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Discursos dados por Sai Baba

22. 17/11/85 Practiquen lo que predican

Practiquen lo que predican

Practiquen lo que predican

17 de Noviembre de 1985

La búsqueda de Dios no singifica cantar bhajans, hacer japa, adorar y similares. Éstos son meramente para lograr concentración mental y someter los deseos y aversiones. ¿Por qué gritar, pidiendo: “¿Dónde está Dios?” Él reside en el corazón. Ofrezcan servicio y reciban amor, experimentando así la bienaventuranza de la autorrealización.

En la tierra de Bharat, dos grandes corrientes de sabiduría suprema han estado fluyendo desde tiempos antiguos. Una es la sabiduría védica. En ésta, el Karma Kanda (los rituales) es primordial. Tiene su origen en Brahmán. Los rishis recibieron las indicaciones védicas y propagaron su mensaje. La segunda corriente es la herencia escritural de los Puranas. En éstos, el deber es de suprema importancia. Los rishis los adquirieron y difundieron su mensaje. Estas dos corrientes son de igual validez.

La meta del karma es el conocimiento (jñâna) y para éste, el karma es la base. Combinar los dos en la práctica constituye el servicio o seva. Por medio de la conducta correcta, la mente es purificada y una mente pura lleva a la felicidad átmica. Por esto, los deberes que les han sido mandados a uno deben ser cumplidos. El principal deber del hombre es hacer buenas acciones con un corazón puro. Sin embargo, no debe haber ningún sentimiento egoísta de “yo he hecho estas buenas acciones”. No es correcto entretener el más mínimo deseo por el disfrute de los frutos de estas acciones. El egoísmo y el deseo son las causas de la esclavitud al karma. El deseo es la barrera entre la mente pura y la devoción al Ser. Considerar la realización de acciones correctas como el propio deber y desechar el egoísmo en la conducta y el deseo en los motivos, es un verdadero sacrificio.

El verdadero significado del Karma Yoga

El Karma yoga enseña cómo las acciones deben ser realizadas. Ordena cumplir con su deber por el bien del deber. El yoga es la excelencia en acción. Le permite al hombre reconocer la imagen de lo Divino en él. La acción correcta y el control de los sentidos son esenciales para el cultivo del amor universal y de la bondad. Es la fundación para una vida buena.

No todos se dan cuenta del verdadero significado del karma yoga. Muchos desprecian actos como el limpiar las calles, el alivio de los enfermos, el alimentar a los hambrientos y el servicio a los pobres y menesterosos como indignos. Este es un grave error. El Supremo Señor de los tres mundos, el mismo Shri Krishna, cuando vino para proclamar el destino divino del hombre, rindió servicio a los animales y los pájaros. Él atendió los caballos y las vacas con amor. En la gran guerra de Kurukshetra, como no quería empuñar la espada, estuvo contento con figurar como un mero auriga. De este modo hizo conocer el ideal del servicio desinteresado.

El servicio a la sociedad es el más alto bien

La verdad subyacente del karma yoga es la demostración de la unidad que subsume la diversidad en el universo. La acción sin deseo (nishkama karma) demuestra y promueve el principio del amor. No hay práctica espiritual más grande que el servicio. La tendencia de distinguir entre el camino espiritual, el camino del servicio y el camino del conocimiento y de verlos como separados está equivocada. Los tres no son distintos; son uno solo. El servicio (seva) es conocimiento espiritual. El servicio es el medio primordial para adquirir la gracia divina. Sin ser un seguidor dedicado no se puede llegar a ser un líder merecedor. Sin ser un kinkana (uno que está preparado para hacer cualquier trabajo) no puede llegar a ser un Shankara (lo Divino). Cada uno tiene que tomar conciencia de esta verdad. El servicio a la sociedad es el más grande bien. Añade a la alegría de vivir y resalta su sabor, como la sal.

El amor universal endulza la vida como un alimento nutritivo. La alegría de dar llena la vida de bienaventuranza. La meditación que es sostenida por la vida es el verdadero aliento vital. La vida requiere de cuatro elementos. Dulzura, fuerza, fragancia y aliento vital. La unidad de estas cuatro componen la entidad humana. Si se sientan para comer, si no hay sal en los garbanzos, los pondrán a un lado. Si éste es el caso, ¿no debería haber alguna dulzura y gusto en una vida de sesenta o setenta años? ¿Qué es lo que le da sabor a la existencia humana? Sólo las buenas cualidades imparten sabor a la vida. Sólo la buena conducta es la fuente correcta de fuerza para un hombre. Un hombre sin una buena conducta se vuelve una criatura débil y despreciable. Las buenas cualidades como la tolerancia y el sacrificio le dan fragancia a la vida de un hombre. Sin buenas cualidades, acciones correctas y la actitud de tolerancia y sacrificio, la vida no vale nada.

