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Discursos dados por Sai Baba

05. 29/02/84 El mensaje de Shivaratri

El mensaje de Shivaratri

El mensaje de Shivaratri

29 de Febrero de 1984

El gorrión anhela el frescor de la luna;

La abeja anhela el encantador dulzor de la flor;

El hombre enfermo anhela la dulce medicina curativa;

El devoto anhela al Señor que en Parti mora;

Aquello, que cuando se conoce, se conoce todo,

Que si se desconoce, nada se conoce,

Ese es Brahmán, más allá de las palabras,

Esta es la Verdad, El Camino, la palabra de Sai.

¡Encarnaciones del Divino Âtma! Habiendo logrado la rara fortuna de tener un cuerpo humano, el hombre debe esforzarse por manifestar la excelencia que es su credencial y ganar, como resultado de esa manifestación, a la Divinidad Misma. Una vez obtenido ésta, nada más necesita ganarse. Si se gana la visión de Aquello, no hay nada más que visualizar. Si Aquello es amado, nada más parece merecer ser amado. Todo lo demás sería desecho y polvo. Cuando se conoce Aquello, es como si se conociera todo.

El gorrión (châtaka) está alerta para beberse las primera gotas de nectarina lluvia que caen de la nube. No permite ni siquiera que el temible tifón ni las reverberaciones del trueno ni los cegadores destellos de los relámpagos ni los desastrosos rayos que caen de las nubes distraigan su concentración. El aspirante espiritual también debe, de la misma manera, llenar su corazón con el anhelo por Dios y esperar Su nectarina gracia de amor, sin dejarse distraer o perturbar por la alegría o el dolor, la ganancia o la pérdida, el honor o el deshonor que lo acosan por todos lados o por el ridículo, la oposición o hasta el odio dirigi-dos sobre él por sus padres, parientes y compañeros.

Las oraciones deben surgir del corazón, no de los labios

Pero la mayoría de los aspirantes de hoy sólo están actuando y pretendiendo estar progresando espiritualmente. Sus oraciones y peticiones al Señor surgen, no del corazón, sino sólo de los labios. Si el Señor les toma la palabra y se presenta ante ellos ofreciéndoles la liberación que exigen, empiezan a balbucear y a temblar. “¡Oh Señor! Yo pedí la liberación sólo como una fórmula repetitiva. No deseo la liberación si implica abandonar a mi esposa e hijos y a mi duramente ganada riqueza. Confiéreme este don después de mi muerte. Entonces lo acogeré”.

Un cortador de leña un día recolectó y amarró una pesada carga de leña ya que ese día necesitaba un dinero extra. En la senda de la jungla, esperó largo rato por alguien que pudiera ayudarle a levantar la carga en su cabeza. Quejándose de su trágica pobreza, maldijo su destino. Le oró patéticamente a Yama, el Dios de la Muerte. “¿Por qué me ha olvidado? Tómame bajo tu custodia, termina esta miserable vida”. Y Yama se apareció en respuesta a la llamada. “Ven, Te llevaré a mi reino”, le dijo Yama. El leñador respondió, “No tan pronto, querido amigo, pero puedes hacerme otro servicio. Por favor levanta este fajo de leña y colócalo sobre mi cabeza”.

Estos aspirantes regatean con Dios. Tratan de usar al Señor para resolver sus problemas y prometen adorarLo si les trae prosperidad. ¡Creen que pueden tentarLo con dones de dinero, cocos o cabellos, como si los poseyeran por su propia destreza! ¡No! OfrézcanLe una fe firme, un amor puro y desinteresado. El hombre no ha intentado comprender la magnificencia del amor ni sus preciosas posibilidades. Es mucho más valioso que toneladas y toneladas de erudición y títulos kilométricos delante del nombre de uno. Coloquen éstos en uno de los platos de la balanza llamada ‘Vida’ y una sola gota de amor divino en el otro. La gota pesará más que toda la parafernalia.

