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Discursos dados por Sai Baba

11. 30/08/78 Liberación y aprendizaje

Liberación y aprendizaje

Liberación y aprendizaje

30 de Agosto de 1978

LOS HOMBRES ANHELAN un futuro próspero, autoridad, poder y vidas felices, libres de preocupaciones; pero no anhelan poseer intelectos puros, claros y llenos de amor y un carácter humilde. Por eso, la juventud de hoy, en esta tierra así como en otras, tiene un profundo descontento que se manifiesta en las constantes rebeliones en contra de reglamentos, programas de estudio y normas sociales y reaccionan con agitación ante cualquier pequeño problema que se les presente. ¿Cuál es la causa básica de este fenómeno? Esto sucede porque nuestra juventud ha empezado a rechazar la antigua cultura de la India y sus ideales. Está imitando modos fanáticos e indeseables de comportamiento y se ha vuelto seguidora de un código de incredulidad y no tiene raíces en ninguna parte.

La principal enseñanza de la antigua cultura de la India es el amor. Durante varias generaciones, a la juventud de esta tierra se le ha exhortado, animado y enseñado mediante el precepto y el ejemplo, a amar al pobre, al desamparado, al perturbado de sus facultades mentales, al analfabeto y al minusválido, porque la misma chispa de la Divinidad que está en todos nosotros, es igualmente evidente y activa en ellos. La educación debe dotar al hombre de esta compasión y este espíritu de servicio, inteligente, oportuno y pleno. Es decir, la educación no sólo debe informar, también debe transformar.

A menos que el conocimiento sea transformado en sabiduría, y ésta sea expresada en el carácter, la educación es un desperdicio. Si la educación concede este don de la transformación, seguramente la vida se volverá apacible, feliz y llena de mutua ayuda y cooperación. Pero hoy en día, la finalidad de la educación ha degenerado en la adquisición de ciertas habilidades y trucos intelectuales. Proporciona al educando comida y abrigo y se considera que con ese logro, su tarea ha terminado.

Los sabios que establecieron las metas de la antigua educación india declararon: "Sa vidya ya vimukfaye", es decir, la verdadera educación es aquélla que ayuda a liberar al hombre de la codicia, el odio, la inquietud, la deslealtad e impulsos del ego. Hoy, la educación aumenta el desasosiego que ya está en el corazón del hombre; no lo libera de la prisión del deseo en la cual ha caído. El hombre construye casas de descanso donde puede relajar su cansado cerebro y reconfortar sus agotados nervios, pero todavía le queda por construir "casas de paz" donde, imperturbable, pueda aprender a ser espectador de los acontecimientos del mundo, consciente del valor del mundo, así como de su relativa importancia. Esto le proporcionará ecuanimidad. La fe en un Dios omnisciente y omnipotente le concederá la libertad de observar con interés los altibajos de la historia.

Al igual que el cuerpo necesita descanso, la mente también necesita calma. La fe en Dios es la mejor garantía de la tranquilidad mental. El hombre debe seguir el camino de la virtud, practicar las disciplinas espirituales y participar con entusiasmo en el servicio social. Estos tres preceptos tienen que ser aceptados, honrados y practicados en la vida cotidiana. La educación tiene que esclarecer la meta de la vida ante la nueva generación e indicar las formas y los medios de lograrla.

Actualmente, las mujeres participan en la educación moderna cada vez más. Trabajan en oficinas, escuelas y fábricas y ascienden con frecyencia a cargos de importancia en otros campos. Mas a la mayoría de ellas las motiva el deseo de engrandecimiento y no el ideal de servicio. Cuando las mujeres buscan empleos, ¿quién cuida de la familia? Si tanto el padre como la madre van a las oficinas a ganar dinero, ¿qué sucede con los niños? Al dedicarse a los libros, ¿cómo puede funcionar el trabajo de la cocina? Se puede ganar más dinero, pero eso sólo ocasiona más ansiedad, más inquietud y más pérdida. Las mujeres que aceptan un empleo encuentran que no obtienen ninguna satisfacción por ello. La mujer educada debe utilizar su conocimiento y su habilidad para cuidar a sus hijos y convertirlos en virtuosos patriotas, saludables y disciplinados de manera que puedan ser de gran utilidad a su país, su cultura y su comunidad. Ganar dinero no es todo el propósito de la educación. Lo que ha ocasionado los males que detectamos en la sociedad actual, es la avidez de ganar dinero por cualquier medio, tan rápidamente como sea posible. El dinero engendra orgullo, y éste fomenta el odio.

Nadie tiene la dorada cualidad del contento; el hombre descontento está perdido. No hay límite a los deseos del hombre; toda persona que tiene poder sobre los demás, anhela cada vez más poder y ejercer más y más influencia, pero nadie hace el intento de examinarse rigurosamente para averiguar si tiene los méritos suficientes para poder ocupar la posición que ansía. Son muy pocos los que alegremente desempeñan las funciones propias de su profesión. Todos, aptos o no, tiran piedras, pensando en la remota posibilidad de obtener una fruta del árbol. Los estudiantes deben cultivar la humildad y el hábito del autoexamen.

