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Discursos dados por Sai Baba

42. 31/05/72 Tónico para la juventud

Tónico para la juventud

Tónico para la juventud

31 de Mayo de 1972

Brindavan

¡MANIFESTACIONES DEL Alma Divina!: Están ustedes aquí frente a mí, resplandecientes con la inspiración que han absorbido de esta atmósfera de paz y autocontrol, con la visión que han adquirido sobre su propia realidad, el sentido de misión que han cultivado, las resoluciones con las cuales se han comprometido y el vigorizante contacto que durante estos treinta días han tenido con maestros que son guías sinceros de la juventud. Se les han enseñado los elementos de yoga (autocontrol) y meditación, la unidad esencial de todos los diferentes caminos hacia la realización del Ser, las medidas correctivas necesarias para una vida de paz y alegría en este mundo dominado por la tecnología.

Mañana, cuando partan hacia sus hogares, estoy seguro de que sus corazones estarán anhelantes de Dios, aunque sus cuerpos viajen a sus lugares de origen. Estoy contento de esto, porque el tesoro de la devoción es más precioso que el oro, la plata y las propiedades. Éstos no pueden conferir paz mental o alegría perdurable. La virtud es el verdadero cofre del tesoro; un carácter brillante es el oro universalmente aceptado. La realización de que ustedes son una ola del océano de bienaventuranza constituye la más rica posesión. Ustedes están siendo testigos del apuro de los príncipes en la India; esto demuestra que el poder, la autoridad, la posición, no son sino destellos vanos. Las lluvias llenan los estanques hasta el borde, y durante un breve lapso, hordas de ranas croan en sus orillas aclamando la gloria y la riqueza. Pero dejen que el estanque se seque un día, como debe suceder; ni una sola rana se quedará a croar fidelidad o alabanza. Fama y riqueza son tan inestables como las alabanzas de las ranas. Se alcanza la gloria cuando descubren su Ser y gozan en su divinidad.

Consideren qué instruidos, cuán fuertes físicamente, cuán poderosos y heroicos eran los personajes épicos Ravana, Hiranyakasipu, Hiranyaksha, Duryodhana. Cada uno de ellos poseía estas cualidades en amplia medida, pero la ausencia de virtud, del anhelo de ser rectos, de adherencia al dharma, fue lo que los llevó sin remedio a la ruina.

Antes de encontrarse en el campo de batalla, tanto Duryodhana como su rival, el príncipe Pandava Arjuna, se dirigieron hacia el Señor Krishna buscando ayuda. Krishna los dejó escoger libremente. Colocó frente a ellos dos opciones: el ejército, que aumentaría el potencial militar de uno de ellos, y él mismo, el guía y guardián divino, que no sería de utilidad para la lucha directa en la batalla. Duryodhana escogió el ejército; prefirió cantidad, poder humano. Arjuna escogió calidad, poder divino. Krishna era para él una adquisición tan valiosa como la conquista del mundo entero.

El individuo debe instalarse en un carro con las ruedas del desapego y la verdad; entonces el Señor aceptará el cargo de auriga; Él tomará las riendas (la mente) y dirigirá en forma segura y firme a los caballos (los sentidos) por el camino (el sendero de salvación a través de la autorrealización).

Cada uno debe buscar el conocimiento mediante el cual uno puede volverse consciente del Ser infinito, eterno, absoluto. La educación debe dar por resultado este descubrimiento, de otra manera no merece ese nombre. El proceso mediante el cual uno obtiene la destreza para ganarse la vida o para explotar a la naturaleza y a sus congéneres no puede ser verdadera educación. Los libros tan sólo llenan el cerebro con material de segunda mano; la práctica, la experiencia, la vivencia, hacerlo con las propias manos, eso es lo que da comprensión e inteligencia. Estudiar arduamente es sólo una pérdida de tiempo y dinero. El aprendizaje de libros les sirve para obtener calificaciones en la universidad; yo prefiero estudiantes que no tengan anotaciones de mala conducta y otras, aun cuando sus calificaciones sean ligeramente inferiores.

