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Discursos dados por Sai Baba

37. 17/06/74 Enciendan la lámpara

Enciendan la lámpara

Enciendan la lámpara

17 de Junio de 1974

Brindavan, Curso de Verano

Durante los últimos treinta días han estado escuchando exposiciones sobre el significado y la importancia de las palabras Védicas, como Brahman, Prajapathi, Vaachaspathi, Saraswathi y Brihaspathi; también se les ha dicho la verdadera importancia del nombre de Bharath que lleva este país. Es necesario que reconozcan, incluso cuando son estudiantes, que los Vedas son la base de la cultura de este país, los guías para el progreso material al igual que el espiritual. Cuando ustedes comprendan los himnos, los versos dedicatorios, las directivas de los rituales y las fórmulas invocatorias contenidas en los Vedas, la vida estará plena de paz y segura contra los vientos de la fortuna, tanto buena como mala. Es natural para todo ser buscar la felicidad.

No obstante, todo ser debe saber que la felicidad no emana de las cosas materiales del mundo objetivo.

Ustedes son alumnos y, por lo tanto, debo decirles que el tipo de educación que no les confiera una honrada felicidad, el inconmovible sentido de ecuanimidad, la conciencia de la Divinidad detrás de cada partícula en el Universo, no tiene derecho a ese nombre. La educación debe implantar ideales elevados y encender la lámpara de la sabiduría. En la actualidad, la educación apunta a proporcionar un sustento; es un negocio para el sustento. Pero, ¿no tenemos millones que han pasado por esta fábrica, gastando dinero y tiempo precioso en el proceso, al igual que ustedes, pero ganando no obstante un sustento decente y disfrutando de paz y alegría en ello?

A medida que avanza la ciencia, el hombre se convierte en una amenaza para el hombre.

Aunque no hayan pasado por la escuela y la universidad, han tenido la instrucción más valiosa en la Universidad de la Vida.

¡Cualquier sistema de educación que no les ayude a discernir entre lo correcto y lo incorrecto, que no inculque el temor al pecado y el amor a Dios, que no los capacite en los códigos de humildad y reverencia, que no amplíe el horizonte de vuestro asombro y los aliente a servir honorablemente a vuestros padres y que no los inspire a dedicar vuestra habilidad y logros al progreso de vuestra familia, pueblo, comunidad, país, idioma y nación, está condenado! La corrupción y la crueldad, que están desenfrenados en el país, pueden ser remontadas a este grave defecto. La codicia egoísta, la ostentación y la injusticia prevalecen en todas las áreas. La nación no tiene paz y la sensación de seguridad es débil. Así como la ciencia se desarrolla y la tecnología avanza, la humildad y el amor mutuo también deberían desarrollarse en la misma medida. O si no, el hombre se convierte en una amenaza para el hombre. La sensibilidad humana debe ser tan alta que nadie pueda tolerar la miseria de otros. Pero, cuando uno no se conmueve por la miseria de siquiera sus propios padres, ¿cómo puede cultivarse este rasgo?

¡Estudiantes! Ustedes son puros de corazón. No se deslicen hacia abajo a esas profundidades. Traigan a la mente la Gloria de la Cultura India. No anhelen los placeres triviales de los sentidos; no se condenen a ser necios haraganes; sean activos, honestos; carguen con todos los problemas y desengaños; esfuércense y avancen hacia el éxito o, si no, la nación se debilitará y declinará.

Sirvan a vuestra familia y sean ejemplos para los demás.

Ustedes son un perno, o un tornillo, o una tuerca, o una rueda, en la inmensa máquina llamada Cosmos. Si el perno no está en perfecto estado, toda la máquina tendrá dificultades. No se descorazonen y estén paralizados; si lo hacen, están perjudicando el bienestar del mundo entero. Recuerden que la Cultura India está construida sobre la fe: Soham, “Yo soy Aquello”, el invenci ble, majestuoso, poderoso Aquello, no está construido sobre el principio de somari (el principio de la pereza). El verdadero descanso sólo se garantiza a través del trabajo duro. El sueño es la recompensa por la dura labor física. Y, si el sueño no desconecta la mente del hombre por algunas horas todos los días, él desplegaría toda clase de frenéticas fantasías. Jóvenes personas que son ustedes, trabajen duro; sirvan a los intereses de vuestra familia y país, y sean ejemplos para los demás. Imaginen cómo vuestros antepasados durante la Era Védica estaban ocupados, sin respiro, en buenas acciones y actos benéficos, para que así pudiesen ser felices y hacer felices a otros. Pero, he aquí, los descendientes de aquellos hombres han originado un sistema de educación que ni siquiera asegura una vida diaria decente.

En ese entonces, la educación se llamaba Swaadhyaaya:

(Swa, lo propio de uno; adhyaaya, estudio). El estudio para el mejor progreso de uno mismo (es decir, el progreso espiritual) que da paz y alegría inmensurables. Hoy esta clase de progreso se ha convertido en un tema de ridículo; toda la carrera es detrás de la fama, de la fortuna repentina y del poder sobre los semejantes y sus destinos. Los Vedhavidhas (hombres letrados en los Vedas) no tenían sino un único ideal, el descubrimiento del Yo que sentían que eran.

