.



 

Discursos dados por Sai Baba

23. 21/11/85 El Amor es la única ofrenda que Yo acepto

El Amor es la única ofrenda que Yo acepto

El Amor es la única ofrenda que Yo acepto

21 de Noviembre de 1985

Tenemos aquí en la Conferencia Mundial delegados de muchos países, de diferentes culturas, tradiciones, lenguajes y estilos de vestir, de comer, etc. Pero esta variedad no debe esconder de su visión la unidad de la Divinidad inherente en todos ustedes. El mundo hoy en día está afligido con problemas formidables y un temor rampante, el temor a la guerra, a la hambruna y a demoníacos terroristas, problemas de conflictos raciales, religiosos y regionales, de recuperación económica y sobrevivencia, de indisciplina estudiantil, de enfrentamientos de creencias, de frenesí y fanatismo, de tomas del poder y de un extremo egoísmo. El único remedio para este rampante temor es una actitud de desapego (vairagyam)

Cuando uno esta apegado al complejo de cuerpo y mente y a la limitación del yo y lo mío, el temor es inescapable. La conciencia de la unidad que presenciamos no es sino una superimposición de nuestra propia mente sobre la realidad; es la mejor cura y el servicio es la práctica espiritual más efectiva. Nuestras acciones revelan nuestros motivos; nuestros motivos diseñan nuestros hábitos, nuestros hábitos deciden nuestro carácter; nuestro carácter determina nuestro destino.

El servicio deben rendirse sin egoísmo

Las acciones son la raíz misma de nuestro destino. Brotan como nacimiento después de la muerte. La familia y la sociedad en la cual uno nace nos guían con su código moral y el viaje termina cuando se llega a la meta. Jaya y Vijaya, los porteros de Vaikunta, la morada de Dios, cayeron en carreras demoníacas en el mundo como resultado de un gesto impertinente contra sagrados sabios. Prahlada, aunque un demonio por nacimiento, logró la presencia de Dios como resultado de su total dedicación a la Divinidad. La mente de los dos anteriores estaba contaminada con el veneno del egoísmo, mientras que la de Prahlada fue limpiada por la rendición a Su voluntad.

El servico prestado sin egoísmo, no importa lo pequeño que sea, puede ser altamente beneficioso. Debe emanar de un corazón tierno que responde a cada sollozo y quejido y que está dispuesto a renunciar y a sufrir. Uno debe tener el ansia de involucrarse con otros para sentir plenitud con ello. Uno debe cultivar la fortaleza y fuerza interna a fin de evitar el resentimiento ante la crítica y el ridículo cuando uno se dedica al servicio con alegría.

Las escrituras hablan de los cinco aires vitales (pancha pranas) que energizan las funciones del cuerpo humano. Más vitales que éstos están los cinco sostenedores de la salud y fortaleza interna: los upapranas: satya (la verdad), dharma la rectitud), shanti (la paz), prema (el amor) y ahimsa (la no violencia). De éstos, el amor es el elemento básico, el motivador de los otros cuatro.

El hombre es ciertamente la corona de la creación, pero, sin embargo, nace débil y dependiente. La cultura y tradiciones de la sociedad, familia, país y religión, es decir, la historia, tienen su impacto sobre su vida y pensamiento. Moldean su individualidad y lo proveen de lealtad y afinidad con una nacionalidad. Así, él crece no como un ser aislado, sino con la conciencia de la divinidad en todos, la cual culmina en la experiencia de la unidad.

El servicio es la más alta forma de adoración

Las cuatro metas vitales (purusharthas): dharma (la rectitud), artha (la riqueza legítima), kâma(el deseo) y moksha (la liberación) han sido establecidas para enseñarle al hombre que él debe ganarse la riqueza con medios correctos y dirigir el deseo hacia la liberación de la esclavitud. Pero el hombre ignora la rectitud y la liberación y lucha por dirigir el deseo hacia la riqueza. Su sentido de los valores se ha trastocado; por ejemplo, se deleita cuando el sol se levanta y está feliz cuando se pone, pues puede trabajar durante el día y descansar en la noche. No se da cuenta de que el sol, con cada día que pasa, está recortando el tiempo que le ha sido asignado para su existencia terrena. Él no recuerda que la tierra no es sino una posada y que tiene que dejar atrás todo lo que pretende poseer.

Los sabios usan el dinero, la fuerza, la inteligencia, las destrezas, las aptitudes y oportunidades para ayudar a otros y hacer sus vidas más felices. Así, ganan la gracia divina, pues el servicio es la más alta forma de adoración. Hay millones que están hambrientos, desesperados y miserables. Yo les estoy mandando que limiten la toma de alimentos a la necesidad actual para que puedan compartirla con los pobres. No malgasten el alimento. No desperdicien el dinero para fines dañinos; úsenlo para ayudar a otros. No malgasten el tiempo ni la energía; permítanles a los demás beneficiarse de sus destrezas.

