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Discursos dados por Sai Baba

09. 24/03/73 El año llamado “Ananda”

El año llamado “Ananda”

El año llamado “Ananda”

24 de Marzo de 1973

Brindavan

En la actualidad, en cada país, los hombres están locos por el poder y recurren sin reparo alguno a la auto-alabanza y al parlamento vacío. Desarrollan odio contra otros, fomentan la envidia y alimentan sus egos fatales. Hunden a la sociedad a la cual pertenecen en temor, ansiedad y desorden. No saben que al adherirse y practicar los ideales elevadores, podrían obtener fama eterna; están contentos con los aplausos baratos y la publicidad efímera.

Ustedes se han reunido aquí en el día de hoy, ya que es el día de la festividad de Yugaadhi, el día considerado por ustedes como el día que da paso a un nuevo año con un Nombre nuevo.

Este día, el Día de Año Nuevo, sólo porque ustedes han decidido llamarlo así, no es astronómicamente o climáticamente o meteorológicamente diferente de ayer o mañana. Incluso, como Día de Año Nuevo, muchos cientos de miles de tales Días han sucedido en este mundo y muchos miles han sido celebrados como Días Festivos también. De esta manera, además, este día ha llegado y éste también se habrá ido. Si el Día de Año Nuevo es utilizado por cualquiera para comenzar una nueva forma de vida, un nuevo paso hacia la auto-realización o la autoampliación a través del servicio, entonces la Celebración tiene un significado y una importancia. De otra manera, está desprovisto de valor. El día en rojo en el calendario, que indica a este día separado de los demás, es una advertencia y un recordatorio de este deber que se deben a sí mismos.

No anticipen nada, déjenselo a Él El Nombre del Año Nuevo que comienza hoy es inspirador y auspicioso. Se llama Ananda –Bienaventuranza Espiritual, dicha interior, calma inconmovible–. Ese nombre es un llamado de clarín, el cual debe sonar en vuestros oídos los 365 días del Año Nuevo. Ganen Ananda. Limpien vuestro instrumento de Conciencia, dedíquense al Servicio para que así puedan debilitar las fuerzas del Ego y fortalecer las fuerzas de la Unidad Social y cultivar Japa y Dhyana (repetición del Nombre del Señor y meditación) para que de esta manera puedan elevarse hacia la Divinidad. Estos son pasos a través de los cuales pueden ganar y establecerse en Ananda.

Comprométanse con vuestros deberes tan inteligentemente y tan devotamente como puedan; pero lleven a cabo vuestros deberes como si fuesen actos de adoración ofrecidos a Dios, dejando el fruto de aquellos actos a Su Voluntad, Su Gracia, Su Compasión. No se vean afectados cuando no se produzcan los resultados que anticiparan; no anticipen en absoluto, sino déjenselo a Él. Él les dio el tiempo, el espacio, la causa, el material, la idea, la habilidad, la oportunidad, la fortuna, y ustedes no hicieron sino un poquito por sí mismos. Por eso, ¿por qué deberían sentirse como si fuesen el hacedor? Cumplan con vuestro deber, como un sincero Sadhana. Ananda es el nombre del año y ustedes están felices de que sea así. Pero, ¿qué hay en un nombre excepto lo que pusieron en él o extrajeron de él? Un hombre llamado Rama debe ser inspirado por ese Nombre para manifestar en él mismo las cualidades que llevaron a Rama hacia la inmortalidad que alcanzó su Nombre. Si una persona lleva consigo el nombre Dharmaputhra (hijo de la Rectitud), es sólo una vergonzosa carga a menos que él justifique la carga siendo tan recto como fue Dharmaputhra del Mahabharata. O al menos, poniendo lo mejor de sí para manifestar el dharma (virtud) en su vida.

El hombre tiene que ganar justo lo suficiente para su mantenimiento.

El hombre no puede cosechar todos los frutos de su vida aquí abajo si sólo acumula riqueza o recoge votos populares o carga su cabeza con toneladas de tomos. También tiene que cultivar y practicar virtudes. Tiene que adherirse al Dharma. Los Srutís (textos sagrados) ordenan que el hombre tiene que ganar justo lo suficiente para su mantenimiento a través de medios honestos y utilizar el resto de su tiempo y talento para el bien general, Dharma-artha. Ganen artha (riqueza) a través del Dharma (conducta recta). Entonces, con certeza tendrán abundancia de Gracia Divina. Dhritharashtra, el padre de los 100 Hermanos Kuru que lucharon contra los cinco Primos Pandava –legítimos demandantes a compartir el patrimonio ancestral– carecía de ambos, a pesar de que tenía abundantes riquezas, ejércitos superiores y mayor habilidad y estrategia militar. De esta manera, Dhritharashtra tuvo que presenciar la extinción total de su dinastía y reino. La mayoría de los hombres como Dhritharashtra persiguen la falsedad e ignoran la Verdad; amontonan lo trivial e ignoran lo crucial.

