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03. 08/03/81 Tomando o dando | 8 de Marzo de 1981
Vidhya Vihaar, Hyderabad
Vijayadasami
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Cuando el hombre es dominado por la mente
cae muy por debajo del nivel del pashu (animal).
Cuando el hombre es dominado por el intelecto
se eleva al nivel del Pashupathi (Shiva).
Así declara el Señor de Parthi.
Alumnos, profesores, educadores, todos aquellos deseosos de promover la educación:
Los alimentos no digeridos provocan enfermedades en el cuerpo; del mismo modo, el conocimiento no digerido impartido por el sistema educativo actual ha provocado varias enfermedades en el organismo social y en el cuerpo político. La enfermedad está promoviendo sentimientos contrarios que se expresan en conflictos mutuos. Los educados reaccionan con envidia hacia los que han conseguido trabajo; cuando no pueden conseguirlo, atribuyen motivos de nepotismo, etc., y desarrollan resentimiento, ira y odio. El sistema educativo es la raíz del descontento y el resentimiento generalizados.
En el pasado, los gobernantes occidentales de este país establecieron un sistema educativo que servía para producir hombres adecuados para los puestos de trabajo que ellos podían proporcionar a los nativos. Hoy en día, como seguimos con el mismo sistema, estamos creando puestos de trabajo adecuados para las personas que se siguen educando según las viejas pautas. Se trata de una extraña inversión de papeles. Está claro que las agitaciones, ansiedades, temores y frenesíes que perturban al país tienen su origen en la educación tal como prevalece hoy en día.
Aunque la humanidad ha logrado avances incalculables en ciencia y tecnología, la mente del hombre sigue contaminada por la codicia, la envidia y el egoísmo flagrante. El egoísmo ha echado raíces profundas en el corazón del hombre. Ha alcanzado proporciones demoníacas. El hombre se ha convertido en una marioneta que cede a cualquier tirón de la cuerda. Ansía todas las cosas que puedan proporcionarle alegría; acumula cosas que satisfacen su sentido del poder. Examina cada cosa desde su propio punto de vista egoísta. Por lo tanto, está esclavizado por los monstruos: la envidia, el orgullo, el miedo y los prejuicios. Solo el verdadero conocimiento puede salvar a la humanidad de su ruinosa caída.
Las cuatro metas establecidas por Sai son, de hecho, las establecidas por los Vedas. Son Sathya, Dharma, Shanthi y Prema. La humanidad tiene que comprender la importancia de estas cuatro metas, aceptarlas, adorarlas y practicarlas en la vida diaria. Sólo entonces la Divinidad latente en el hombre podrá brillar en todo su esplendor.
Sathya, o la Verdad, es el primer ideal. Se realiza mediante el sadhana de la lengua. El segundo, Dharma (la vida correcta), se realiza mediante el sadhana (la disciplina) del cuerpo y sus componentes, en relación con la sociedad que rodea al hombre y el mundo objetivo que le afecta y es afectado por él. Mediante la acción y la conducta correctas, el hombre puede alcanzar la tercera meta, Shanthi (la ecuanimidad, el equilibrio o la paz). Esta puede ganarse mediante la disciplina de la mente. Sathya se establece en la lengua a través del sadhana sátvico (piadoso); Dharma se alcanza ejerciendo un control rajásico (activo); Shaanthi, o la serenidad, es la consecuencia de una retirada tamásica, incluso una inactividad. En cambio, Prema (el amor), la cuarta meta, está más allá de estos tres modos y más allá del pensamiento, la palabra y la acción.
El Divino Prema no es fácilmente comprensible. Por lo tanto, mi énfasis no es generalmente entendido en todo su significado. Prema es Dios. Dios es Prema. Considerar a Prema como un método de hablar, una actitud mental o un comportamiento físico es degradarlo gravemente. Prema no tiene rastro de egoísmo; no está limitado por motivos.
El sistema educativo debe basarse en estos cuatro principios. Pero esto no ha sucedido. Por lo tanto, lo encontramos cargado de problemas. Está lleno de conflictos y confusión. La humildad, el desprendimiento, el discernimiento, el afán de servir a los demás, la reverencia, la renuncia... tales virtudes están ausentes entre los educados. Nadie está dispuesto a renunciar; todos están ansiosos por agarrar. Solo se puede hacer una guirnalda cuando tenemos flores, hilo y aguja. Para ser beneficioso, un sistema educativo necesita inteligencia (flores), devoción (hilo) y espíritu de renuncia y servicio (aguja).
Elevar el nivel de vida debe significar también elevar el nivel ético, moral y espiritual. Sólo entonces la educación puede conducir al progreso de los valores humanos y a la armonía en la vida social. Con este propósito se coloca hoy aquí la primera piedra del edificio de la escuela.
Los niños nacidos en esta tierra santa merecen este sistema educativo integrado. La situación actual está produciendo descontento y agitación en los ámbitos social, económico y político. La agitación estudiantil se ha vuelto casi incontrolable. El número de estudiantes que reciben esta educación estéril se está disparando; hay escuelas primarias en todos los pueblos y cada vez hay más escuelas medias, institutos y universidades por todas partes. Creemos que esto es un progreso y estamos encantados. La oportunidad de beneficiarse de la educación, que en el pasado sólo tenían unos pocos, se está concediendo ahora profusamente a todos.
Ciertamente, todo ser humano debe ser educado, independientemente de su raza, religión, casta, color o credo. Pero, como la madre ingenua que se alegra cuando un miembro de su hijo se hincha por una enfermedad, creyendo que se está fortaleciendo, ¡también nosotros confundimos este aumento de tamaño y número con un desarrollo saludable! En realidad, sólo asistimos a una enfermedad, cuyo resultado es la debilidad, la codicia, el odio y la envidia. La preocupación debería ser qué podemos dar a los demás.
Con el tiempo, las personas que se educan en esas instituciones ocupan posiciones de autoridad e influencia. ¿Cómo puede entonces mejorar la condición del mundo? La educación debe asumir plena responsabilidad y entrar en la vida moral y espiritual de los alumnos. No alcanza con la transmisión de información mundana y la formación en habilidades técnicas. La educación moral y espiritual debe complementarlas.
Hay que renunciar a la idea de que una elegante residencia, con costosos sofás, mesas de comedor, etc., o una cuantiosa paga de Dubai, Irán o Irak, es el ideal por el que hay que trabajar. Este «ideal» engendra el mal. El ideal debería ser: manos dedicadas al trabajo duro, cabezas dedicadas al servicio y corazones llenos de compasión. Vivekananda exhortó a los estudiantes a cultivar la compasión. Nadie debe sufrir daño o dolor por nuestras palabras ni acciones. Porque, cuando otro es herido por nosotros, lo que realmente ocurre es un insulto y una lesión a nuestra condición humana. Ahora solo se presta atención al yo y a sus deseos. Esto debe invertirse. La preocupación no debe ser qué podemos obtener de los demás, sino qué podemos dar a los demás.
Traduccion SBd
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