Otra razón de la actual insatisfacción que está agobiando a la juventud es la crónica hipocresía de los mayores. Las mismas personas que proclaman desde el estrado la eficacia de la verdad, los mismos predicadores que hablan sobre rectitud y paz, viven sin ninguna consideración por la verdad, la rectitud y la paz, sin determinación de actuar de acuerdo con lo que se dice. Sólo podemos establecer paz y prosperidad, moralidad y rectitud en la tierra, cuando quienes predican y los que enseñan ideales elevados, sigan sus propias exhortaciones.

La ignorancia total es la raíz fundamental de la falta de respeto mostrada hacia la cultura india, que se aúna a la fascinación que ejerce la cultura occidental. Esas personas, ¿por lo menos captan totalmente los valores de la cultura occidental? No. Sólo adoptan los aspectos superficiales. ¿Cómo es posible que una persona incapaz de comprender su propia herencia cultural, entienda el significado y la importancia de una cultura extraña?

El verdadero signo de la educación es la humildad. Por mucho que se sepa, hay mucho más que debe ser aprendido e investigado. Siempre hay más personas que saben todavía más, y no hacen tanto alarde de su erudición. La disciplina es importante para progresar en el aprendizaje y más aún para convivir con otras personas. Una persona indisciplinada es un peligro social; en cualquier momento puede ponerse frenético. El hombre debe reconocer los límites y reglamentos, las recomendaciones y restricciones establecidos por los sabios del pasado para asegurar la paz social y el progreso individual.

El código de conducta establecido para las estudiantes de esta universidad las ayuda a desarrollar cualidades que les serán útiles en su vida más adelante. El ojo, el oído, la nariz, la lengua los sentidos de la vista, el oído, el olfato y el gusto están localizados en la cabeza. Por supuesto, el ojo y la lengua han sido provistos de puertas, porque las puertas pueden evitar que entre lo indeseable y recibir lo deseable. Deseen ver sólo las cosas buenas, deseen decir sólo lo que conducirá a la paz y la armonía. No se den a la charlatanería. Si obtienen la reputación de locuaces tendrán memoria débil, descrédito social y debilidad nerviosa.

Ustedes tienen la gran responsabilidad de la maternidad y el deber de educar a sus hijos para que lleguen a ser ciudadanos buenos y fuertes de este país. Además del título universitario, también deben adquirir algún conocimiento general que es esencial para las amas de casa y los demás. De otra manera, aunque el esposo y la esposa tengan títulos universitarios, estarán totalmente impotentes y desesperados cuando el niño tenga un pequeño resfrío. Ustedes también deben estar versadas en algunas disciplinas espirituales como la repetición del Nombre, la meditación y el yoga, para no ser afectadas por cualquier viento adverso que sople.

Es mejor que graben en su corazón la naturaleza dual del mundo, la cual es una mezcla de placer y dolor, de felicidad y pesar, de victoria y derrota. Practiquen la constante presencia de Dios y aprendan a ofrecer todas sus actividades a los pies del Señor como un acto de adoración; sólo así, los actos estarán libres de falta. Sri Krishna le aconsejó a Arjuna que entrara en "la lucha", y al mismo tiempo le dijo que no tuviera odio hacia sus "enemigos". Pueden parecer irreconciliables estas dos actitudes, porque la guerra es pasión y apego, y la renunciación al odio es ausencia de pasión. Arjuna le preguntó a Krishna cómo podía reconciliar estas dos actitudes. Krishna dijo: "Piensa en mí siempre y lucha. No cultives el sentimiento egoísta de que eres tú quien está luchando. Yo te estoy usando como mi instrumento". Hasta la comida que ingieren es para propiciarlo a Él, quien reside en nuestros cuerpos como el Vaisvanara, ansioso de digerir la comida que colocamos en Él. Es el Señor quien recibe la comida, la digiere y por ese medio proporciona fortaleza a las diversas partes del cuerpo.

Esta universidad fue fundada hace diez años, lo que quiere decir que ahora es una vivaz muchacha de diez veranos. Una niña de dos o tres años no se aventuraría a salir sola de la casa; una muchacha mayor de veinte años muy bien puede cuidarse donde quiera que esté, pero a una muchacha de diez años no se le puede mantener en la casa ni ella sabe cómo cuidarse cuando está afuera. Por lo tanto, todos tenemos que cuidarla y guiarla con gran esmero y diligencia. Debemos asegurarnos de que los ideales y fines de esta universidad se sostengan y difundan. El éxito y la reputación de esta universidad están basados en su disciplina, devoción y deber. Ahora y después, ustedes deben llevar vidas de ejemplar virtud y honrar a sus padres y a su alma mater.

No añoren demasiado la libertad sin responsabilidad. Cuando este deseo se apodera de ustedes es cuando sufren más. Ustedes deben ser las abanderadas de los ideales educativos de esta universidad. Cuando una maestra descuida su deber o relaja sus normas de conducta, cientos de estudiantes son afectadas por tal actitud. La fortaleza moral y las virtudes de las maestras se verán reflejadas en las estudiantes sobre quienes ejercen su influencia. Tienen que tratarlas como si fueran sus hijas, hijas que necesitan y merecen su amor. Sean como madres para esas niñas y hagan que esta universidad resplandezca con el amor que se da y el amor que se recibe.

Anantapur,

Universidad de Mujeres

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