La Familia Humana

Aunque los deseos no han sido reducidos, se han recolectado sesenta lakhs (un lakh = 100.000) de rupias de los Estados en la India, como una ofrenda a Swami, ostensiblemente como la suma así ahorrada. Acepto sólo una ofrenda del mundo, amor, amor desinteresado y sagrado, manifestado como servicio, como hermandad, como ternura de corazón, como compasión. No este día, pero todos los días en el pasado y para todos los días en el futuro, el dinero no Me atrae ni Me afecta. Mi mano es para dar, no para recibir. Por lo tanto, Yo estoy devolviendo esta cantidad a los Presidentes de los Estados mismos para que puedan devolver el dinero a los distritos que lo han contribuido. Dejen que lo utilicen en alguna actividad de servicio bajo la supervisión de un Comité Especial y la guía del Presidente del Estado.

Enfatizo otro punto hoy. Están usando el nombre de familia Sai cuando se dirigen a devotos, y se refieren a sí mismos como miembros de la familia Sai. Esta es una expresión estrecha, restrictiva. No tengo límites ni restricción. Estoy en todos, para todos. No puede haber familia Sai distinta. Cualquiera que sea el Nombre y la Forma a las que se dirigen, Rama, Krishna, Sai, etc., todos Me pertenecen, le pertenecen a Dios. El asumir que Dios responde a un solo nombre y puede ser adorado en una sola forma, es un sacrilegio.

Las Diez Directrices

Cultiven el amor y limpien sus corazones con ese amor. Gasten ese amor en servicio y esto los hará crecer. Ahora les estoy dando a ustedes, miembros y trabajadores de las organizaciones, diez directrices que deben seguir.

La primera es: Amen y sirvan a la Madre Patria. Al mismo tiempo, no odien ni dañen la patria de otros. No difamen ni tengan aversión por otros países.

La segunda es: Adoren todas las religiones; son todos caminos al único Dios.

La tercera es: Traten a todos los hombres como sus hermanos. Todos los hombres son de una sola casta. Tengan fe en la verdad de que la humanidad es una sola entidad indivisible.

La cuarta es: Mantengan sus hogares y los alrededores limpios. Esto asegurará salud y alegría para ustedes y para la sociedad.

La quinta es: No promuevan la mendicidad tirando monedas en una palma estirada. Ayuden al mendigo a ganarse la vida él mismo. Provean alimento y abrigo, en cada ciudad y pueblo, para aquellos que son demasiado débiles o ancianos.

La sexta es: No obtengan las cosas ofreciendo sobornos; no acepten sobornos de otros.

La séptima es: Mientras se dedican a actividades mundanas, es peligroso poner atención a la casta o creencia de la gente, pues creará odio y envidia. Mantengan su casta estrictamente en su casa; no la exhiban ante la sociedad.

La octava es: No dependan de otros para satisfacer sus necesidades personales. Esto los hará perezosos. Sean autosuficientes. ¿Cómo puede una persona tan dependiente servir a otros?

La novena es: Adoren a Dios. Aborrezcan el pecado.

La décima, que es relevante para los otras nueve, es: Observen las leyes, reglas y regulaciones establecidas por el Estado y sean ciudadanos ideales.

Sigan estas directrices con entusiasmo y con amor y sean ejemplos para los demás, dondequiera que se encuentren.

El Camino Décuple hacia la Divinidad

(Para miembros de la Organización y otros)

1. Amen y sirvan a la Madre patria; no odien ni dañen la patria de otros.

2. Honren cada religión; cada una es un camino hacia el único Dios.

3. Amen a todos los hombres sin distinción; sepan que la humanidad es una sola comunidad.

4. Mantengan su hogar y sus alrededores limpios; asegurará salud y felicidad para ustedes y para la sociedad.

5. No les tiren monedas a los mendigos cuando estiran la mano por limosnas; ayúdenlos a volverse autosuficientes. Provean alimento y abrigo, amor y cuidado, para los enfermos y los ancianos.

6. No tienten a otros ofreciendo sobornos y no se rebajen ustedes mismos aceptando sobornos.

7. No desarrollen celos, odio o envidia por la razón que fuere.

8. No dependan de otros para satisfacer sus necesidades personales; vuélvanse su propio sirviente, antes de proseguir a servir a otros.

9. Observen las leyes del Estado y sean ciudadanos ejemplares.

10. Adoren a Dios. Aborrezcan el pecado.

Prashanti Nilayam, 21-11-1985.