Los tres criterios para la cualidad sâtvica

El aspirante espiritual debe adherirse al ideal de lo bueno (sattva) como la serenidad, la pureza y la ecuanimidad. Su naturaleza innata y la crianza social pueden ayudarlo en esto, pero él debe cultivar consciente y firmemente esta perseverancia para alcanzar la pureza de pensamiento, palabra y acción. Es equivocado atribuir los altibajos de la vida a la voluntad de Dios; se deben al cultivo o descuido de esta cualidad de la perseverencia.

El amor expansivo, la pureza de intención y un deseo de sacrificio - estos tres son los criterios para la cualidad sáttvica. Son los principales miembros del cuerpo espiritual que requieren atención. La salud mental y el bienestar espiritual dependen de estos miembros. La afirmación, “Yo me refugio en Buda” debe estar basada en un intelecto iluminado. “Yo me refugio en la sociedad (sangha)” debe por tanto incitar al aspirante a utilizar el intelecto como un instrumento para el servicio de la sociedad (sangha)). Cuando se hace la tercera afirmación, “Yo me refugio en la rectitud (dharma)”, le indica al aspirante que la utilice para fortalecer y promover la rectitud, moralidad y virtud. El camino del amor es el camino del dharma. El amor resulta en un servicio entusiasta. ¿Quién merece más amor? Nadie sobre la tierra merece más amor puro que Dios, si uno está consciente de Dios en el hombre, que es la encarnacíon de la Divinidad.

Todos han pasado por un sinnúmero de vidas en el pasado, vidas vividas en total egoísmo. Así, los impulsos egoístas lo esclavizan muy drásticamente hasta hoy, impidiendo que el amor desinteresado brote y se expanda. Dios busca en el hombre amor y ley. El amor debe ser regulado por la ley. Sin ley, el amor no se puede expandir. Será estrecho y torcido. Son como el negativo y el positivo.

La gente hace servicio social para hacerse propaganda

El amor implica comprensión y, en consecuencia, simpatía y compasión. Éstas confieren bienaventuranza divina (ânanda). Pero el hombre carece de amor y de bienaventuranza también. Si los hombres forman grupos conflictivos y planean destruirse unos a otros, ¿cómo puede la felicidad y la paz residir en ellos? Los antiguos mitos hablan de guerras de exterminación entre dioses y demonios y entre hombres y demonios (râkshasas), pero la historia de hoy en día registra guerras entre râkshasas que se hacen llamar hombres.

El amor está dirigido a fines egoístas. El sacrificio y la caridad se hacen para el autoengrandecimiento. Una persona dona diez rupias e insiste en que el hecho sea publicado con un título de treinta centímetros de largo. La gente toma parte en el servicio social a fin de hacerse propaganda. ¿Cómo puede ser consumido el dulce contenido si la botella está apretadamente tapada con los dos corchos - la pompa y la publicidad personal. Éstos deben ser removidos por medio del sacacorchos de la abnegación. Entonces las virtudes innatas del amor y el sacrificio pueden emerger y elevar sus vidas.

El propósito del ayuno y la vigilia en los días sagrados

La naturaleza del hombre es una mezcla de características progresivas y regresivas. Él debe tomar nota de esto y promover las primeras excluyendo las últimas. La voluntad de renunciar, de compartir, de dejar, es una virtud preciosa. La curiosidad, el ansia por conocer, es otra cualidad que debe ser usada para mostrar la realidad que aparece como los muchos y es momentánea. Este conocimiento puede alcanzarse sólo cuando la conciencia es purificada por la gracia de Dios. Los días sagrados como la Noche de Shiva, Shivaratri, son destacados a fin de impresionar en la mente del hombre su deber de imponer un ‘ayuno’ a los sentidos y una ‘vigilia’ a su inteligencia para mantener alejados los impulsos e inclinaciones contaminantes. Este es el día en que Shiva consumió el veneno mortal que amenazaba con destruir el mundo y salvó a la humanidad de la perdición.