Los estudios deben darle a uno humildad; pero hoy en día los estudiantes padecen de una agresiva audacia. En el campo de la educación encontramos facciones y luchas que corrompen las relaciones entre estudiantes, maestros y directivos. En última instancia los políticos son los causantes de todo esto; ni los estudiantes ni los maestros tienen la culpa. Los estudiantes tienen corazones tiernos, anhelantes, generosos, idealistas y compasivos; ésa es la razón por la cual este día les he dado a todos ellos ropa blanca inmaculada para que vistan apropiadamente en Whitefield (campo blanco).

Campo es kshetra; la personalidad y persona de ustedes son el kshetra, pero deben conocer al Kshetrajna, el Señor del Campo, adquiriendo y conservando la pureza. Qué estúpido desperdicio es degradar el glorioso destino haciendo eco a las explosiones de ira de jactanciosos arribistas que se valen de las energías de ustedes para destruir las propiedades de ciudadanos inocentes y para aterrorizar a la gente. Cuando el tanque está lleno, el agua fluye de las llaves; cuando el corazón es el tanque de amor, compasión y fe, las acciones, palabras y pensamientos contribuirán a la paz y la alegría. Sin embargo, los políticos no reconocen estas necesidades; llenan de odio, envidia y avaricia a los jóvenes y los incitan a la violencia y la ofensa. Los sacan de las aulas para hacerlos vagar por las calles. Los incitan a lastimar a inocentes, destruir propiedades y comportarse salvajemente.

La cultura india, como lo han aprendido de distinguidos expositores en este curso de verano, jamás alienta el uso de la fuerza para lograr cambios en la ley, en las condiciones sociales o en las actitudes de la gente. Gandhi dirigió el movimiento de Independencia sobre lineamientos espirituales que confirieron valor y confianza al pueblo a través de la recitación y reflexión en los nombres de Dios. Gandhi limpió el corazón de la nación de odio y envidia, de temor y duda. Se mantuvo firme en el ideal y en el camino; ustedes también deben hacer lo mismo. Un estudiante tiene al estudio como su ideal y camino. Esta responsabilidad no puede posponerse o cumplirse con negligencia, así que, cualquiera que sea el obstáculo o la tentación, deben ser superados.

Los estudiantes necesitan una atmósfera de paz; los maestros también deben enseñar en una atmósfera de paz y júbilo. Dronacharya le enseñó arquería a Arjuna así como a su propio hijo, Aswatama; pero Arjuna recibió las lecciones con entusiasmo y así se convirtió en el más grande arquero de esa época. Aswatama no pudo elevarse a esa altura. Vincúlense al maestro por medio de la buena fe y la humildad y entonces obtendrán lo mejor de él. Si el conocimiento se imparte con ira y descontento y del mismo modo se recibe, ¿cómo puede el regalo dar fruto?, ¿cómo puede el receptor ser fortalecido por él?

Les bendigo para que puedan avanzar en la vida con la ayuda del ideal e inspiración que ustedes han cultivado durante estos treinta días en Brindavan: la disciplina, la conciencia social, la sabiduría de las eras, las lecciones del pasado y del futuro. Inspírense en ellas siempre que estén afligidos por la duda ola desesperación. Pónganlas en práctica diariamente, mediten en ellas, reflexionen sobre su importancia y significado. Les revelaré una verdad: ustedes tuvieron esta oportunidad como recompensa por el mérito que han acumulado en sus vidas pasadas. No necesito describirles el afecto que sus maestros desarrollaron por ustedes; ustedes mismos fueron testigos de cómo había lágrimas en sus ojos mientras se despedían de ustedes al término de las conferencias. Lo que ellos les enseñaron con tanto amor ustedes deben atesorarlo con gran reverencia. El maestro que los conducirá hacia la liberación de ustedes es su Swami; estaré con ustedes por siempre. Así que regresen contentos a sus lugares y con valor nacido de la confianza en su propio ser; compartan su bienaventuranza y su nueva visión con sus padres, amigos y compañeros, parientes, maestros y con toda la gente con quien entren en contacto. Les exhorto a esforzarse sinceramente por promover sus mejores intereses por servir a los demás.

Les bendigo para que tengan éxito en sus esfuerzos.

Brindavan

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