La luz del Servicio (Seva)

La filosofía de Sai no está en alentar a los devotos a sentarse en un rincón, controlar su respiración y seguir pronunciando “¡Soham! ¡Soham! ¡Soham!”

“Oh, Aspirantes! ¡Levántense! ¡Aprieténse el cinturón! Dedíquense al servicio! Ese es el mensaje de Sai. No se debe dar lugar a la pereza y la indiferencia. Controlando sus sentidos, deben emprender el servicio social. Una vida no dedicada al servicio es como un templo oscuro. Es la morada de espíritus malignos. Sólo la luz del servicio puede iluminar al aspirante espiritual.

Por lo tanto, emprendan el servicio de sus semejantes sin ninguna expectativa de recompensa. No malgasten su tiempo en charlas ociosas. ¿De qué sirve pronunciar expresiones tales como: ‘El Señor es Omnisciente, Omnipresente y Omnipotente’. Baten sus manos cuando estos epitetos son usados, derivando placer de simplemente escucharlos. ¿Cuántos actúan de acuerdo con la palabra que dicen? Debe haber armonía entre lo que se dice y lo que se hace. Todos los ejercicios espirituales como la repetición del nombre y la meditación son esfuerzos para controlar la mente y prepararla para el viaje hacia lo Divino. El conocer el camino no es suficiente. El camino debe ser atravesado para llegar al destino. Ese viaje es el servicio a la sociedad. Este servicio debe hacerse con la conciencia de que lo Divino mora en cada corazón, en cada individuo y en cada ser viviente.

En la tradición bharatiya uno de los bellos nombres de Bhagavan (el Señor) es “Sarvabhûta-antharâtma”, el Ser es el morador interno en todos los seres vivientes. Para adorar a este Ser Supremo que reside en todos los seres y experimentar a este Ser no se necesita templo o santuario. El cuerpo es verdaderamente el templo de Dios. El Ser eterno reside en este templo del cuerpo como lo Divino que sostiene al ser individual (jîva). Olvidando esta verdad, los hombres embellecen sólo el templo y están preocupados sólo acerca de su apariencia externa. No consideran al Divino Morador Interno que sostiene todo.

El servicio a las aldeas (grama seva) es Servicio a Rama (Rama seva)

El cuerpo no es primordial. Lo que es importante es el espíritu que mora en él. Manteniendo la meta de la autorrealización a la vista, deben dedicarse al servicio hasta llegar a la destinación. El medio es el servicio desinteresado, dedicado, de todo corazón. Cuando la vida entera está dedicada a este propósito, la experiencia directa de lo Divino puede tener lugar. Eviten lo más posible los apegos y las aversiones. Debe hacerse cada esfuerzo por mantener la mente y el cuerpo incontaminados.

¡Sabe, Oh Hombre, que Grama Seva es Rama Seva!

Cuando el amor se derrama ahí reina Rama.

No hay progreso sin amor.

Sin servicio no hay esperanza para el hombre.

Es por medio del servicio que el hombre puede esperar redimir su vida. No es un hombre en absoluto si no tiene bondad y amor en él. El camino a la autorrealización está en el amor y el servicio. El cultivo del amor es el primer paso. La fe es la base para el amor. Cuando la fe y el amor se combinan se logra la paz. Y en esa paz reside la verdad. La verdad revela el poder del sacrificio, que sólo tiene la clave a la inmortalidad.

La autoconfianza es la base de la fe. ¿Cómo puede el hombre que no está seguro de su propio futuro en los próximos días, tener fe en Dios? Sólo el hombre que tiene fe en sí mismo puede tener fe en Dios. Nara (el hombre) es Narayana y Narayana es Nara. El amor es el lazo que ata a los dos. Con el amor como la fuerza motriz y el servicio como el medio, el aspirante debe buscar lograr la suprema meta de la vida.

La Práctica y el Precepto

¡Encarnaciones del amor! Han participado en muchas conferencias, ¿pero qué han logrado con ello? Sin poner en práctica la decisión tomada, ¿de qué sirven los interminables debates y las largas resoluciones? Las conferencias de tal naturaleza son un mero desperdicio de tiempo y dinero. Deben tratar de implementar por lo menos una o dos de las decisiones. De nada sirve escuchar charlas si no hacen uso del conocimiento obtenido en ellas después que salen de allí.