El aspirante a la gracia divina tiene que recordar este día con gratitud. Él no debe exaltarse cuando su felicidad es promovida ni debe desanimarse cuando cae en la miseria. “¡Que se haga Tu voluntad, no la mía” debe ser su constante afirmación. Rara vez es éste el caso. Poco buscadores intentan descubrir la intencion de Dios, caminar por el sendero que lleva a Él, seguir los ideales que Él establece. Siguen sus propios instintos y juicios y obtienen aflicción y desesperación como recompensa. No están conscientes del sacrilegio que están cometiendo. Proclaman que Dios es el motivador interno y que Él está presente en todas partes, pero se comportan como si Él estuviera ausente en los lugares donde no quieren que Él esté. Desperdician un tiempo precioso en secas discusiones y controversias acerca de Dios.

Cada quien puede explorar la Verdad de Dios sólo hasta donde su capacidad - moral, intelectual y mental - le permite ahondar en el misterio. Uno puede recolectar del océano sólo tanta agua como la que puede contener el recipiente. Dios es inconmensurablemente vasto; está más allá del alcance de la más osada imaginación. Un alumno en un nivel particular en la escuela tiene que estudiar los textos prescritos por los alumnos de ese nivel de inteligencia. Annamacharya, el poeta místico, se dio cuenta de la limitación impuesta por las propias fallas de uno y cantó:

“En la medida de lo que nuestras mentes alcanzan

En esa medida logramos Tu visión”.

No permitan que la mente more en las fallas de los demás

Dios aparece a cada quien en la forma y la magnitud de gloria que puede absorber. El sentimiento de separación de Dios, la fuente y el sostenimiento, es una cualidad loable. El nutrir y promoverla puede ayudar a consagrar el propio corazón. No permitan que la mente more en las faltas y vicios de los demás; estará contaminada por ello. Fíjenla en la equidad y virtud de los otros; con ello será santificada.

Yo sé que durante momentos de frenesí emocional, ponen a un lado su verdadera naturaleza y se complacen en maltratar a los demás o en desear que les pase alguna calamidad o en regocijarse de sus aflicciones. Tales malos pensamientos se van implantando en sus propias mentes y crecen desmedidamente, produciendo para su consumo, aflicción y deshonor. ¿Por qué preocuparse por los demás? Hablen con ellos si los quieren. Si no los quieren, déjenlos solos. ¿Por qué buscar faltas en ellos y hablar mal de ellos? El hacer esto es invitar una caída espiritual. Tales personas pierden todas las ganancias que esperaban obtener por medio de la repetición del nombre del Señor, los rituales, la meditación o hasta de la visión divina (darshan). Quedarán amargados a pesar de todas estas disciplinas espirituales, como la amarga calabaza que el peregrino llevaba con la intención de hacerla dulce metiéndola en aguas sagradas.

La mente del hombre debe sufrir una transformación

La mente del hombre debe sufrir una transformación. Debe promover no las ataduras sino la liberación. Debe volverse hacia Dios y hacia adentro, no hacia el mundo y hacia afuera. Sólo entonces pueden los intentos de transformación económica, política y social tener éxito en levantar el destino del hombre. La mente juega muchos trucos para complacerles y darles una gran opinión de ustedes mismos. Se deleita en la hipocresía, cabalgando en dos caballos al mismo tiempo. Pueden postrarse ante Swami y declarar que se han rendido ante Él. Pero, una vez que se han ido, puede que se comporten de otra forma y permiten que la fe se esfume. Ni siquiera el pensamiento de que no se han beneficiado por el culto (pûja) o repetición (japa) que hacen, debe contaminar su fe. El hacer prácticas espirituales es su deber, su impulso más recóndito, su genuina actividad. Dejen el resto a la voluntad de Dios. Esto es lo que deben resolver en este sagrado Shivaratri.

Prashanti Nilayam, 29 febrero 1984