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Discursos dados por Sai Baba

12. 06/05/83 Problemas del sadhaka

Problemas del sadhaka

Problemas del sadhaka

6 de Mayo de 1983

Un monarca noble tiene a sus ministros bajo su control; los dirige a lo largo de caminos apropiados y mantiene la paz y seguridad de su reino. Por el contrario, un monarca que permite que sus ministros lo controlen no es merecedor del trono; es despreciado y cae en la deshonra, su reino no goza de paz ni seguridad.

La mente es el monarca del hombre; los sentidos son sus ministros. Al ser esclavo de sus sirvientes, el reino no conoce la paz. En consecuencia, todo sadhaka (aspirante espiritual) que aspire a alcanzar la expresión y expansión de la Divinidad en él debe dominar sus sentidos. Ése es el primer paso; el siguiente es la conquista de la mente, su eliminación; el tercero es desarraigar los vasanas (tendencias innatas) y el cuarto es el logro de jñana (sabiduría espiritual). Las ramas son los sentidos, el tronco es la mente y las raíces las forman las tendencias innatas. Los tres deben ser vencidos y destruidos para que la conciencia de la Realidad átmica pueda obtenerse.

El hombre falla en aprender de la experiencia cotidiana

En el estado de vigilia, los sentidos tienen juego libre: el cuerpo denso es más activo en esa etapa. En el estado de sueño, los sentidos subsisten en su forma sutil. En ese estado la mente se complace en fantasías. En el sueño, el cuerpo sutil está activo, crea numerosas escenas e incidentes atractivos y asombrosos. En el estado de sueño profundo la mente, junto con los aspectos sutiles de los sentidos, están inmersos en el ego o cuerpo causal. De acuerdo con la terminología vedántica, este estado es el sunya (vacío). Lo es porque no hay una ganancia positiva asociada con él; no confiere la conciencia del Atma (el Ser divino) ni la bienaventuranza de esa conciencia. Ellas sólo pueden darse en el cuarto estado, después del de sthula (denso), sukshma (sutil) y karana (causal). Este estado es llamado maha karana (supracausal). El estado de vigilia es la región densa de Brahma, el creador, cuando la actividad abunda. Se funde en el sueño, la región de Vishnú, cuando sólo la simple existencia (sthiti) reina. Ésta también se funde en el sueño profundo, cuando ambas se disuelven y pierden su identidad en laya (Rudhra).

Lo que hay que recordar es que todo individuo, todos los días, experimenta shrishti (Brahma, el creador), sthiti (Vishnú, conservación) y laya (Rudra, disolución). Sin embargo, fracasa en reconocer esto y sacar provecho de la experiencia. Confunde el nacimiento con la creación y la muerte con la disolución, lo cual es pura ignorancia. El ser humano tiene que trascender estos tres cambios y establecerse en el estable e inalterable Maha karana, el Atma.

Se debe estar prevenido contra la creencia de que las victorias sobre los sentidos, la mente y las tendencias innatas y el logro de la conciencia se pueden ganar cada una en su momento. Se deben realizar esfuerzos paralelos en los cuatro campos desde el comienzo mismo. No se puede poner aceite en un lugar, la lámpara en otro y el cerillo en un tercero esperando tener la flama. Se tiene que lograr el éxito al mismo tiempo en dominar los sentidos, vencer a la mente y eliminar los vasanas.

La mente se puede dominar sólo con la concentración

La mente salta de objeto en objeto con increíble velocidad. Se eleva a las alturas y cae a las profundidades con cada guiño de ojo. Esconde, engaña y distorsiona. Solamente mediante la concentración se le puede dominar. El proceso se puede practicar en una de dos direcciones: arupa o sarupa. Arupa significa no limitado por la forma. El individuo siente que él no es el hacedor o el que disfruta; sólo es un agente de Dios, una herramienta, un instrumento. No se es afectado, ni se está bien ni mal cuando la acción resulta para bien o para mal. No se tiene identidad con rupa (forma o cuerpo). La meditación sarupa se pierde en las dualidades del placer y el dolor, la ganancia y la pérdida, considerando como válidos el nombre y la forma, el cuerpo y sus actividades.

De modo similar, el hombre puede elegir entre dos caminos: el pravriti marga (el camino del involucramiento) o el nivriti marga (el camino del desinterés o indiferencia). Cuando se involucra, el hombre se enfrenta con los seis adversarios internos: lujuria, ira, codicia, apego, orgullo y odio. Cuando no se involucra, es ayudado por los seis amigos internos: control de los sentidos, control de la mente, fortaleza, contento, fe y ecuanimidad. El cuerpo humano es sagrado como un templo, sí, pero debe expulsarse a los enemigos y admitir a los amigos antes de que la Divinidad se establezca en él.

Prashanti Nilayam, 6-5-83.