Hoy en día, hasta organizaciones espirituales están dedicadas a los negocios. Las organizaciones Sathya Sai nunca deben ser como esas instituciones comerciales. La única clase de comercio al cual pueden dedicarse es de corazón a corazón, de amor a amor. Es en un intercambio tan sublime que deben tomar parte en él. No deben tener ninguna meta financiera o material de otra clase. Las organizaciones que se enredan en dinero o propiedades no crecen. Debemos está preocupados por una genuina asociación orientada hacia Dios, de corazón a corazón. El servicio debe ser hecho mano con mano, con camaradería. Esto demostrará la unidad del Ser cósmico. El corazón no florece por el mero estudio de libros o escuchando discursos. Sólo el cultivo del amor rompe los nudos que atan al corazón. Uno que no hace servicio él mismo no tiene ningún derecho de exigir que otros sirvan. El derecho de hablar debe ser ganado haciendo servicio. El servicio debe ser considerado como una práctica espiritual y el servicio prestado a alguien debe ser considerado como servicio a Dios. Para desarrollar tal actitud de espontáneo amor hacia aquellos a quienes uno sirve debe ser la meta primordial de las organizaciones Sai.

El servicio desinteresado

Si no hay espíritu de sacrificio en los bhajans y la meditación que hacen, no importa lo seriamente que lo hagan, se vuelve un ejercicio interesado. Hay egoísmo en buscar la salvación o liberación de uno mismo. El buscar sólo nuestro futuro es igualmente egoísta. El estar preocupado acerca de la propia bienaventuranza es también egoísmo. Sólo el hombre que abandona su interés propio y considera la felicidad de otros como la suya propia y se dedica a su bienestar, es una persona verdaderamente desinteresada. El Señor amará sólo a aquellos que aman a otros. Si buscan ganarse el amor de Dios, deben sentir amor por los demás. No pueden ganar el amor de otros si no los aman. Sin preocuparse por lo que ha sucedido en el pasado y sin preocuparse por el futuro, esfúercense por hacer el mejor uso del presente cultivando el amor y haciendo servicio.

Se dan muchas razones para los problemas que estamos confrontando hoy en día en el mundo. Pero las causas raíz son realmente dos. Los viejos rumian sobre el pasado y pasan su tiempo explayándose sobre los buenos viejos tiempos cuando eran jóvenes y recordando todos sus logros y disfrutes. En cuanto a los jóvenes, están dedicados a imaginar fantasiosos planes para su futuro después de sus estudios y sus carreras de servicio. El futuro es de hecho impredecible. Nadie sabe de cierto lo que el mañana traerá. ¿De qué sirve preocuparse acerca de lo desconocido? Los viejos, absortos en el pasado y los jóvenes, preocupados por el futuro, ignoran ambos el presente. Este es el verdadero problema. Debemos realmente estas preocupados acerca del divino presente. Sólo si hacen el presente sagrado y puro, pueden lograr bondad y pureza en el futuro.

Experimenten a la divinidad por medio del Servicio

Por ende, aprovechen la oportunidad dorada que han tenido ahora usándola bien, y rediman sus vidas dedicándose al servicio. Por medio del servicio, pueden experimentar la divinidad y una inexpresable bienaventuranza. Pueden ser un ideal para otros.

La verdad, la rectitud, la paz, el amor y la no violencia son dentro de nosotros como los cinco aires vitales (pancha pranas). Pensamos que los cinco alientos vitales (prâna, apana, udana, samana y vyana) están protegiendo este cuerpo. Pero son la verdad, la rectitud, el amor, la paz y la no violencia las que dan verdadera felicidad al cuerpo. Éstas son los verdaderos pancha pranas. Bajo ninguna circunstancia deben apartarse o abandonar estos cinco principios vitales. Hagan servicio a la socidad con estos principios en su mente y con una amplia dedicación al bienestar de todos. Sólo esto complace a Sai. Sai se regocija cuando se hace servicio. Todo lo que Sai hace o dice es Servicio. Actuando de acuerdo con lo que Sai dice y hace, espero que derivarán la alegría del Ser.

Han venido aquí de partes distantes del mundo, a grandes expensas e inconveniencia personal. Habiendo venido, deben tratar de embeber los buenos pensamientos y nobles sentimientos para que puedan regresar con la determinación de llevar vidas ejemplares y dedicarse a acciones merecedoras que hagan sus vidas sublimes. Esta es mi bendición para todos ustedes. Antes de concluir, deseo darles dos directrices que los harán comprender la significancia de esta Conferencia. Una es: Practiquen lo que predican. Actúen de acuerdo con lo que dicen. La otra es: No prediquen lo que no practican. Si hablan acerca de algo que no practican ustedes mismos, esto es engaño. Si hacen lo que dicen, es un índice de grandeza.

Vyasa ha dicho: “Si no pueden hacer lo que dicen, esto es pecado. El hacer lo que dicen es pureza.” Recuerden la significancia de estas dos afirmaciones y lleven a cabo su trabajo en un espíritu de dedicación. Recuerden que el bienestar y la paz del mundo no pueden lograrse sin el servicio desinteresado a la humanidad.

Discurso en el Auditorio Pûrnachandra,

Prashanti Nilayam, 17 noviembre 1985.