986.

La fruta viene del árbol, pero ¿puede el árbol conocer la naturaleza de la fruta? Cuando se frotan dos palitos el uno contra el otro, emerge el fuego, pero ¿saben los palitos que el fuego está latente en ellos? De la misma forma, lo Divino está latente en el hombre. Es por medio del proceso de indagación y prácticas espirituales que el hombre puede descubrir lo Divino dentro de sí. Es como batir la leche para obtener la mantequilla en ella. Por medio de la disciplina espiritual y el amor puro, el hombre debe manifestar su Divinidad. La verdadera naturaleza de la devoción será entonces clara.

—BABA