No se dan cuenta de que la Muerte está acechando silenciosamente detrás de ellos, no notan los rápidos pasos del Tiempo; no saben cuán preciosa es la oportunidad de que el cuerpo humano, el intelecto humano, la sociedad humana y la herencia que ésta ha acumulado para ellos, los haya traído aquí y ahora. No son conscientes de que la misma chispa de Divinidad que ilumina cada pensamiento, palabra y acción en ellos está activando también a todos los demás seres en el universo.

No sienten la hermandad, no están entusiasmados por el sentimiento de parentesco universal.

El hombre tiene que estar por encima de los brutos y de las bestias.

¡Ellos se están revolcando en el lodo de la auto-alabanza!, son esclavos de sus egos. Y, consecuentemente, nunca están libres del temor ni de la ansiedad. También difunden escánda los sobre otros y, de esta manera, se empantanan en el pecado.

Aunque reclaman el respeto de los demás, son objeto del ridículo y del odio. Buscan faltas en los demás y así sus ojos sólo se deleitan en las faltas. No pueden ver lo bueno en nadie; de esta manera son consumidos por la envidia y la codicia. No intenten dominar a otros; domínense a sí mismos, vuestros propios sentidos, vuestra propia mente. Esa es la verdadera victoria; ellos son los verdaderos enemigos.

No desperdicien el tiempo en charlas no productivas. No cambien vuestras creencias según las cambiantes lealtades y los cambiantes entornos. Al acusar a otros de oportunismo, tengan cuidado de no caer ustedes en el mismo mal. Dios es inherente en todo, en cada ser. Lo pueden encontrar en y a través de todo lo que ven o hacen. En el cáliz dorado de vuestro corazón, Él es la Sabiduría que cumple. Cerrando los ojos a este hecho, están extendiendo vuestras manos hacia afuera para arrebatarla. Puede que sean compasivos, pero esa emoción debe ser regulada y pura. Cierta vez un hombre compasivo trajo a su casa a un pez que encontró luchando en la orilla del río en plena crecida; lo puso entre los pliegues de una abrigada manta y le vertió café caliente por su garganta. Pensó que estaba sufriendo un ataque o un resfrío. El café caliente mató al pobre.

Lo pudo haber salvado arrojándolo de vuelta a la creciente. Carecía de la inteligencia que pudo haberle dicho qué hacer.

Muchos líderes en los tiempos actuales tienen compasión, pero no poseen inteligencia. No saben cómo solucionar la angustia que ven y con la cual se compenetran. Hablan de la necesidad de establecer paz en el hogar y prosperidad en el exterior; pero sus actos traicionan su ignorancia acerca de los medios mediante los cuales podrían tener éxito. ¿Cómo pueden tener éxito si promueven el odio y la deshonestidad? Cualquier éxito logrado al adoptar los medios incorrectos, sólo será trivial y transitorio. Sólo medios pacíficos, sólo medios que son forjados desde el Amor, pueden asegurar beneficios duraderos y verdadera Paz. No teman; no se asusten. Ese es el mensaje de Dios para el hombre. Los brutos temen; las bestias se asustan.

El hombre tiene que estar por encima de ambas debilidades.

Tengan fe en la Verdad y estén establecidos en la Moralidad. No le deben temer a nadie, pues Dios estará de vuestro lado. No se asustarán, pues todo será visto por ustedes como Divino.

“Yo soy el testigo de la actividad, no un participante”.