Los Vedhavidhas marcaron tres estados en la vida del hombre y asignaron un único aspecto de Dios para presidir sobre cada estado. El primero –donde el hombre se encuentra profundamente en actividad de alguna clase u otra en Karma– está presidido por Vaasu. El segundo, bajo la protección de Rudhra, está repleto de reverencial adoración a Dios en todos, descubierto a través del impacto del Amor. El tercero es el estado de jnana, la Sabiduría Suprema, presidida por la fuente de la Iluminación, Aadhithya o el Sol.

El capricho y la fantasía rigen la mente del hombre.

Esta es la genuina Visión Bharatiya, transformar la vida en un peregrinaje hacia el Dios residente en uno mismo, una marcha firme, a lo largo del sendero hacia la Bienaventuranza. No hay tal firmeza hoy. La imaginación y la fantasía rigen la mente del hombre. Ustedes desean una cosa a la mañana; al mediodía cambian hacia otra cosa. Ese deseo no persistirá hasta la tarde. Si vuestro deseo se cumple, alaban a Dios y hacen alarde de vuestra devoción. ¡Pero si no tienen éxito, arrojan a Dios por la borda y hacen alarde de vuestro descreimiento! Recuerdo una historia relacionada con esto. Un aldeano astuto solía entrar al templo del pueblo en las tempranas horas del día y sentarse, con los ojos cerrados, con la esperanza de que las personas lo honrarían como un gran devoto. Ya que no se levantaba y no se ocupaba de sus asuntos hasta el mediodía, al sacerdote del templo se le hacía difícil cerrar las puertas e irse a casa para sus tareas cotidianas. Así, él trazó un plan para detener la molestia. Sabía que la sesión de ojos-cerrados de dhyana (meditación) era toda una presunción. Se sentó detrás de la Estatuilla de la Deidad y, cuando el aldeano estaba bien sentado en su presunción de profunda meditación, dijo en una imponente voz sonora: “¡Escucha! ¡Excelente Devoto! Estoy poderosamente complacido por tu ascetismo y tu firmeza. Ven. Te fundiré en Mí”. ¡Ante esto, el sujeto salió corriendo del templo sin dejar rastro de hacia adónde se había ido! Los padres deberían practicar los valores de la Cultura.

india La devoción y el sentido de entrega de los hombres son similares a aquellos del impostor. La fe es débil, la disciplina está ausente; está faltando la honestidad. Pero no se olviden de Dios o lo ignoren; no sean engañados sobre el apego al mundo; no le teman a la muerte; sean felices con lo que tengan y posean. Vivan siempre recordando el Nombre de Dios.

¡Me pregunto cómo seguirán este consejo! Pues sé que son reacios incluso a repetir el Nombre cien veces por día, o veinticinco, o al menos diez veces. Ustedes se agitan y desperdician vuestro aliento durante horas juntos, pero cuando se trata de la pronunciación del Nombre de Dios, no tienen el tiempo ni la disposición.

Había un hijo que fue instruido por su anciano padre a repetir el sagrado Gayatri exactamente 108 veces al día. El sujeto prometió hacerlo, pero simplificó la tarea recitándolo sólo una vez; ¡y después decía ídem, ídem 107 veces! El mismo muchacho recibió una beca para estudiar en América. El padre lo llevó a un templo cercano al aeropuerto donde él iba a abordar el avión y le hizo jurar ante la imagen de Dhevi que se adheriría a la cultura y tradición de la India mientras estuviese en el extranjero.

Pero regresó con los valores apreciados en esa cultura y tradición, perdidos. El asombrado padre lo llevó al mismo templo y, cuando el hijo se paró frente a la Diosa, La saludó:

“¿Cómo te va, mamita?” y se adelantó para darle la mano. El padre estaba tan pasmado ante este exceso que le atestó dos fuertes golpes allí mismo.

Los padres de hoy no tratan así a sus hijos; aprecian la extravagancia, la insolencia, los vicios y la afectación. De hecho, ellos mismos son hasta peores ejemplos. Los padres y los maestros tienen que ayudar y practicar los valores de la Cultura India. Cuando el tanque está lleno, las canillas ofrecerán agua. Pero cuando el tanque está seco, ¿cómo saciarán los sedientos su sed? Los padres y los maestros pueden obtener Mi Gracia sólo convirtiéndose en buenos y dignos ejemplos para sus hijos e hijas, o sus pupilos o estudiantes. Ustedes alegan tener devoción por Mí; pero deben examinar y descubrir si Yo estoy contento con ustedes. Deben examinar a cada momento si están cumpliendo con las disciplinas que he establecido, con los programas de servicio que he trazado. Esa es la manera de obtener Mi Amor, Amen a los demás y sírvanlos; entonces pueden ganar Mi Amor.

Brindavan, Curso de Verano, 17/6/1974.

¡Los videntes de Dios declaran lo que han visualizado y, cuando las personas ponen su fe en ello, esto es condenado como fe ciega, como si la creencia de las personas en los grupos de estrellas en la Vía Láctea, de acuerdo a lo declarado por aquellos que las han visto, no fuera ciega! tengan fe en lo Divino y podrán experimentar lo Divino. tengan fe en sí mismos y podrán tener fe en Dios.

Sri Sathya Sai