Hablando de nombres, les mencionaré también esto. Algunas personas a quienes no les importa la verdad ni la rectitud podrían adoptar el nombre de Sathya Sai, fundar instituciones en ese nombre; ellas sólo pueden ansiar la cáscara externa de la fama y de la fortuna; pero ustedes deben saber que ellos están desconectados de Mí y se encuentran comprometidos en actos que Yo no he autorizado. De hecho, Yo soy el Testigo de la actividad, no un participante. Soy como el ventilador eléctrico; lo encienden, da una fresca brisa. Lo apagan, les permite achicharrarse en el calor. No tengo gustos ni aversiones. Aquellos que hablan mal de Mí están también recordando Mi nombre y están obteniendo dicha de ahí, y así quizás unas pocas paisas (centavos). Son felices al escribir falsedades; ustedes son felices al cantar la verdad. Ambas Me son indiferentes. He venido con una tarea que Me he impuesto. Esa tarea continuará, de victoria en victoria, a pesar de la alabanza o de la acusación.

No puede ser detenida ni entorpecida.

La verdad no conoce derrotas ni temores.

Ningún rastro de temor puede opacar la pureza del corazón que está brillando en el esplendor de la Verdad. Soy Sathya Sai.

Sathya Sai significa (como el significado del nombre Sesha Sai, Aquel que está apoyado sobre, que se sostiene sobre las macizas espirales de la venenosa víbora Sesha o las macizas espirales de los deseos objetivos) aquel que está apoyado en la Verdad, que se sostiene sobre la Verdad, cuyas macizas espirales de los deseos objetivos no puede enredar. La Verdad no conoce derrotas, la Verdad no conoce temores. Avanza haciendo caso omiso de aclamaciones y declamaciones.

No se apeguen demasiado al mundo, pues siempre es rápida y furiosamente cambiante. Estén siempre preparados para caer en las manos de la Muerte, alegre y elegantemente, con gratitud por las oportunidades brindadas estando vivo. Nunca estén afligidos, pues Dios reside en ustedes como vuestra Verdad.

Más adelante, en las últimas etapas de vuestra vida, cuando miren para atrás sobre vuestras faltas y éxitos, tendrán que decir, como dijo Purandharadhasa: “¡Ay!, no encontramos Dicha en esta vida como hombre”. No pasen vuestros días de tal manera.

Estén advertidos ahora de ello. Utilicen los días asignados para transitar hacia el Amor, la Dicha y la Paz.

En esta parte del país al Día de Año Nuevo se lo llama Yugadhi, el Día Inaugural de la Era, como si se estuviese abriendo una gran nueva época. Esta es una oportunidad para reflexionar sobre la vastedad del tiempo, su velocidad, el breve lapso que compartimos en esta vida vuestra y a la cual debe dársele el mejor uso. Reflexionen sobre el comienzo de las cosas, de la naturaleza, de la vida, del hombre, del corazón, todo emanando de Dios y transitando hacia Dios. Moren en la grandeza de esta procesión desde el nacimiento hasta la Liberación, a través de vida tras vida. Háganse conscientes de que ustedes, la Naturaleza y todo lo que es, fue y será, son Dios.

Para alcanzar esta toma de conciencia, el Amor es el medio más seguro. No le causen dolor a nadie a través de la palabra y la acción. Controlen vuestras pasiones, emociones e impulsos, especialmente la ira, la envidia y la codicia. Éstas hacen crecer al ego y lo convierten en una poderosa arma. Estando esclavizados por vuestras pasiones, ¿cómo pueden adelantarse y reclamar respeto? Sólo los cobardes ceden a sus sentidos o pasiones. Los hombres valientes los enfrentan y ganan. El héroe es aquel que gobierna su mente y frena sus impulsos; el cero es quien es gobernado por ellos. Manténganse firmes al igual que la roca cuando golpean las olas. Tengan fe en vuestros ideales, en Dios. No permitan que flaquee la fe cuando llegue el fracaso a vuestras puertas. Enfréntenlo como un nuevo desafío y triunfen. Vuestra Vishwaas (Fe) no debe ser como vuestra Swaas (Respiración); pues swaas entra y sale, ahora está adentro y ahora afuera. Dejen que vuestra vishwaas sea firme, sin alteraciones de entradas y salidas. Si la fe es una única corriente continua plena, la Gracia también será derramada sobre ustedes en una única corriente continua plena.

Brindavan, 24/3/1973.

Las cuatro metas establecidas por Sai, de hecho, son aquellas establecidas por los Vedas. Ellas son Sathya, dharma, Shanti y prema. La humanidad tiene que comprender la importancia de estas cuatro metas, aceptarlas, adorarlas y practicarlas en la vida diaria. Recién entonces la Divinidad latente en el hombre puede resplandecer en toda su gloria.